Encuentro

Valentina sintió como su corazón saltaba y sus ojos se llenaban de lágrimas.

-No lo puedo creer Philip te lo advertí, te dije que no funcionaria -dijo la chica con voz entrecortada, recordando lo que hacían los lobos con los que se rebelaban contra ellos, la misma pena que le ponían a los asesinos y violadores, la pena de muerte.

-Lo sé muñeca, pero no es momento para reproches, ayúdame -le pidió Philip de manera suplicante.

-¿Y como pretendes que te ayude? -expresa Valentina.

-Pues ve a hablar con ellos, haz algo -suplico Philip- En ese momento se cortó la comunicación, Valentina supuso que los presos no tenían mucho tiempo para hacer llamadas, después de pensarlo, la pelirroja llamó a su jefe un amable hombre de unos 65 años llamado David, le comento lo que sucedía, este le dio permiso de faltar al trabajo ese día.

Valentina tomó un taxi hacia el palacio, la biblioteca quedaba en todo el centro de la ciudad, mientras que el palacio quedaba bastante retirado cerca de las montañas.

Al llegar pago y bajo del taxi, se quedó un minuto admirando lo hermoso que era el palacio y también noto que estaba rodeado de lobos gigantes con filosos dientes, que se quedaron mirándola mientras ella se acercaba, en ese momento uno de los lobos que estaba convertido en humano se presentó ante allá.

-¿Que desea señorita? -dijo el gran hombre.

Valentina lo miro un minuto antes de responder.

-Quiero hablar con el Rey Alfa -respondió titubeante.

-Eso es imposible el Alfa no habla con nadie tiene su propio asesor humano, retírese por favor señorita -expresó el cambia formas.

-Pero enserió necesito una conversación con él, solo cruzar unas palabras, pueden estar todos los guardias, no quiero hacerle nada -dijo Valentina suplicante, el lobo se río.

-Sabemos que no le harás nada no podrías, vete por donde viniste -insistió de nuevo el lobo, Valentina lo miro suplicante, pensando en algo más que decir que le permitiera entrar, en ese momento vio a Finn, el lobo iba saliendo del palacio de la mano de una despampanante rubia quien cargaba un bebe.

-¡Finn¡ -grito Valentina sin pensar, llamando la atención de la pareja.

-¿Que haces aquí? -pregunto el beta, solo Julian y el sabían que ella era su Luna.

-Necesito hablar con el Rey urgentemente -dijo la pelirroja.

-Déjenla pasar -ordeno Finn pensando que al fin y al cabo todos deberíamos seguir las órdenes la pequeña pelirroja y aunque su Alfa no recibía a nadie, mucho menos a humanosde quetaba seguro que esta le encantaría, mientras ella entraba, Finn le presentó a su esposa Dianna y a su hijo Mark, la rubia abrazo a Valentina y fue muy amable.

-Yo te guiaré hacia el Alfa -dijo Finn mientras le guiñaba un ojo a Dianna.

En el recorrido hacia el despacho del Rey, Valentina solo pudo admirar lo maravilloso que era ese palacio, aunque no pudo evitar sentirse intimidada por la cantidad de Lobos que pasaban por su lado.

REY ALFA JULIAN

Julian se encontraba en su despacho analizando unos documentos sobre la ejecución de los recién condenados, unos estúpidos borrachos que creían que podían secuestrarlo con facilidad, lo que le sorprendió fue que eran muchos hombres, algo tendría que hacer para ganar aún más aprobación pensó, mientras empezó a sentir un olor dulce maravilloso que hizo que su cuerpo reaccionará, sintió que tocaban la puerta de su despacho.

-Pasen -dijo con la voz entrecortada por las sensaciones que vibraban en su cuerpo, su Beta Finn abrió la puerta, mientras el olor se intensificaba.

-Alguien quiere verte -dijo su amigo guiñándole un ojo, mientras daba paso a su Luna, la hermosa mujer que había visto aquella noche.

-Alfa, la señorita Valentina al parecer tiene un asunto importante que hablar con usted, ha insistido mucho en verlo -dijo Finn, haciéndole señas con su rostro de que mantuviera la calma.

-Entre señorita -dijo el Rey después de carraspear su garganta -tome asiento -le ordeno mientras ella se sentaba y lo miraba intimidada.

-Gracias Beta, te puedes retirar -le dijo a su amigo, Finn se retiró con preocupación de que su Alfa cometiera alguna locura.

-Dígame señorita, ¿en que le puedo ayudar? -dijo Julian mientras miraba como ese vestido rojo le realzaba las hermosas curvas.

VALENTINA

Era él, nuestro Rey, era el hombre de la otra noche, con la luz del día se veía aún más hermoso e intimidante

-Yo... vengo por los hombres que atrapo anoche -Valentina ni siquiera había ensayado que decir- uno de ellos, Philip Corrigan, no debería estar aquí, fue manipulado por los demás y quiero pedirle, que le perdone -continuo la pelirroja, él estaba un poco ebrio y no sabía lo que hacía.

-Pues ciertamente ebrio si estaba, pero según dijeron todos, él era el líder, pero dígame pelirroja, ¿porque tienes tanto interés en él? ¿Tienen algún parentesco? -pregunto el lobo con celos.

Él es mi... novio -dijo Valentina finalmente, por alguna extraña razón no quería que este guapo hombre supiera que ese bruto era su novio- Su Alteza, Philip es un hombre impulsivo, toma alcohol y tiene muy malas amistades, además es muy solo, solo me tiene a mí, le imploro que lo perdone -Valentina no dijo nada que fuera mentira.

Julian se quedó unos minutos mirando los dulces ojos de la chica mientras acariciaba su barbilla, mientras esta solo trataba de evadir su Impactante mirada; sin embargo, había algo que hacía que ella volviera a poner su mirada en él.

-¿Qué estás dispuesta a hacer por él? -dijo finalmente pregunto el Rey con una mirada malévola.

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