20. Un príncipe en Reverie

Las piedras mágicas de colores que harían posible el viaje instantáneo a Reviere fueron colocadas alrededor del carruaje de la princesa, el rey mira desde lejos hasta que desaparece; ruega que Majic esté bien durante su estadía en Reviere, solo espera que el habitante de la residencia aprenda a conocerla más allá de ser la hija del rey Carpio.

La princesa Majic lleva en la mano la carta que el rey le dió antes de partir, le había dicho que aprenda sobre magia rápido para que pueda entender lo que le había escrito con una tinta muy especial; "su Majestad estaba vestido en traje de boda, así que debió dejar sola a Lady Zarila para ir a verla", le dijo Lady Marila y la joven princesa sintió alegría en su corazón.

El viaje instantáneo se ha dado, y el coche vuelve a avanzar, la princesa se asoma por la ventana, a lo lejos se ven las montañas y en ambos lados del camino había muchas flores silvestres, el cielo era de un celeste muy especial, era en definitiva un hermoso lugar.

El paisaje por si mismo alegraba el corazón de la princesa, que emocionada grababa cada imagen en su corazón; sin saber que ese lugar se convertiría en consuelo y cura para las heridas del alma.

En unos minutos más llegaron a un gran portón, custodiado por guardias reales, los que llevaban a la princesa les entregaron un pergamino y pronto las puertas fueron abiertas; en el centro del patio había una gran pileta y la residencia tenía grandes ventanales, el personal del servicio ayudaron a bajar a las damas, y luego fueron a bajar el equipaje, mientras Lady Marila invitaba a la princesa a ingresar.

Cuando llegaron al gran salón de la residencia, sentado en una silla de ruedas estaba un joven de cabellos oscuros y ojos grises, con cierto parecido al rey Fortem, aunque algo más delgado; parecía no tener expresión alguna en su rostro, pero al verlo Majic le pareció estar viendo un ángel, como un vago sueño que alguna vez tuvo, la mirada gris del niño que la acompañaba en los sueños cada noche en aquella torre oscura, hasta que la miró con la misma severidad que él rey lo hizo cuando la conoció.

Lady Marila al acercarse hizo una reverencia, Majic la copió e hizo una reverencia similar.

- "Mis más respetuosos saludos a su Alteza, es un placer a los ojos, ver al príncipe Josag de Fontana y duque de Reviere", expresó Lady Marila con absoluto respeto.

- "Es un gusto verla como siempre Lady Marila, aunque no pueda decir lo mismo de su acompañante, ese cabello rojo y fuerte mirada, solo indica a la distancia que es la hija del verdugo de mis padres", expresó con dolor el príncipe Josag.

- "Es la esposa principal de su hermano, su Alteza, y el ha pedido...", dijo Lady Marila.

- "Sé muy bien lo que ha pedido, lo ha dejado muy bien estipulado en su carta, aunque me pide liberarme de prejuicios, es imposible; hace diez años el padre de ella mató a mi madre mientras la violaba frente a sus hijos, tres años después por la espalda como la rata que es mató a mi padre y nos dejó solo su cabeza para enterrar, hace dos años me ha dejado condenado a permanecer en esta silla la mayor parte de tiempo; ella es la hija de ese maldito, en verdad ¿cree que podré olvidarlo?; sin embargo, le demostraré que en Fontana no somos salvajes, ni cargo culpas ajenas aunque me resultará difícil, la habitación de la princesa ya está lista, espero que le sea cómoda, y que sepa valorarla, solía ser la habitación de mi madre cuando venía acá", expresó el príncipe Josag con resentimiento, y luego manejando su propia silla salió del salón.

Majic siguió a Lady Marila, pensando en lo que había dicho el joven en la silla, que había resultado ser el hermano de su esposo, su rostro tenía aspecto angelical, pero su mirada y voz eran extremadamente amenazantes.

Cuando ingresaron a la habitación, Majic quedó sorprendida, era muy hermosa, ni cuando vivía con su madre había tenido una así; en una de las paredes estaba un retrato, una mujer con los mismos ojos grises del príncipe Josag, pero los cabellos dorados cual oro, muy hermosa y elegante.

Majic quedó mirando fijamente a la mujer, era muchísimo más hermosa incluso que Lady Zarila, que para la princesa era la mujer más linda que había visto tan de cerca.

- "Es muy hermosa, y su mirada es tan dulce", dijo Majic mirando absorta la foto.

- "Es la reina Krasa, la madre de su majestad y del príncipe Josag, la última reina de Fontana", expresó Lady Marila, "y debemos convertirla en alguien tan digna como ella, princesa", continuó diciendo.

- "Imposible, ¿cómo podría convertirme yo en alguien como ella?", cuestionó la princesa.

- "Llegado el tiempo, así que esfuérzate. Yura ayudala a acomodarse, el resto del servicio se encargará de poner todo en su lugar; pero vengan, quiero enseñarle algo, (abriendo una de las puertas) este el cuarto de baño, el aseo es muy importante en una princesa ambas deben asegurarse que la princesa siempre esté limpia de pies a cabeza, (dirigiéndose a otra de las puertas, que llevaba a un pasillo y a otra puerta) esta va a ser tu habitación Yura (la muchacha miró sorprendida) podrás ir por ese pasillo y tocar la puerta a la princesa e ingresar directo por cualquier eventualidad", expresó Lady Marila, continuando explicando cada cosa que había alrededor.

La princesa Majic y Yura miraban asombradas cada cosa que les mostraba Lady Marila, y de vez en cuando la princesa hacia alguna curiosa pregunta.

Cuando por fin estuvo sola, la princesa Majic salió a respirar el aire primaveral de aquel lugar, desde ahí se podía ver la laguna y las montañas de colores a lo lejos; todo le parecía mágico, de pronto sintió que alguien la observaba, bajó su mirada y en el jardín estaba el príncipe Josag con esa expresión seria.

El príncipe no podía creer que tuviera que compartir la residencia con la hija de su peor enemigo; pero Lady Marila le había dicho que se de la oportunidad de conocer mejor a la princesa Majic, y tal vez le ocurra lo que ha pasado con ella y el rey, descubrir que aquella niña dos años menor que él, tenía un corazón bueno y mágico; así que, la quedó mirando por largo tiempo, a ver si podía ver el nivel de magia que albergaba esa menuda princesita y esa extraña sensación de haberla conocido antes, aunque resultara loco; ambos pronto se enfrentarían a su destino.