capitulo 6

La luz del sol, entrando por la ventana iluminando la habitación, los pájaros que cantan en las mañanas.

Las flores abriendo sus capullos, para recibir la luz de sol.

Las mariposas posando se sobre estás, una que otra tomando el néctar de las flores, todo era muy bello, un día soleado. Buen clima.

Eso era para cualquier persona, menos para Edgar. Despertándose por la luz del sol iluminando le el rostro, Edgar se llevó el brazo al rostro para evitar la luz.

Solo para recibir un fuerte dolor, no solo le dolía el brazo. Si no, que el cuerpo y especialmente su zona baja lo estaba matando.

Fue aún peor, cuando sintió algo húmedo escurrirse entre sus piernas.

Se preguntó, si todas las veces serían así, aunque aún recordaba la mirada de Eduardo de la noche anterior. Lo miraba con odio y con asco, se preguntó si alguna vez lo había dañado.

Pero eso le era imposible, él jamás habla con él. De las pocas veces que lo vio, nunca entablaron conversación.

¿Entonces por qué lo odiaba tanto?

Haciendo un gran esfuerzo para sentarse, con dolor. Logro ver qué su cuerpo estaba lleno de marcas, no solo de marcas rojas, sino de marcas de manos. Anoche Eduardo lo agarro con mucha fuerza. Hasta el punto que Edgar, se preguntó si le iba a romper algún hueso.

Aún con los recuerdos de anoche, solo esperaba que no se repitiera. De cierta forma. Edgar, no quería pasar por aquello otra vez.

Necesitaba bañarse pronto, pero le era muy vergonzoso pedir ayuda. Nina lo podría ver en aquel estado, y eso lo hizo avergonzar aún más. No quería que la persona que prácticamente lo crío, lo viera de esa manera.

Justo cuando se estaba por levantar, a pesar del dolor. Tocaron su puerta.

Edgar, ajustó su tono de voz para no parecer nervioso- ¿quién es?

Del otro lado de la puerta, Nina estaba con una bandeja de comida. - amo Edgar, soy Nina le traje el desayuno.

Edgar, nervioso porque Nina lo viera en ese estado. Hizo todo lo posible para taparse con una manta, haciéndose un ovillo en la cama, dijo - adelante, puedes pasar Nina.

Nina, que desde muy temprano se había despertado. Anoche no había dormido casi nada, había pasado toda la noche rezando para que el joven Eduardo, sea un buen esposo para su amo Edgar.

Ella más que nadie, sabía cuánto había sufrido el amo Edgar, por lo que, juro que pasaría toda su vida cuidándolo y dándole su lealtad.

Si hubiera sido por ella, prefería ser ella la que sufriera por su amo.

Pero jamás pudo hacer nada, ni aliviar su dolor.

Por lo que hoy se había levantado temprano, con la esperanza de que al ver a su amo Edgar, hubiera una sonrisa o algo en su mirada que por cada cosa que pasaba, pedían su brillo.

Cuando conoció al amo Edgar, él era un niño muy querido por sus padres. O eso parecía en la superficie. Todos sabían, que se esperaba que el amo Edgar fuera alfa.

El niño, de ojos azules oscuros, pero con un brillo único en sus ojos que parecían puros, al pasar los años fueron perdiendo su brillo, ya no veía la sonría de su amo Edgar.

Pero, Nina se había preguntado una vez si la codicia humana podía llevar a detestar a su hijo, solo por ser Omega. La respuesta para aquella pregunta fue, sí. Aún a pesar de saber en qué sociedad vivía, esperaba poder ver qué no todos eran así.

Lastimosamente, todos los que rodeaban a su amo Edgar, tenían sus ambiciones y no quería a su amo Edgar. A pesar de saber eso, ella si conoció a alguien que era bueno y puro, era por eso que se levantaba todos los días temprano, sentía orgullo de poder servir a alguien que valía la pena.

Solo... Únicamente esperaba que cuando los demás se dieran cuenta de que su amo Edgar, era como una... Como una flor que si la cuidas y le das el cuidado adecuado. Puede llegar a ser la flor más hermosa.

Pero, si la descuidas se marchita y está termina muriendo.

Por eso esperaba, que cuando los demás de que si amo era hermoso y perfecto, que merecía ser cuidado. No fuera demasiado tarde.

Pero, que desilusión se había llevado, cuando entro. Pudo ver a su amo Edgar, haciendo sé un ovillo con una manta. Apenas se podía ver su rostro.

Pero podía que ver en los ojos de su amo, los cuales estaban hinchados por llorar, y que le costaba moverse, cuando Edgar se levantó de la cama.

Nina, puedo ver unas cuantas marcas en ellas, los brazos de su amo Edgar, tenían marcas de manos lo cual era por ser sujetado fuerte. Casi hasta el punto de ser morado.

A Nina, le rompió el corazón. El ver a su amo en ese estado.

Edgar, que sintió la mirada de Nina, a pesar de soportar el dolor sus piernas le temblaban y le dolía bastante. Pero cuando vio que Nina miraba sus brazos, los cuales tenías marcas, le dijo - Nina, no quiero que nadie me vea en este estado, solo tú puedes ayudarme.

Comprendía, únicamente pudo asentir. No pudo imaginar cuan duro abra sido para su amo Edgar, tener que pasar por lo que pasó en su noche de bodas.

Edgar, solo puedo desayunar un poco, su estómago estaba caliente, y le dolía. Por lo que le tuvo que pedir a Nina que le preparara la bañera.

Cuando se bañó, sintiendo el agua tibia en contacto con su cuerpo, se sintió mucho más relajado y liviano, luego de pasar un largo tiempo bañándose para poder limpiarse, le tuvo que pedir a Nina que lo ayudará a acostarse en la cama, él se había cambiado ya.

Cuando pensó, que podría descansar por lo menos un rato, Pedro había llamado a la puerta, pidiendo hablar con él.

Edgar, en respuesta lo dejo pasar, pudo notar que Pedro. A diferencia de ayer que estaba relajado, hoy parecía algo nervioso.

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