JAMES (CAP. 18)

Pasan unos días y la mamá de Cruz nos invita a pasar navidad y año nuevo en su casa. Ya es una tradición, desde que nos hicimos amigos, pasamos navidad con Carol y los terremoto.

No sé cómo nos aguanta, entre sus 4 hijos y 2 adoptados (Martin y yo), pero es de admirar. Es un amor de persona, pero basta una mirada y pone mas orden que mi padrino a su escuadrón. Paramos casi siempre dentro de la casa. Hay 3 invernaderos y un par de canchas. Cruz realmente se lució transformando su pequeña casa con granja.

Puedo darme cuenta que la mamá y los hermanos menores, ya saben que algo anda mal con Cruz. Todos estamos replantando en uno de los invernaderos, pero Cruz sigue mirando su flor; como si esperara que le hablara.

^ Mi pequeño conde. Puedes ir a tu cuarto a descansar. Estás poniendo tímida a la flor.

El no replica, solo deja la pequeña flor, se quita los guantes y sale rumbo a su cuarto. Se escucha el sonido de la puerta de la cocina al cerrarse y Carol empieza a llorar. Todos nos acercamos a consolarla.

^ Era muy pequeño, todos eran muy pequeños. Yo tuve complicaciones por esforzarme en ir a trabajar y me dejaron internada por dos meses, después del nacimiento de Connor. Nunca se quejó. Cuando volví, toda la casa estaba remodelada y me dijo que sus habilidades le daban más de lo que pensó. Empecé a trabajar, pero él no dejó de producir más y más dinero. Ya no era un niño, era un joven de negocios. Ahora, ese brillo que tenía en sus ojos, al jugar con la computadora, no lo tiene.

Estamos todos apesadumbrados yendo en dirección a la casa, cuando de la ventana de Cruz, en el 2do piso, escuchamos la voz de una chica.

-* Tranquilo, condenado. Para que veas mi buena voluntad, no tomaré represalias. Veré este intento como una picadura de zancudo, porque fue tan minúsculo el daño que ni lo sentí. Ojo, no me obligues a usar insecticida.

Subimos corriendo hasta su cuarto y, al entrar, todos sus monitores tenía la misma oración.

Lake es la mejor.

Cuando estoy perdiendo la cabeza, pensando en quién sería capaz de jugarle esta broma al mejor hacker que conozco, una risa me hace regresar a la realidad.

Con distinto grado de asombro, todos miramos a Cruz riéndose. Se ríe tanto que hasta algunas lágrimas se le escapan.

*- Tenías razón.

Cruz me observa con esos ojos grises, tan luminosos que parece que alguien le hubiera prendido dos linternas por dentro.

Su mamá va corriendo y lo abraza.

Le debemos mucho a esa chica. Espero poder retribuirle.

Pasan unos tres meses, cuando recibo una llamada de Cruz, casi cerca a la medianoche.

* Mocoso, ¿todo bien?

*- Mmm, no estoy seguro. ¿Todavía llevas contigo el celular que les di hace 2 años?

* Si, Martin y yo los llevamos en un bolsillo secreto en nuestras chaquetas. Como son irrastreables salvo entre nosotros, es nuestro seguro.

*- Genial. Le di el número de ese celular a Lake, junto con tu alias de J. Si te busca, no sabrá tu nombre completo. Me comentó que tiene un cliente que busca compartir información. Si te escribe me avisas, para buscarlo.

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