17. Una promesa de amigos

El rey estaba en el despacho sintiéndose el peor hombre del mundo, le había fallado a su primer amor dañando su dignidad y sentía que también le había fallado a Majic, quería convertirla en la esposa adecuada para que no sea franco de ataques en el palacio y llegado el momento, cuando ya tuviera la edad adecuada convertirla en su mujer, madre del heredero y reina de Fontana; que tenía esa niña, que si bien no la amaba, sentía que debía respetar.

Tesko ingresó al Despacho trayendo los documentos que debía firmar la princesa Majic para que empiecen los preparativos de la segunda boda; las dejó en el escritorio, viendo la expresión perdida que tenía el rey, se preocupó de que el monarca se arrepintiera de su decisión.

- "No se sienta tan mal, a veces es difícil controlar los sentimientos, lo que pasó con Lady Zarila probablemente ocurrió por el amor desmedido que siempre le ha tenido", dijo Tesko.

- "No quiero hablar de eso, quiero que no lo vuelvas a comentar, lo que viste es como no hubiese ocurrido, la dignidad de Zarila no debe estar en tela de juicio, el canalla fui yo y no volverá a ocurrir, así que no vuelvas a comentar el asunto", manifestó el rey con severidad en el rostro.

Tesko se retiró rápidamente, esa mirada del rey solo la había visto en el campo de batalla, había olvidado que su majestad era un guerrero formidable, no hablar del asunto sería lo mejor, si el monarca descubriera la verdad, sus cabezas rodarían por la tierra.

Al medio día, el rey subió al carruaje a Lady Zarila; ella no sabía qué decir así que solo lo miraba con expresión avergonzada.

- "Dame un poco de tiempo, hablaré con la princesa, y luego de ello, enviaré la carta de matrimonio a tu padre, una vez que él acepte, se realizará la boda; espero entiendas que debe ser algo pequeño, no puede exceder a mi primer matrimonio, y ese fue de por sí sencillo"; expresó el rey, sin expresión en el rostro.

- "Entiendo, no se preocupe su majestad", respondió Lady Zarila.

De pronto apareció en el patio, la princesa Majic con un ramo de rosas que ella había recogido, y se las obsequió a Lady Zarila.

- "Gracias por los regalos, no tengo que ofrecerle señorita, espero que le gusten las rosas", dijo Majic con una sonrisa en el rostro.

Lady Zarila las recibió disimulando alegría, y el rey sintió como si un cuchillo fuera clavado en su corazón, desconociendo lo sucedido y con la inocencia que la caracterizaba había sido sinceramente amable con la mujer que pretendía obtener toda la atención de su esposo.

Cuando el carruaje de Lady Zarila se perdió en la distancia, la princesa Majic tomó de la mano al rey, quien se sorprendió de la acción de la princesa.

- "Me gustaría mostrarle algo a su majestad, ¿me acompaña?", expresó sonriente Majic.

El rey solo asintió con la cabeza y tomado de la mano de la jovencita la siguió hasta una de las fuentes del jardín.

- "Ve cómo cae el agua del pico del cisne de piedra, ¿no cree que es mágico?", consultó la princesa con esa mirada de asombro.

- "Sí es mágico como tú", respondió el rey.

La jovencita se sonrojó, ella no se explicaba todas las emociones que le provocaban a ella la presencia del rey, le agradaba estar a su lado, aunque a veces tuviera esa mirada severa, sentir la gran mano de su majestad sujetar su pequeña mano le daba seguridad, si eso era el matrimonio entonces estaba feliz de que haya sido con él, se decía Majic.

Una lágrima cayó por la mejilla del rey, se sentía muy culpable, era cierto se había dado cuenta que la jovencita se había ilusionado con él, sabía que por ahora no podía corresponder a ningún sentimiento, pero esperaba que con el tiempo lo pudiera lograr; sin embargo, después de lo sucedido con Zarila, sabía que tenía que ser cuidadoso con la niña de cabellos rojizos frente a sus ojos.

- "¿Le duele algo su Majestad?", dijo Majic mientras limpiaba la lágrima del rey.

- "Creo que se me metió una pajita al ojo. Hoy estás muy alegre, no te atrevías antes a tocarme", respondió el rey.

- "Se supone que nadie debe de tocar al rey, eso sí lo sé, solo que Lady Marila dijo que como soy su esposa sí podía hacerlo, pero si le molesta no lo volveré hacer", respondió tímidamente la princesa y bajó su rostro.

- "No me molesta, puede hacerlo princesa cuando quiera", dijo el rey.

- "Entonces ¿promete no molestarse si lo toco?", preguntó con esos ojos brillantes, la princesa.

- "Es una promesa del alma, la princesa Majic podrá tocar a su Majestad cuanto quiera, y no se molestará, porque seremos amigos por siempre", le prometió el rey a la princesa, y ella dibujo una enorme sonrisa en su rostro.

El rey y la princesa caminaron por el jardín por más tiempo, Fortem se emocionaba de las ocurrencias de la princesa y en esos momentos volvía a sentirse un adolescente; hasta que recordaba que debía hablar con ella de la segunda boda y sin más remedio debía regresar a su realidad.

Antes de la cena, el rey estaba mirando los papeles del segundo matrimonio, sabía que debía cumplir con Lady Zarila; de pronto Lady Marila llamó a la puerta.

- "Pase Lady Marila, tome asiento, ¿desea algo?", preguntó el rey.

- "Ayer le pregunté si su majestad, tomaría a Lady Zarila como su segunda esposa, y necesito la verdad para poder diseñar el programa para convertir a la princesa Majic, en una esposa adecuada, y eso depende mucho si será la única o la primera esposa", cuestionó muy resuelta Lady Marila.

- "Es cierto, deseo convertir a Lady Zarila en mi segunda esposa, debe hacer a Majic lo suficientemente fuerte para afrontar el rol que le tocará asumir", expresó el rey tratando de mantenerse sereno.

- "¿Por qué lo hace?, es tan parecido a su padre, aunque lo oculte sus ojos lo delatan; sin embargo, nada puedo hacer si la decisión fue tomada, no me pida que la convenza de firmar la aceptación, eso deberá hacerlo usted; pero como le dije, dependía de eso el programa que tengo en mente, y dada la situación, deseo llevarme a Majic del palacio", expresó Lady Marila.

- "¿Por qué?", cuestionó el rey.

- "La princesa es una adolescente que se está enamorando de usted, ¿podrá sentirse segura si tendrá al frente a la segunda esposa de su Majestad?, que está perfectamente preparada para esta vida; se la pasará comparando con ella y se frustrará, y retrasará su aprendizaje, además la corte preferirá a Lady Zarila antes que la princesa Majic, después de todo sigue siendo hija del rey Carpio, además acá no tendrá la libertad de equivocarse y volver a empezar, porque será el objeto de burlas ante la constante comparación con su segunda esposa. Hablamos de esa posibilidad cuando me planteó ayudarla, usted mismo consideró la opción", dijo Lady Marila con absoluta serenidad.

- "Sé que hablamos de esa posibilidad, solo que hay tanto por hacer y sera difícil ir a verla constantemente...", expresó el rey.

- "Eso también es bueno para ella, cuando adquiera conocimiento podrá distinguir el deber del amor, ella debe saber que no es la dueña de su corazón, su presencia constante ahora la confundiría y enamorada la presencia de Lady Zarila le dolería, ¿puede entender su Majestad?, manifestó Lady Marila.

El rey asintió, por alguna razón le dolía tener que alejarse de la princesa Majic, pero lo que decía la mujer mayor que tenía en frente era cierto; después de todo que sentimientos guardaba por esa niña que no fuera compasión, además después de su tiempo en la fuente y el jardín, algunos recuerdos de su pasado volvieron, y sabía que sin querer había robado el derecho de matrimonio de alguien más, no había sido su intención, y si pudiera deshacer el matrimonio sin continuar con la guerra lo haría sin dudar.

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