TERESSE (CAP. 13)

Saco el pequeño cuchillo de mi cinturón y casi apuñalo a esa persona. Gracias a Dios, ese alguien tiene buenos reflejos y esquivo mi golpe. Enfoco la mirada y veo a Cameron.

Antes de poder disculparme, ella me entrega un usb y se va. Tocó mi frente y sacudo la cabeza. Parece que no puedo dejar de hacer el ridículo frente a esas chicas.

Me salto la clase y voy a mi dormitorio a ver el contenido del usb. Me llevo una sorpresa y también una sorpresota.

En el video se observa como Layla y Cameron dejan prácticamente muertos a seis chicos, Aiden incluido. Esa es la sorpresa. Con razón Cameron pudo esquivar mi daga.

Luego viene la sorpresa mas grande de todas y me hace feliz.

Es la parte cuando Layla se acerca a Aiden y le susurra.

-* No llevo debiluchos a mi cama y mucho menos dejaré que lastimes a Teresse o cualquier otra chica. Te estaré vigilando. Si veo algún mal movimiento tuyo o de tus amigos, no importará cuántos huesos te rompa, porque los muertos no sienten.

Lo que me produce felicidad no son las palabras, es el susurro. Conozco ese susurro. Es el susurro de la única persona con la que puedo contar.

Ella debe saber quién soy. Sé que prefirió darme mi espacio, pero haré trizas su plan.

Salgo corriendo de mi habitación, me voy al pasillo principal del MIT y espero. No pasó mucho tiempo, cuando veo que Layla y Cameron se acercan. Las veo pasar y luego las alcanzo, poniéndome al otro costado de Layla.

Y es como si yo fuera una pieza que encaja perfectamente con las otras dos, haciendo un hermoso paisaje.

Pasa un mes y parece como si nos conocieramos de toda la vida. Ellas vuelven a recorrer todos los bares conmigo. Layla tenía un carnet falso de 21 años para mi. Al final, las tres decidimos que mantendremos el bar que ellas frecuentaban. No lo digo por caer bien, sino porque el ambiente es bueno y tanto el dueño como su personal nos cuidan. Literalmente, podríamos bailar desnudas y nadie se nos acercaría.

En ese mes, conocemos cada pequeño detalle de la vida del resto y las partes fuertes las compartimos en borracheras.

RESSE 20 AÑOS

En un pestañeo pasan dos años. Las tres seguimos más que unidas y hacemos lo que queremos. Los demas alumnos se quedan con nuestras fachadas grabadas en sus mentes, para luego explotarles el cerebro cuando descubren que somos las mejores de nuestro año.

Ahora que somos tres, practicamos juntas. Una hace de referí y las otras dos luchan; o las tres nos vamos a los campos de tiro. Tanto Cam y yo hemos practicado desde niñas, pero Lay con una educación tardía nos pone en nuestro sitio.