La boda

El paisaje era maravilloso, yo me había perdido de todo esto en mi primera vida. Gabriel me permitió llevar las riendas del cabello, él se sostenía de mi cintura.

Lo dicho pasamos por el pueblo, todo el mundo nos venía con intriga, pero también se que con una sola mirada de Gabriel todos seguían en esos asuntos.

Gabriel: ¿Quieres comer algo?

Rose: No si eso implica que debamos entrar alguno de estos lugares.

Gabriel: Entonces ya vuelvo.

Él se bajó del caballo e ingresó a una pastelería, yo seguía en el caballo observando el lugar, a lo lejos vi a un hombre que conocía muy bien.

El príncipe Andrés de Larin…

El estaba hablando con algunas damas del pueblo, yo lo observaba, no se por que me metí con ese tipo, es que ni físicamente me gusta.

Gabriel volvió a mi lado, traía cosas con el, se volvió a subir al caballo y nos marchamos.

Llegamos a un riachuelo, el pasto a su alrededor era verde, Gabriel me dijo que no tendríamos problemas por invadir ese terreno.

Nos sentamos en a disfrutar los alimentos que él había comprado.

Rose: Gracias por salir conmigo…

Gabriel: Es un placer Rose.

Yo veía el agua correr, se veía tan cristalina que me estaba incitando.

Rose: ¿Tu crees que el dueño de este lugar se moleste si entro a sus aguas?

Gabrie: Entra, no creo que diga algo.

Me levante y comencé a quitarme la ropa, Gabriel solo me observaba.

Me quede como llegue al mundo.

Comencé a caminar hacia el agua, era cálida una delicia así que me sumergí por completo.

Que maravilla se sentía estar ahí, creo qué hoy había sido mi día más feliz.

Gabriel comenzó a desvestirse, él también quedó completamente desnudo e ingresó.

Rose: Este lugar es hermoso.

Gabriel llegó a mi lado, su presencia me ponía nerviosa.

Gabriel: Que bueno que te guste.

Los dos jugábamos con el agua, éramos como dos niños pequeños.

En una de esas el me agarró por la espalda, sentí su mano en mis senos, eso hizo que mi piel se erizara.

Yo me di la vuelta y en un acto desesperado que podía marcar el rumbo de nuestra historia lo bese.

El me correspondía, mientras nos besábamos le susurré a Gabriel.

Rose: Por favor hazme el amor…

El me observaba…

Gabriel: Rose…

Rose: Gabriel hazme el amor…

Volví a pedir…

El comenzó a besarme con rudeza, su mano estaba en mi intimidad, como si me estuviera preparando para ingresar.

Pero todo debia acabar, escuchamos como lafraban unos perros, eso quiere decir que venían hacia nosotros, tuvimos que salir huyendo del lugar.

Todo el camino a casa me reía, parecíamos adolescentes viviendo nuestra primera aventura. Los dos estábamos a medio vestir, una vez llegamos a casa él fue a llevar al caballo a la caballeriza y yo pase a cambiarme de ropa.

Al bajar el estaba en la sala leyendo algunos documentos, era curioso que parecía que todo el mundo sabía que él vivía aquí pues recibía correspondencia a su nombre.

Rose: ¿Pasa algo?

Lo vi con cara de preocupación…

Gabriel: Debo marchar mañana, estaré ausente por un mes Rose.

Rose: ¿Problemas?

Gabriel: Debo acompañar al rey al reino de Trully, son acuerdos de paz pero tardaremos un mes en ir y venir.

Rose: Entiendo, entonces vamos y te preparo una deliciosa cena.

Pasamos a la cocina, Gabriel me ayudaba en todo, le daba de comer en su boca el todo lo recibía, de vez en cuando me daba un suave beso.

Esa noche cenamos los dos sin hablar, solo nos veíamos a los ojos.

Le pedí que nos acostáramos temprano, se que debía marcharse muy temprano.

Una vez en la cama me hice frente de él…

Gabriel: Rose lo qué pasó hoy…

Rose: Lo se y lo siento, fui una impulsiva y desvergonzada al decirte eso,

Gabriel: ¿En verdad deseas que te haga mía?

Rose: Asi es pero también se que tú no eres mío Gabriel, eres de mi hermana así que yo estaría actuando mal.

Gabriel: Rose…

Rose: Mejor vamos a dormir, mañana tienes que madrugar a tu viaje.

Le di un beso en sus labios, después me acosté en su pecho…

Hoy en verdad casi cometo una Locura, pero es que quien me puede culpar si este hombre está buenísimo.

Al amanecer por supuesto que el no estaría, encontre su rosa y la nota.

“Yo sería el hombre más feliz del mundo si me permitieras hacerte él amor”

Rose: ¡Dios santo! Don acertijos…

Comencé mi rutina diaria, las casas de los soldados estaban tomando forma, el viñedo estaba prácticamente listo, mi cultivo floreciendo.

El señor Ramiro seguí enviándome flores con la nota de la invitación, tuve que responderle diciendo que por favor ya no más flores, no me gustaba verlas cortadas.

Él detuvo el envío de flores pero seguía la invitación.

Aurora y Bernardo pronto se casarían así que les pedí que si permitía que se hiciera la boda en esta casa, al fin y alcabo el jardín es grande y hermoso.

Ellos encantados aceptaron, les dije que yo pondría todo, que se preocuparan solo por verse hermosos ese día.

Los días pasaban, como sabrán llegaron los fines de semana. Gabriel no venía, la ausencia de él esta casa era notable, yo no salía de mi cama en esos dos días, supongo que estaba deprimida.

El mes había pasado, el no llegó pero si me envío una carta, según informaba se había extendido el acuerdo, ese día llore como una Magdalena.

Agradezco que me ofrecí a realizar una boda por que eso si me mantenía ocupada todo el tiempo.

Un mes más había pasado, Gabriel no aparecía, me llegó el rumor de que Damaris estaba con él en Trully eso sí que me dolió.

Supongo que es normal que este con su pareja de vacaciones.

El gran día había llegado, hoy sería la boda, todos los familiares y amigos de la pareja comenzaban a llegar.

El jardín había quedado precioso, se que les gustará.

Pase a mi habitación alistarme, Aurora me pidió que la llevara al altar, ella no tenía padres así que pensó que yo podría serlo solo por hoy.

Se que nos llevamos como 3 años de diferencia de edad pero yo con gusto acepté.

Como sabrán no vestiría a la manera tradicional, se que ya muchos hablan de mi pues les daré un tema nuevo.

Me aliste y baje a buscar a Aurora, ella era una niña preciosa así que si se ponía un costal de papa como vestido se verá hermosa.

La música comenzó, era momento de llevarla junto a Bernardo.

Yo caminaba junto a ella tomada de sus brazos, ella temblaba de nerviosa.

Rose: Todo estará bien, Bernardo te ama.

Aurora: Lo se, no entiendo por qué siento nervios.

Rose: Es un gran paso pero créeme que cuando digas acepto, serás la mujer más feliz del mundo.

Llegamos al lado de Bernardo, Aurora tomó su mano, en ese momento escuché mi nombre en el viento.

“Rose”

Al mirar hacia atrás vi que era Gabriel, venía en su caballo.

Rose: Por favor sacerdote comience

Me recogí un poco mi vestido y salí a correr…

Gabriel se bajó de su caballo corriendo, lo iba a saludar pero me levantó en sus brazos y me llevo adentro de la casa.

Rose: ¿Que pasa?

El no me decía nada, llegamos a la habitación y me lanzó a la cama.

Rose: Dime ¿qué pasa?

Gabriel: ¿Por que Rose?

Rose: ¿Por que que?

Gabriel: Me ausentó un par de meses y estando lejos me entero que te vas a casar.

Rose: ¿Que?-

Gabriel: No me digas que miento, acabo de llegar y lo vi por mis propios ojos. ¿por que Rose?

Yo me senté en la cama él se hizo delante de mi y se arrodilló.

Gabriel: Jamás seré bueno para ti, por más que haga las cosas diferentes siempre vas a elegir alguien por encima de mi.

Yo tome su rostro, hice que me mirara a los ojos, él expresaba tristeza.

Rose: Gabriel yo te elegí a ti hace tiempo, te juro que jamás te volvere a fallar.

Gabriel: ¿Pero la boda?

Rose: Solo mira por la ventana…

Gabriel aún confundido se levantó y observó por la ventana.

Yo también me levante y lo abrace por la espalda..

Gabriel: Ellos… ¿Quienes son?

Rose: Mis empleados Aurora y Bernardo, son lo que se están casando.

Gabriel: Entonces…

Rose: Yo no me puedo casar, yo soy una mujer casada aunque no tengo argolla debo decir…

Gabriel se dio la vuelta y me beso…

Gabriel: Perdóname, es que yo pensé…

Rose: Lo se, conmigo todo es posible.

Gabriel: Lo siento mucho…

Rose: No hay problema ahora te pregunto ¿Puedes ser mi acompáñante esta noche?

Gabriel: Por supuesto que si, me cambiare.

Rose: Está bien…

Gabriel pasó a la ducha, yo le aliste un traje para esta noche, yo seguía observando por la ventana, me acuerdo de mi boda, yo era un desatre.

Pero de algo si estoy segura no quiero ser la esposa de nadie más, solo ser la mujer del general.

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