9. Falsa acusación

La princesa Majic se había acercado a la chimenea para calentarse, porque había bajado la temperatura y el ligero abrigo que le habían dado para el paseo, no era suficiente; así que sobaba las manos cerca al fuego para entrar en calor.

Algunas damas de la corte habían llegado y saludaron amablemente a Lady Zarila, pero ni se dirigieron a la princesa Majic, pese a ser la esposa del rey nadie la respetaba por el padre que tenía; la joven princesa ni se había sentido afectada, había recibido tanto maltrato en su propia casa que la indiferencia hacia ella no le afectaba.

Lady Zarila se acercó a Majic, y la empujó un poco más a la chimenea, la joven princesa no pudo evitarlo y una pequeña llama se pegó a su abrigo, trataba apagando con sus manos, y gritó del dolor que le provocaba quemarse un poco más las manos; cuando Lady Zarila se dió cuenta que se acercaba el rey, se pegó un poco a la princesa y se quemó ligeramente su vestido.

- "¿Porqué hace eso princesa?, no me haga daño", gritaba Zarila haciéndose la víctima.

- "¿Qué pasa acá?", preguntó el rey.

- "Su majestad, no se qué pasó con la princesa, me atacó de repente y me quiso quemar, solo que no midió lo que hacía y se terminó quemando ella, fue horrible su majestad", expresó Lady Zarila, fingiendo angustia y abrazándose al rey.

- "No puede ocultar lo que lleva en la sangre", dijo Tesko con clara intención de indisponer al rey contra la joven princesa.

El rey se acercó a Majic, vio sus manos con algunas quemaduras, la princesa no decía ninguna palabra, cuando vivía en la torre y la acusaban de hacer algo malo, la castigan mucho más si ella se defendía de la acusación, así que en esas ocasiones optaba por guardar silencio, así que hizo lo mismo cuando fue acusada por Lady Zarila.

Las damas de la corte afirmaron que lo dicho por Lady Zarila era verdad, obviamente en el palacio, la princesa de Susumira no era querida así que nadie saldría en su defensa.

- "Llévenla a mi habitación, y llamen al doctor para que la examine", ordenó el rey, causando la sorpresa de todos, "Lady Zarila me disculpo en nombre de mi esposa, siento mucho el mal momento, repararé los daños de sus vestidos; que los soldados la acompañen a casa", continuó diciendo el rey, para luego ir detrás de la princesa Majic.

A Lady Zarila y al Consejero Real Tesko no les gustó para nada la actitud del rey; se llenaron de más odio contra la princesa Majic, inocente de las maquinaciones que se tejían en la corte real de Fontana.

La princesa Majic estaba muy nerviosa en la habitación del rey, ya estaba oscuro y el recuerdo de la noche anterior la aterraba; cuando las puerta se abrieron e ingresó su Majestad, no supo que hacer.

- "Tranquila, no te voy a lastimar, no voy hacer algo que tú no quieras, por favor, déjame ver tus manos", dijo el rey acercándose lentamente.

La menuda princesa extendió sus manos, era extraño porque cuando las vio en el salón, las quemaduras parecían más serias y ahora parecían menos graves; desde afuera anunciaron la llegada del médico; el rey lo hizo pasar inmediatamente.

Ingresó un hombre mayor ya y una muchacha, eran el médico y su asistente, el rey le pidió que examinara a su esposa; con mucho cuidado revisó sus manos, y aplicó unas pomadas y unas vendas; que indicó deberían cambiarse cada cierto tiempo, mencionó que le indicaría a las sirvientas cómo debería hacerlo, pero Majic le indicó que por favor le enseñara, sus ojos fueron tan suplicantes que el médico accedió y el rey no tuvo objeción.

A Majic muchas veces en la torre la olvidaron a su suerte completamente cuando por alguna razón tenía una herida, como si esperaran que muriera, así que no confiaba que alguien hiciera algo por ella.

El rey se acercó a ella, quien estaba mirando las vendas en sus manos, la princesa lo miró con miedo y Fortem solo podía sentirse mal, le habían quitado el abrigo algo chamuscado y solo estaba con el sencillo vestido verde con el que había salido a ver las edificaciones.

- "Debes tener hambre, haré que te traigan algo de comer", dijo el rey.

- "¿Puedo ir a mi habitación?", preguntó temerosa la princesa.

- "Me aseguraré de que comas, luego podrás ir a tu habitación, se que es difícil que confíes, pero te aseguro que no te haré daño", manifestó el rey para luego salir de la habitación.

Después de ordenar al mayordomo que preparen una vianda y la lleven a su habitación; se dirigió al gran salón para mandar con un guardián que avisen a Lady Marila que la necesita temprano en el palacio.

- "¿Por qué hace venir a Lady Marila tan temprano, su Majestad?, desde hoy empezaba su descanso a los servicios de su majestad, después de todo ya tienes esposa", preguntó Tesko.

- "Una esposa a la que nadie acá hará caso, ¿cierto?, ¿cómo podrá organizar la administración de mi palacio, si todo el mundo la desprecia?", manifiesta el rey.

- "No puedes culpar a nadie por tratarla así, es la hija del rey Carpio, y hemos sufrido por su embate; por eso también debes tener una segunda esposa, Lady Zarila es perfecta para ello, además su esposa lleva la maldad en la sangre y por eso lastimó a la mujer que usted ama, ¿o ya la dejó de amar?", responde Tesko.

- "Estoy agotado Tesko, he hecho todo esto por la paz del reino, les guste o no, la princesa Majic es la esposa del rey, y merece un mínimo de respeto; tú lo dijiste se convertirá en la madre de mi hijo, ¿se puede aborrecer a la madre y amar al hijo?", expresó el rey mirando fijamente al Concejero Real.

Tesko era un hombre de treinta y cinco años, hace diez años cuando inició la guerra con Fontana, su padre murió protegiendo al rey Gorgeous, padre de Fortem, quien lo acogió en el palacio, ganándose la confianza de la familia y convirtiéndose en el amigo del príncipe heredero, quien en ese entonces tenía dieciseis años. Tres años después, el rey fue cruelmente asesinado y con diecinueve años Fortem se convirtió en el nuevo rey de Fontana.

Influenciado por la amistad que habían construido en esos tres años, Fortem lo nombró Consejero Real, y con ese rol, había seguido alimentando el odio del rey Fortem en los últimos siete años; logrando también que el joven monarca hiciera cada una de las cosas que le aconsejara; sin embargo, la guerra era continua y cada vez ocasionaba más daño al reino, así que buscando detener todo hasta que pudieran recuperarse, recomendó al rey que aceptara la propuesta de tratado de paz por matrimonio traída por el resto de reyes de la Comunidad de los reinos mágicos de Hurmaya.

El Consejero Real estaba perplejo ante la actitud del rey, desde que llegó al palacio sabía que el monarca siempre estuvo enamorado de Lady Zarila, dos años menor que el rey; y pensó que aceptaría de buena gana casarse con ella, a pesar de que corresponda a una segunda esposa, sin embargo, le desconcertaba la idea de su negativa, no entendía cómo esa princesa descuidada y extravagante, había logrado que el rey Fortem no siguiera sus consejos y tuviera piedad de la hija más amada de su peor enemigo, asesino de sus padres.

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