Capitulo 5

Narra Lillian

Cuando iba en el carruaje con mi padre pensaba en que no quería morir que quería seguir viviendo para poder lograr lo que me proponía, pero mis pensamientos fueron interrumpidos por mi padre

Diógenes: ¿En qué tanto piensas Lillian?

Lillian: En qué no quiero morir ( me acerque a mi padre y lo abracé ) padre por favor no dejes que me hagan daño

Diógenes: Te lo prometo nadie absolutamente nadie te hará daño es más te colocaré el collar que me dio el mago ( mi padre metio su mano en el bolsillo del pantalón y saco el collar luego me lo coloco, pero para que no se viera lo metí por dentro del vestido ) listo ahora el emperador no sabrá que tiene el poder de la oscuridad y otra cosa, ¿te acuerdas que me comentaste que querías aprender a usar la espada?

Lillian: Claro que me acuerdo si te lo dije ayer

Diógenes: Bueno desde mañana empezarás tu entrenamiento con la espada y también el combate cuerpo a cuerpo

Saber que podía aprender a usar la espada me puso tan feliz que salte a sus brazos y le di un gran beso en los cachetes a mi padre

Diógenes: Esa es la Lillian que yo conozco la alegre

Lillian: Y tú eres el mejor padre del mundo

Diógenes: Quiero que me hagas un favor

Lillian: ¿Qué favor?

Diógenes: Nunca dejes de sonreír

Lillian: ¿Así me hagan demasiado daño?

Diógenes: Así te hagan daño para que vean que a pesar de que te hacen daño tú eres feliz

Lillian: Siempre lo tendré en cuenta

Le di un último abrazo a mi padre y luego me senté a su lado, a medida que pasaba el tiempo me di cuenta que el camino que había tomado el cochero no era el mismo que hay que tomar de regreso a la casa así que mire a mi padre

Lillian: ¿Padre porque el cochero tomo otro camino?

Diógenes: Por que no vamos para la casa vamos para el palacio necesito arreglar unos asuntos que tengo con el emperador

No quiero volver al lugar en donde alguna vez sufrí, pero no sé lo puedo decir a mi padre así que solo asentí luego me acerque a la ventana y empecé a mirar el paisaje

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Cuando baje del carruaje y vi de nuevo el palacio todo y cada uno de los recuerdos se me vinieron a la mente, pero tenía que ser fuerte no podía dejar que el dolor y el sufrimiento me ganará así que respire profundo y luego le mostré la mejor sonrisa a mi padre él al ver mi sonrisa también hizo lo mismo luego me tomo de la mano y empezamos a caminar hasta la entrada del palacio en donde había un hombre que al principio no había reconocido pero al estar cerca supe que era el mayordomo Tomás

Tomas: Buenos días marqués Borneth, el emperador ya lo está esperando en el salón de tronos

El hombre de pronto me miró y me regaló una sonrisa pero yo no pude hacer lo mismo, porque todavía no podía olvidar que el también me hizo daño así que lo que hice fue esconderme detrás de mi padre

Diógenes: Disculpa por eso pero es que ella a veces suele ser tímida

Tomas: No se preocupe marqués yo entiendo mi hijo también hace lo mismo, pero bueno será mejor que vayamos a ver el emperador

Diógenes: Claro

Luego de eso empezamos a caminar hasta que llegamos a unas grandes puertas cuando los guardias nos vieron enseguida abrieron la puerta, esta era la primera vez que yo veía a los emperadores del Norte en mi otra vida no lo hice por qué decidí pasar 4 años con mi tía Dolores en su granja y cuando volví ellos ya habían muerto

Cuando estuvimos frente a ellos hicimos una reverencia y luego el emperador dio la orden de levantarnos, vi a la emperatriz y me pareció la mujer más linda del lugar su cabello era como ver oro y su piel era tan blanca como la nieve otra cosa que resaltaba era sus ojos verdes, después de haber detallado a la emperatriz mire al emperador y era como si estuviera viendo a Dimitri su cabello negro, su piel morena y sus ojos marrones lo que los hace diferente es que Dimitri es mestizo

Estaba tan concentrada detallando al emperador que no me di cuenta que mi padre me habló hasta que me tocó el hombro

Lillian: ¿Qué es lo que pasa padre?

Diógenes: Es que la emperatriz te acaba de hablar

Lillian: Lo siento majestad pero ¿qué fue lo que me dijo?

– No te preocupes pequeña y lo que te acabo de decir es si no quieres ir conmigo a caminar un rato por el jardín mientras tú padre y el emperador arreglan sus asuntos

Mire a mi padre y el asintió así que me acerque hasta donde estaba la emperatriz, y ella me tomo de la mano y me saco de ahí luego caminamos por un largo pasillo hasta que llegamos a un jardín inmenso en donde había diferente tipos de flores y como tres cerezos

Mire a la emperatriz y ella me regaló una sonrisa así que yo hice lo mismo, seguimos caminando un poco y llegamos hasta una pequeña mesa donde la emperatriz me soltó la mano y me dijo que me sentará hice lo que ella me pidió y luego ella tomo asiento ella llamo a la doncella que venía con nosotras y le dijo que trajera un poco de té y bocadillos

Después de que la doncella se fue la emperatriz me miró por un momento y luego decidió hablar

– ¿Qué te parece este lugar Lillian?

Lillian: Me parece un lugar lindo y que está lleno de paz su majestad

— Tienes razón este lugar está lleno de paz y armonía por eso siempre me gusta estar aquí

Lillian: Su majestad ¿le puedo hacer una pregunta?

– Claro dime

Lillian: ¿Por que ustedes le propusieron a mi padre arreglar un compromiso entre el príncipe y yo?

– Bueno nosotros conocemos a tu padre desde hace mucho tiempo y cuando propusimos lo del compromiso fue para que nuestras familias se unieran, pero tú padre ya nos dejó claro que nunca obligará a una de sus hijas a casarse sin amor y sabes yo también haría lo mismo que tú padre ¿pero dime tú quieres comprometerte con mi hijo?

Lillian: No, yo lo único que quiero es ser feliz al lado de mi familia no pido más de eso

– Eso demuestra que tú amas a tu familia más que a nada en el mundo

Cuando estaba por responderle a la emperatriz escuchamos unos pasos así que volteamos a ver quién era, y ahí estaba el príncipe viniendo hacia nosotras con una sonrisa que enamora a cualquiera y lo digo porque a mí me pasó

Cuando empezó a estar más cerca de nosotras mi respiración se volvió un desastre, mi manos sudaban de una manera incontrolable veía que la emperatriz me hablaba, pero yo no escuchaba nada y lo próximo que pasó fue que todo se volvió negro

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