La nueva realidad

La alarma del reloj sonó a las 6 am, Valentina la apago, froto sus ojos y se levantó, fue directo hacia la cocina

-Buenos días, mamá -dijo Valentina a su madre, mientras se sentaba en el comedor y se servía un poco de chocolate.

-Buenos días, nena -dijo Anyela su madre, mientras hacía el desayuno- hoy me levante un poco más temprano, tu padre tiene que ir más temprano al hospital presentaran al nuevo dueño -le comento su madre, desde que los hombres lobos habían tomado el control del mundo habían comprado muchas propiedades entre ellas el hospital para el que trabajaba George, el padre de Valentina, quien era un médico muy conocido en la ciudad, desde hace algunos meses había eliminado los turnos nocturnos de su calendario (regla de los hombres lobo por su edad) pero, ya que George era un hombre muy responsable se presentaba todas las mañanas muy temprano.

-Buenos días, chicas -dijo George, mientras Anyela ponía los tres platos con desayuno en la mesa, ¿cómo estás, hija? Pensaste en lo que hablamos ayer -pregunto.

Aunque Valentina tenía una relación fantástica con sus padres había algo en lo que no estaban de acuerdo (bueno eso y Philip), su padre quería que Valentina hubiera seguido el camino de la medicina mientras Valentina solo tenía la literatura en su mente, el día anterior George le dijo a su hija que debería aprovechar los cursos de auxiliar de enfermería que estaban impartiendo en el hospital los hombres lobo.

-Aún lo estoy pensando papá, dame hasta mañana -dijo mientras suspiraba, para ella ya era un no rotundo, pero dijo eso para no tener alguna discusión con su padre, apropósito hoy llegaré un poco tarde, comeré con Philip después del trabajo -dijo con miedo, ya que sus padres no tenían buenas opiniones de Philip.

Tras el silencio de George, su madre hablo.

-Anyela dijo con seriedad- Está bien, solo no llegues muy tarde.

Después de terminar su desayuno, tomar una ducha y organizarse, Valentina salió hacia su lugar de trabajo, la biblioteca británica; era una mujer muy observadora y aunque no le molestaba aún no se acostumbraba a la presencia de los hombres lobo por la ciudad y es que aunque no andaban en su forma de lobo su gran altura, poder e increíble atractivo los delataba.

Tras algunas horas realizando bases de datos, organizando libros en estanterías y leyendo un poco, Valentina sintió unos fuertes pasos, miró a través de los libros como tres hombres muy grandes entraban a la biblioteca, por sus uniformes supo que eran guardias de la realeza, Valentina vio como se acercaban a ella, pero como me vieron -se preguntó, si estaba detrás del estante, ¡claro! Sus sentidos subdesarrollados -pensó

-Buenas tardes, señorita -dijo uno de ellos, de sonrisa coqueta, cabello negro y piel blanca, donde puedo encontrar libros de misterio -dijo mientras Valentina quien era muy baja, miraba hacia arriba un poco intimidada.

-Si, por aquí -dijo ella con voz temblorosa, mientras maldecía internamente que justo llegarán cuando su única compañera estábamos en su hora de descanso, pues Brit era quien normalmente hablaba con los clientes

-En esos estantes -volvió a decir Valentina con voz temblorosa mientras señalaba hacia su derecha, dos de los hombres caminaron hacia esa dirección mientras el hombre que le había hablado a Valentina en su llegada se quedó junto a esta observándola.

-Sabes creo que tú me puedes ayudar -menciono el hombre, mientras rascaba su barbilla, creo que a mi esposa Dianna le encantaría un libro de romance, ¿donde están? Y me podrías recomendar uno -pregunto el hombre.

Valentina asintió y se dirigió hacia donde se encontraban sus libros favoritos, pues ella era una mujer muy romántica, ella cogió dos de sus favoritos y se los ofreció al hombre.

-Creo que alguno de estos le encantarán a su esposa, señor -dijo mientras él hombre los miraba.

-Me llevó ambos -dijo el, mientras sus acompañantes volvían con algunos libros de misterio.

El hombre le entregó a sus compañeros los libros de romance para que fueran a la caja donde Brit ya había vuelto y miraba con diversión como Valentina atendía los grandes hombres.

-Muchas gracias... -dijo el hombre queriendo saber el nombre ella.

-Valentina -dijo ella como timidez.

-Muchas gracias Valentina -repito él, mi nombre es Finn -dijo mientras se retiraba con los otros dos hombres quienes ya tenían los libros en una bolsa.

Valentina los miro mientras desaparecían, estos hombres lobo le producían mucha curiosidad.

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