CAPÍTULO 11

Me quedé dormida, con la ropa puesta, viene a despertar, a la mañana siguiente con el sonido del celular, di varias vueltas en la cama, buscando el teléfono que estaba en mi bolsillo, después de varios timbrasos, tomé la llamada, todavía adormilada.

— Sí,

— ¿Estabas dormida?

Era Mady del otro lado del teléfono, estaba tan cansada que me quede dormida, desde que me tiré a la cama, ayer fue un día largo, quien me puede culpar.

— Zara, recuerdas que vamos de compras, ¿no te haz levantado?

— No, ¿qué hora es?

— Ya son las nueve, levanté por favor, mi hermano dejará a mi madre en tu casa y nos llevará de compras.

— ¿Porque el tiene que ir?, ¿qué valla a trabajar?

— Es tu prometido, no seas así.

— Un prometido de mentira, que de de molestarme, y se valla a trabajar, podemos simplemente ir con el chófer.

Mady de río, parecía muy divertida con esta situación ahora tengo que ver a este tipo todos los días, en todas partes, esta bien, que nos vamos a casar, pero esto es un negocio, que deje de hacer el papel del prometido ideal.

— Sí no ahí otra opción, entonces esta bien, ¿a qué hora vienen?

— En media hora estamos por allá

— Está bien, adiós.

Tiré el teléfono a un lado, me moví en la cama de un lado a otro, y después de unos pocos minutos me levanté de la cama, no quería que se me hiciera tarde, de inmediato me dirigí al baño, me quite la ropa, y entre a la ducha, abrí la llave del agua caliente, tomé el jabón y me lavé todo el cuerpo con él incluso el pelo, salí rápido de la ducha, cepille mis dientes, tomé una toalla y sali del baño, ya en la habitación sequé mi pelo con otra toalla, abrí mi closet, encontré algo de ropa casual, un pantalón, una blusa, unas sandalias, una cartera a juego con el calzado, sequé mi cuerpo, luego me puse un set de ropa interior de color crema, ya que el pantalón era crema, y la blusa blanca.

Me hice una cola, algo de polvo y un brillo de labios, y perfume, entre cosa en mi bolso, mis tarjetas de crédito, el celular, el brillo, el polvo y el perfume, además de algo de dinero en efectivo, por si acaso.

Salí de mi habitación y lo primero que escuche fue una pelea campal entre mis padres, los gritos e insultos estaban en el aire, llegué a escuchar algunas cosas mientras baja las escaleras, me detuve a escuchar.

— Vives llorando por los rincones, pero eres tu que volvería a tu hija una egoísta y una vanidosa, solo te interesas por Jenny, no te importa Jimmy o Zara, todo esto es tu culpa.

— ¿Por qué es mi culpa?, yo solo quería lo mejor para mí primera hija, es natural que los padres tenga hijos favoritos, mira tu, solo tiene a Jimmy y Zara en tus ojos, mientras que a mí pobre Jenny no la tratabas igual.

— Tú, pobre Jenny, ¿qué le falto en esta casa?, ¿qué le negué?, ¿Dime?

Mi madre se quedó callada, no tenía nada que alegar, pero entonces dijo palabras que no pensé escuchar de ella,

— Tú solo quieres a Jimmy y Zara por qué se parecen a ti, pero Jenny es igual a mi en todo, como no sentirme más conectada con ella, que con Zara, si hubiera sido mi decisión solo hubiera tenido una hija, pero tu querías una familia grande.

— Gracias a Dios, por mis otros hijos, por qué si solo hubiera tenido esa decepción como hija, me hubiera matado del disgusto, si no te interesan tus otros hijos, y los tuviste a la fuerza entonces, llora la perdida de tu unica hija, donde Jimmy y Zara no te vean.

Mi madre puso en palabras lo que yo sabía desde hace mucho tiempo, ella solo quería tener una hija, y tuvo a Jimmy y a mí, para complacer a papá, eso explicaba la falta de empeño en la crianza de Jimmy y yo, y que todo su mundo solo diera vuelta alredor de Jenny.

No había notado que Jimmy también esta escuchando todo, bueno era inevitable, todos en la casa podían escuchar los gritos de esa que se decía mi madre.

Para completar el espectáculo, la Señora Mary estaba entrando, cuando mi madre, ni corta ni perezosa dijo.

— Mi sueño era que Jenny se casara con una gran familia como los Smith, de Zara no tenía ninguna esperanza, es verdad me siento mal, y frustrada que la hija de la que menos espere, sea la que cumpla con mis expectativas.

— Hasta que punto me vas a rebajar, no estoy luchando para robar el puesto de nadie, dije mientras terminaba de bajar las escaleras.

Todo estaba en silencio, al parecer se había dejado llevar por las pasiones, y había llegado hasta aquí. La Señora Mary quería decir algo, no encontraba que decir, hasta que después de un largo e incómodo silencio dijo.

— Zara, hija, Dylan y Mady te esperan afuera.

— Hola Señora Mary, ya voy.

Me acerque a esa mujer que durante años llame madre y me llevó al parecer a la fuerza en su vientre.

— Después de mi boda, romperemos lazos, así todo quedara nada entre nosotras, yo no te pedir nacer, creo que Jimmy tampoco, es cierto, ahí muchos padres que tiene preferencia por unos de sus hijos, pero no hasta el punto de arrepentirse de haber dado vida a los otros.

Camine hacia la puerta, sin mirar atrás, cada día, las cosas eran peores, solo faltan dos días para la boda, mañana solo faltaran un día, tengo miedo de despertar mañana, ver y escuchar las cosas que se harán y se dirán de mi por una boda que yo no pedí, suspiré, vi en auto, me acerque abrí la puerta y subí en él.

— Hola.

— ¿Qué pasó?, me pregunto de inmediato Mady.

— Nada.

Dylan no dijo nada, solo me miró de reojo, y arrancó el auto, estaba enoja, sentía que mi mundo entero se estaba desmoronando, mientras, y todo por culpa del egoísmos de otros.

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