La noticia

Gabriel me llevo a la habitación, me ayudo a cambiar de ropa, una vez lo hizo me recostó en la cama.

Gabriel: Iré a traerte un té caliente, por favor quédate en cama.

Rose: Si.

Yo seguía recordando lo que pensé que era un sueño, pero por lo visto era una visión.

Aun me queda la intriga por que Gabriel todo el tiempo pedía perdón. ¿Que fue lo que hizo?

Lo vi volver con el Té, me senté en la cama para poder beberlo.

Gabriel: ¿Estas bien?

Rose: Si, por favor no te preocupes.

Gabriel: ¿Te había pasado algo así?

Rose: No que recuerde pero por favor no tienes por qué sentir angustia, en verdad estoy bien.

Me terminé el té, Gabriel me retiro la taza y se recostó a mi lado, sentí como me abrazó, yo me entregue por completo a sus brazos.

Rose: ¿Cual es el plan para hoy?

Gabriel: Quedémonos en cama, mañana haremos algo.

Rose: Esta bien.

Cerré mis ojos y me dormir en su pecho.

No sé cuánto tiempo pasó pero al despertarme Gabriel seguía a mi lado, su mano estaba en mi cintura, supongo que no quiere que me escape.

Me levante, necesitaba ir al baño Gabriel inmediatamente abrió los ojos.

Gabriel: ¡Rose!

Rose: Estoy bien, quiero ir al baño, ya vuelvo.

El solo asintió.

Hice mis necesidades y tome una ducha rápida.

Al salir no encontré a Gabriel, me vestí rápidamente y baje.

El estaba en la cocina preparando el desayuno, solo tenía su pantalón y el cabello recogido.

Rose: Pero qué guapo cocinero.

Gabriel: Hola cariño.

Vino a mi lado y me besó…

Gabriel: Siéntate ya te sirvo.

Me senté en el comedor, había un poco de café así que comencé a deleitarme, en ese momento me acorde de los documentos de divorcio.

Fui por ellos y volví a la cocina.

Rose: Gabriel me llegaron estos documentos, son los de nuestro divorcio.

Gabriel: ¿Que dices?

Le entregue los documentos el los leyó.

Rose: Como verás yo no los firme aunque tú si.

Gabriel: Es mi firma pero lo hice antes de que abandonaras nuestra casa.

Rose: Entiendo, cuando fui al registro me dijeron que no habían documentos del divorcio, ¿cuando los radicaste?

Gabriel: ¿Los firmaras?

Vi como evito mi pregunta.

Yo suspire, tome los documentos en mi mano y los lancé al fogón.

Rose: Ahí está mi respuesta, espero la tuya.

Gabriel: Jamás los lleve, se supone que estaban en mi despacho.

Rose: Entonces la diligente Damaris tuvo que llevarlos.

Fui y me senté en el comedor, Gabriel trajo los platos de comida, los dos comenzamos a probarlos.

Rose: Gabriel dime qué haces los días que no vienes a esta casa.

Gabriel: Entre semana estoy en el batallón.

Rose: ¿Que días visitas a Damaris?

Gabriel: No lo hago.

Rose: Bien, entonces oficialmente esta es tu casa.

Gabriel: Si, mi hogar es donde tú estés.

Rose: Ven entre semana ¿o debes quedarte en el batallón?

Gabriel: No quiero incomodarte.

Rose: No lo haces, eres mi esposo y tu lugar es aquí a mi lado.

Gabriel: ¿Estas segura?

Rose: Así es, trae todas tus cosas, quiero que seamos una pareja si me lo permites.

Gabriel: Me gustaría.

La mañana estuvimos en casa, en la tarde le pedí que diéramos una vuelta por el viñedo, mi vino estaba casi listo para salir a producción.

Rose: Haré una fiesta.

Gabriel: ¿Que motivó?

Rose: Quiero que todos prueben mi vino.

Gabriel: ¿Cuando la harás?

Rose: El próximo fin de semana, ¿podrías asistir?

Gabriel: Si.

Rose: Si te sientes presionado de alguna forma por favor no vengas, no quiero dañar tu imagen.

Gabriel hizo que lo mirara, toml mi rostro en sus manos.

Gabriel: Lo que más anhelo en la vida es estar a tu lado, ¿crees que me importa que digan los demás?

No pude responder, esas palabras las ratifico con un descomunal beso.

Rose: Enviaré las invitaciones, no creo que vengan.

Gabriel: Lo harán…

Eso último lo dijo como si fuera amenazara…

Los días con Gabriel eran mágicos, podías sentir que el mundo se paralizada, no habían responsabilidades, solo éramos los dos en medio de la nada.

El lunes llegó, Gabriel se marchó, yo inicie con mis preparativos. Hice las invitaciones, las envié a los reinos vecinos.

El día se me pasó volando, ya llegado la noche escuché el golpeteo de un caballo, al mirar por al ventana lo vi, mi querido Gabriel llegaba.

Como si fuera una chiquilla enamorada salí a correr, el tan pronto se bajó del caballo yo me lancé a sus brazos.

Rose: Bienvenido a casa.

Gabriel: Si así me vas a recibir todos los días con gusto vendré a casa.

Rose: ¿Que tal tu día?

Gabriel: Algo movido pero ya estoy en aquí.

Entramos a casa, yo seguía en sus brazos, nos estábamos devorando los labios.

Rose: ¿Ya comiste?

Gabriel: Aún no.

Rose: Entonces vamos a la cocina.

Gabriel: Por ahora se me antoja otro tipo de comida.

Sus besos estaban en mi cuello, pensé que me llevaría a la habitación pero no fue así, sentí como abrió la puerta del despacho, con una mano lanzaba todo lo que estaba en el escritorio al suelo.

Sentía como trataba de desgarrar mi vestido, yo hacía lo mismo con su traje, una ves desnudos se arrodilló ante mi.

Sus pupilas estaban totalmente dilatadas, jamás había visto sus ojos de color negro, abrió lentamente mis piernas, llevó su boca a mi intimidad.

Yo solo pude exclamar…

Él sabía muy bien cómo tocarme, sus succiones eran prolijas, trataban de sostenerme del escritorio, mis piernas temblaban hasta que llegue a mi clímax.

Gabriel se levantó y me embistió…

De nuevo estaba yo gritando su nombre mientras ese hombre me embestía sin piedad.

Su mano estaba en mi cuello, él me presionaba con fuerza, sentía que pronto me desmayaría pero no fue así, la combinación del poco aire con la excitación hizo que derramara todos mis fluidos.

Se que él también lo hacía pero al parecer no se cansaba, me bajo del escritorio, no había nada tierno en el hoy, me dio la vuelta con una palmada en el trasero.

Volvió a entrar en mi, yo estaba apoyada sobre la madera, Gabriel seguía en su ritual, creo que mis uñas estaban quedando marcada en la superficie.

Gabriel: Me encantas…

Juro que yo quería responderle pero era imposible, Gabriel me tenía completamente doblegada.

Esa noche no salimos del despacho, mi esposo estaba insaciable, hasta que el sol salió por fin decidió detenerse.

Sentí como me llevaba en brazos a nuestra habitación.

La bañera estaba lista así que los dos entramos, mi cuerpo dolía pero pese a eso me sentía una mujer amada.

Gabriel se vistió y salió, debía ir a su trabajo, yo me quede un par de horas en cama, ya un poco mejor baje a mis obligaciones.

Decidí ir al pueblo, debía comprar algunas cosas para la fiesta así que pedí un carruaje, por ningún motivo iría a caballo.

Por el camino solo pensaba en Gabriel y Damaris, por que ella permanece a su lado, esa parte no la entiendo.

Una vez llegue al pueblo comencé a recorrer las tiendas, escuchaba uno que otro murmullo pero no eran importante para mi.

“Rose”

Escuché a un hombre decir…

Me di la vuelta y ahí estaba el, una de mis pesadillas del pasado.

Rose: ¿Que puedo hacer por usted príncipe?

El hombre me veía de arriba abajo, como sabrán yo seguía vistiéndome a mi manera.

Príncipe Andrés: He escuchado cosas de ti.

Rose: En cambio yo no he escuchado nada de usted.

Príncipe Andrés: Este sábado harás una fiesta en tu casa, sabes muy bien que tengo que asistir,

Rose: ¿Por que tendrías?

Príncipe Andrés: Bueno si no tienes mi bendición tu negocio se irá a la quiebra.

“Maldito presumido”

Rose: Pero tienes una imagen que cuidar, que dirá el reino si te ven en mi casa, recuerde que según todos yo mentí en decir que había tenido intimidad con usted.

Príncipe Andrés: Sobre eso en verdad lo lamento, debi ser honesto.

Rose: Ya eso no importa.

Príncipe Andrés: Deberias estar agradecida.

Rose: ¿Por que?

Príncipe Andrés: Tu vida era una miseria al lado del general, yo te libre de eso, ya no tienes que aguantar su maltrato.

“¿Maltrato?”

Rose: Debo marcharme principe, nos vemos él sábado mencioné.

El intento tomar mi mano pero me aleje, le demostraré a ese idiota la nueva Rose y que tanto me maltrata mi esposo.

Termine mis compras y me dirigí a casa…

Al bajarme del carruaje me encontré con Damaris, estaba en la puerta de mi casa.

Rose: Que desagradable…

Mis guardias estaban a su alrededor..

Damaris: vengo en son de paz.

Rose: ¿Que quieres?

Damaris: Vengo a suplicarte que te alejes de Gabriel.

Rose: ¿Que me aleje?

Damaris: Si, se que lo tienes hechizado, el pasa algunos días en esta casa.

Rose: Habla con el, dile eso mismo.

Damaris: Rose por favor sólo hazlo, él y yo estamos tratando de tener hijos.

Rose: ¿Es eso cierto?

Damaris: Por favor entrégame los documentos del divorcio, mi bebé debe nacer bajo un matrimonio no así como estamos.

Rose: ¿Acaso estas emabarazada?

Damaris: Creo que si, llevo días de retraso de mi periodo, sabes muy bien lo que eso significa.

Rose: ¡Mierda!

Comencé a correr hacia la casa, Damaris gritaba pero solo ordene que la sacaran de mi propiedad.

Rose: ¡María!

Yo gritaba por toda la casa…

María: Mi señora qué pasa…

Rose: Yo..

María: ¿Que pasa?

Rose: Podrían buscar un médico.

María: ¿Estás enferma?

Rose: No, es solo que acabo de recordar que no tuve el periodo este mes.

María: Señora, ya mismo traigo al médico.

Subí a mi habitación, Aurora me trajo un té, solo temblaba al tratar de tomarlo.

Sentí que la puerta fue abierta, María venía con el médico, él me indicó que me iba a revisar.

Una vez terminó pronunció esa frase que me generaría terror.

Médico: Mi señora se encuentra en embarazo.

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Comments

Martha Rivas ferreras

Martha Rivas ferreras

su hermana es una liebre a como dé lugar quiere destruir a ros

2024-01-20

8

Maria Ortix

Maria Ortix

La cereza del pastel....... Después de tanto "trabajo" era obvio!!!!

2024-01-08

0

Hiradia Cohen

Hiradia Cohen

Sigo sin entender el porqué Gabriel no termina lo poco que exista con Damaria y realmente no creo que esa mala hermana la Damaris este embarazada

2024-01-04

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