Regalo

Petra tomó uno de sus libros y caminó hacia el jardín, en su mano traía un mantel a cuadros, el cual iba a poner en el suelo. Deteniéndose debajo de un gran árbol, Petra colocó la toalla roja a cuadros en el césped y se sentó, donde abrió el libro y rápidamente comenzó a leer.

No muy lejos, en lo alto de la ventana, Bryan observa a la bella mujer de cabello color miel y un hermoso vestido azul floreado, tenis blancos y medias con animal. El mismo queda hipnotizado, viéndola leer tranquilamente. De repente, unas mariposas vuelan hacia Petra, que se echa a reír.

Era imposible que Bryan no sonriera ante esa escena.

— ¿De qué te ríes tanto mirando por la ventana? — preguntó Malcon, el fisioterapeuta.

— No estoy mirando nada. — dice Bryan subrepticiamente.

El hombre se acerca a la ventana y ve a Petra tratando de atrapar una mariposa que volaba a su alrededor.

— Ahora entiendo, es encantadora. — dice haciendo que Bryan frunza el ceño.

— Malcon. — Bryan vuelve a aprender.

— Te está gustando, ¿verdad? — pregunta Malcon.

— Claro que no. — Bryan dice rápidamente. — ¿Cómo me puede gustar alguien que apenas conozco? Nos conocemos desde hace pocos días, a pesar de que llevamos casados ​​casi tres meses.

— Pero te sientes atraído por ella. — dice Malcon y Bryan está de acuerdo. — ¿Crees que este sentimiento puede convertirse en algo más grande?

— No sé, tal vez. — dice Bryan con incertidumbre.

— Si crees que lo que sientes podría convertirse en algo más grande, házselo saber. — Malcon dice. — sabes que cuando se entere, no le gustará.

— Lo sé, pero no puedo arriesgarme a arruinar todo lo que he hecho hasta ahora. — dice Bryan abajo. — He llegado hasta aquí, no puedo estropearlo.

— Está bien, ya sabes lo que es mejor para ti. — Malcon dice.

Suena el teléfono de Bryan y lo contesta rápidamente, es Logan.

— Hola, Logan. — dice Bryan, trató de disimular el tono de ira en su voz, Bryan estaba enojado sabiendo que tal vez su amigo lo había traicionado y aún tenía la culpa de su accidente, ya que lo emborrachó a propósito.

— ¿Estás bien, amigo? — pregunta Logan.

— Estoy bien, todavía me estoy recuperando, pero estaré bien. — dice Bryan.

— Qué buen amigo. Y la boda, ¿cómo es? — Preguntó. — Escuché que te casaste en coma, lamento lo que pasó.

"¡Bastardo!" Bryan pensó, pero no dijo nada.

— El matrimonio está bien, a pesar de que me casé inconscientemente y con una novia que ni siquiera conocía, estoy bien. — dice Bryan.

— He visto fotos de ella, caliente. — dice, causando que aflore una ira inusual en Bryan.

Bryan respiró hondo, no podía salirse de control.

— Ella es mucho mejor que Emma. — Bryan dijo. — Tuve suerte.

— Realmente estaba mi amigo. Bryan notó la diversión en su voz. — Como sea, te llamo para decirte que vuelvo a Seattle, y que voy a pasar por tu casa a verte.

— Esas son buenas noticias. Y tu abuelo, ¿está bien? — pregunta Bryan.

— ¿Mi abuelo? ¡Oh! Él es genial. — Logan dice. — Fue solo una falsa alarma.

Bryan notó la mentira en su discurso, supo de inmediato que su abuelo no estaba enfermo, que todo era mentira. Quizás Logan inventó esta mentira para poder retirar el dinero de la empresa y transferirlo a su cuenta, y para justificar su ausencia fingió viajar debido al estado de salud de su abuelo.

— Me alegro de que esté bien. — Logan, voy a tener que colgar. — dice Bryan. — Ha habido un pequeño problema aquí.

— Está bien, nos vemos cuando regrese. — dice Logan, Bryan no dice nada, solo cuelga.

Todavía con su teléfono celular en la mano, Bryan le escribe un mensaje a Adam.

"¡Quiero acabar con ese hijo de puta de Logan! Mintió, su abuelo no está enfermo en absoluto".

"Échale un vistazo, Adam. Está de regreso a Seattle, atrapémoslo y hagámosle pagar por lo que ha hecho".

Muy enfadado, así estaba Bryan en ese momento.

— El tipo ni siquiera sabe mentir. — Malcon dice. — simplemente siendo demasiado tonto para creerlo.

— Se metió con la persona equivocada, voy a hacerle pagar por lo que ha hecho. — dice Bryan.

Su teléfono celular suena rápidamente, lo que indica una notificación de mensaje.

"Está bien, continuaré con la investigación. Lo atraparemos y pagará por todo lo que ha hecho".

"Encontré lo que pediste, te lo envié a tu casa".

El último mensaje hizo sonreír a Bryan.

— Estás sonriendo de nuevo, ¿quién está provocando este repentino cambio de humor? — preguntó Malcon.

Bryan no respondió, solo volvió a mirar por la ventana, donde Petra continuaba leyendo su libro concentrada.

. . .

Petra entró a su habitación con el libro en la mano y notó una caja sobre su cama, se asustó un poco al ver a Bryan ahí, al lado de su cama.

— ¿Qué haces aquí? — pregunta dejando su libro sobre la mesa, junto con los demás.

— Un regalo para usted. — dice Bryan señalando la caja que tenía unos agujeros.

— ¿Qué es? — pregunta Petra con curiosidad.

— Ábrelo y lo descubrirás. — dice, haciendo un misterio de ello.

Petra sonríe y corre hacia donde está la caja, se sube a la cama y se pone de rodillas mientras comienza a abrir la caja. Bryan observaba todos sus movimientos, sonreía como un niño.

— No creo. — dice Petra, sacando de la caja el conejito blanco con manchas amarillas. — Eres perfecto.

Petra volvió a poner el conejo en la caja y se arrastró hasta donde estaba Bryan, se levantó de la cama y se tiró sobre él, sentándose en su regazo y poniendo sus brazos sobre sus hombros, abrazándolo con fuerza.

Bryan la abrazó por la cintura y la atrajo hacia sí, sin embargo, casi se vuelve loco al sentir que ella estaba debajo del vestido corto, no vestía shorts, solo usaba pantaletas, a través de los pantalones de vestir, sintió el calor de su intimidad.

Petra sintió algo duro debajo de ella y se movió, Bryan gimió y la sujetó por la cintura, haciendo que se detuviera.

— No se mueva. — dice cerrando los ojos y respirando hondo.

Petra después de unos segundos se dio cuenta de lo que estaba pasando y saltó del regazo de Bryan, y al mirar sus pantalones vio un gran volumen.

— Yo… tú eres… creo que será mejor que arregles esto. — dice Petra, dándose la vuelta y subiéndose a la cama.

— Debería hacer que resolvieras mi problema, ya que tú lo causaste, pero no te tocaré hasta que tengas dieciocho años. — dice Bryan jugueteando con los botones de su silla y luego saliendo.

Petra lo vio salir de la habitación y respiró hondo mirando al conejo que había en la caja. Sentía que algo le molestaba entre las piernas, así que las frotó y sus pensamientos regresaron a la gran erección de su esposo.

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