Gabriel de Zenda II

Me encuentro sentado en mi escritorio, escucho a Damaris hablar, como cada día me reclama por qué no la tomo como esposa y desechó a Rose de la casa.

Así que he vuelto en el tiempo, pero la grieta está ya hecha, Rose se marchará de esta casa el día de hoy.

Alisto los documentos de divorcio, juro que esta vez estaré pendiente de ella, no quiero que pase necesidades, también siento que es momento que me disculpe.

La escucho hablar afuera, salgo para pedirle que firme lo documentos, al verla quede algo intrigado. Su mirada no expresaba enojo ni asco, al contrario, estaba sereno.. muy tranquilo.

Ella pide que le permita decir unas palabras, recuerdo muy bien que así no sucedieron las cosas.

La escucho hablar, había sentimiento de culpa, como si le doliera todo aquello que hizo, ¿quién es esta mujer?

Al final tomó mi rostro en sus manos y me besó, yo estaba atónito, ¿esto era real?. Ella no paraba de buscar mi lengua así que lo permití.

Podía escuchar a Damaris gritar pero este momento era el que había deseado por años, no había obligación, sé que no es amor pero quizás deseo.

Una vez nos separamos le entregue los documentos de la nueva casa, también le di una compensación monetaria, no quise entregarle los documentos de divorcio, al menos no por ahora.

La vi salir de la casa, ella irradiaba luz, tenía una tranquilidad absoluta que me causaba intriga.

Los días iban pasando, siempre pedía información de ella, al parecer estaba dirigiendo la casa con rectitud, contrató empleados e inició una construcción, esa en definitiva no era Rose.

Un día decidí ir a verla, necesitaba comprobar si se trataba de una mentira, quizás rumores, ella seguía siendo la misma.

Al llegar a su casa me sorprendí, estaba más bella que nunca, todo estaba impecable, su jardín era magnífico. Pero no puedo dejar atrás a Rose, la vi entrar completamente mojada, se sorprendió al verme pero me recibió con una cálida sonrisa.

Esa noche el cielo se quería romper en dos, no paraba de llover y caer rayos, Rose y yo nos quedamos esa noche, me encantaba estar a su lado, es como si la conociera de toda la vida.

Dormir a su lado fue perfecto, no me alejo, al contrario le gustaba mi compañía, ella se están convergiendo en mi perdición de nuevo.

Entre semana me quedaba a dormir en el batallón, pero mi mente estaba en el sábado, quería que llegara rápidamente para ver a Rose.

La sensación cada que llegaba a su casa era única, mis manos temblaban mi rostro mostraba alegría.

Día a día sentía que ella mostraba interés en mi, entonces fue cuando los acercamientos comenzaron, los besos se hicieron parte de nuestro día, pero no nos detuvimos ahí.

Ella expresaba deseo, me manifestó que quería que le hiciera mía, en el lago casi la tomo, si no es por eso perros que se acercaban lo hubiera hecho.

Nada estaba pasando como la primera vez, yo estaba más enamorado que antes, también pensaba que ella lo estaba de mi.

El día que me gritó que yo no la deseaba que me provocaba asco fue el punto donde di mi salto de fe, esa noche la hice mía, los dos nos entregamos a la pasión, ella pedía más de mí mientras yo sentia que estaba para complacerla.

Nuestro idilio de amor continuó, ya no era solo los fines de semana que estábamos juntos, ahora prácticamente eran todos los días.

Comencé a escuchar rumores en el reino sobre Rose, hablaban que se estaba volvierndo una mujer excepcional, también hacían halagos sobre su belleza, se cree que cada día se convierte en la diosa de la belleza.

Mis celos comenzaron a salir a flote cuando conocí a Ramiro, ese hombre se le notaba que deseaba a Rose, pero ella lo puso en su lugar.

Un día mientras estaba en el campo de entrenamiento llegó el príncipe, él me preguntó por Rose, quería saber si los rumores eran cierto, si ella estaba disponible.

En ese momento le rompería todos los huesos, se que él fue quien le arrebató la pureza a Rose, pero eso no es el problema, mi verdadero disgusto estaba en que él jamás lo aceptó, ahora venía hacerse el preocupado por mi esposa.

Le dejé en claro que los dos seguíamos casados, trato de mencionar que era un cuernudo, desenfundé mi espada, no me importaba córtale el cuello.

En ese momento el rey llegó, mi misión se había cancelado.

Cada día que pasaba con Rose era especial, trato de cuidarla de todas las maneras posibles, la apoyo incondicionalmente, también disfruto de las mieles del amor.

He estado intranquilo todo el día, siento que algo malo pasa así que tuve que abandonar mis funciones por volver a casa, al llegar vi a Rose pensativa, sé que había llorado, mencionó que Damarias había ido, le exigió a que firmara el divorcio.

Es más que claro que no lo haré, tengo la esposa que deseo y jamás la apartaré de mi lado.

Debo hacer algo con su hermana, aun debo cuidarla por 10 años más, pero no será a mi lado, primero está Rose y nuestro matrimonio.

También sé que por alguna extraña razón Rose sabe sobre mi pacto con el destino. Eso me tiene pensativo, ¿Es posible que exista conexión entre ella y yo?.

Es algo irreal sabiendo que yo perdí el poder, no puedo establecer vínculo ni con mis padres, ¿Pero por qué con Rose si?

Aquí voy rumbo al batallón, tengo una misión el día de hoy, nuestro reino vecino pretende tomar el poder así que lo mejor es ir a recordarle quienes somos.

Tan pronto llegue iré por Damaris, así deba encerrarla en un calabozo lo haré, si eso garantiza ver una sonrisa en el rostro de Rose.

La misión en el reino vecino fue un éxito, aunque no tenga poderes como el de mi familia si tengo fuerza sobre natural y gran agilidad a la hora de la batalla.

Hoy es sábado, sé que Rose tendrá su primera fiesta en casa, por su puesto que debo asistir, sé que más de uno estará detrás de ella, incluyendo al príncipe debilucho-

Es mi momento de demostrarle a todos que ella sigue siendo mi mujer.

Me visto con mi mejor traje, sé que ella se vestirá de negro, pude ver su vestido en el armario así que voy a juego.

Lentamente me acerco a la casa, escucho música y personas hablando. Al bajarme del caballo sonrío, puedo ver a mi esposa de espalda, ella gira lentamente y nuestros ojos se conectan.

Ella sonríe caminando hacia mi, no hay nada que pensar, ella es mía y lo será por toda la eternidad.

Parece que caminamos en cámara lenta, pero antes de que ella llegue a mi lado el príncipe se atraviesa, veo como la toma del brazo para llevarla a la fuerza.

¡Rose! Solo puedo gritar.

El príncipe le dice algo al oído, ella le sonríe amablemente.

No entiendo ¿qué está pasando?

Los dos caminan hacia la casa, el idiota tiene la mano en su espalda.

Esto no puede ser posible, ella no me engañaría…

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Comments

Maria Ortix

Maria Ortix

Gabrielito no desconfíes de Rose, ella te dió su palabra!!!

2024-01-08

16

Mahomé Campos

Mahomé Campos

Convirtiendo....no convergiendo

2024-01-03

2

Ana Fernandez

Ana Fernandez

que alguien me explique!!!

2023-12-31

0

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