Sentimientos confusos

Las tres personas que se hallaban en la habitación se sorprendieron al ver a Adrián ingresando ofuscado a la casa.

-Señor Lewis- dijo el padre de la muchacha con nerviosismo al notar su presencia- Es solo un juego, ellas lo han hecho siempre.

-Yo...solo jugaba con ella- balbuceó Flora con nerviosismo, ante la atenta mirada de Adrián

-Cariño, ven aquí- indicó él- extendiéndole una vez más su mano a Camila para que la muchacha se acercara a él, y la tomara, ella así lo hizo- Ya olvídate de empacar, compraremos todo nuevo.

-Solamente quería llevarme las cosas de mi madre- comentó la muchacha mirando a su esposo quien la seguía sosteniendo de la mano, para dejar luego un beso cariñoso sobre ella.

-¿De verdad?- Le preguntó él, ella afirmó. Entonces Adrián le hizo una seña a su asistente para que tomara de la sala lo que su esposa había ido a buscar- Escuchen, ¿de verdad creen que pueden tratar así a mi esposa por ser yo un lisiado?-Continuó dirigiéndose a Flora y a su padre.

-¡No, no, no! Señor Lewis- el padre de Camila dijo intentando defenderse- yo nunca, jamás...

-Flora, tú sabes de lo que soy capaz, si vuelves a mentir, si pones tus manos sobre mi esposa solo una vez más, me aseguraré de destruir todo lo que tienen. ¿Entendido?- dijo Adrián a la hermana de su esposa, y tanto ella como su padre cayeron en cuenta de que al parecer el hombre ya sabía que Camila no era Flora. Tanto padre como hija hicieron un gesto afirmativo - Ok, vámonos- le dijo a Camila luego de que su asistente tomará la caja con las pertenencias de su madre y emprendiera su rumbo hacia la salida.

El viaje de regreso se hizo en silencio, pero no fue para nada incómodo, a Camila le carcomía la duda, al no entender desde cuando su esposo sabía la verdad. Cuando llegaron luego de recibir ayuda para que Adrián estuviera cómodo en su silla la muchacha los dirigió hacia el interior de la casa, hasta que él le pidió que se detuviera junto a las bancas del jardín y le hizo una seña para que tomara asiento.

-Gracias por defenderme- le dijo ella mientras se sentaba.

-Eres mi esposa, es lo menos que debía hacer- Camila dio un suspiro, observándolo mientras aprisionaba con sus manos la chaqueta que él había puesto sobre sus hombros para cubrirla del aire frío.

-¿Desde cuándo lo sabías?- indagó la muchacha.

-¿Qué cosa?- repreguntó él.

-Que no soy Flora- respondió ella.

-Bueno... siempre lo supe- dijo él- a diferencia de mi familia yo sí conocía a tu hermana, aunque aún no comprendo por qué nunca supe de ti.

-Mi madre nunca se casó con mi padre, ella lo ayudó a fundar la compañía, una vez que tuvo todo en marcha él...- relató la muchacha con tristeza quedándose en silencio- conoció a la madre de Flora, ella era de una familia rica.

- Entonces tu padre se casó con ella- agregó Adrián deduciendo cuáles habían sido los pasos del hombre, con un movimiento de su cabeza Camila confirmó sus sospechas.

-No sé que haya visto mi madre en él, pero sé que ella lo amó con todo su corazón y en el tiempo cuando enfermó- a la muchacha se le llenaron los ojos de lágrimas mientras recordaba- fue cuando se enteró de que él se iba a casar, eso destrozó su corazón y simplemente se fue... yo tenía doce años- agregó finalmente con mucha tristeza.

Adrián le tomó las manos, sintiendo empatía.

- ¿Sabes algo? Esta también es tu casa- le dijo llevando las manos de la muchacha hasta sus labios para besarlas, logrando que una pequeña y tímida sonrisa se dibujara en el rostro de ella.

El silencio volvió a hacerse presente, pero este seguía sin ser malo o incómodo, luego Camila se puso de pie e ingresaron a la casa, y cada uno se dirigió a su habitación. Camila sintió alivio de que él sabía la verdad, que no había necesidad de seguir mintiendo sobre su identidad y por su parte Adrián tenía la sensación de que aquella muchacha con la cual estaba casado, podría llegar a formar parte de su vida de una manera en la que a él no se le hubiera ocurrido jamás.

Llegada la noche, Adrián recibió a Jackson, pues debido a que no se había hecho presente en la empresa era necesario que él estuviera al tanto de las cosas que allí ocurrían.

-Amigo, ¿cómo has estado? ¿qué tal la fisioterapia?- preguntó Jackson entrando al despacho de Adrián quien se hallaba sentado revisando unos papeles.

-Ha sido un día bastante interesante- respondió él.

-¿Te fue bien con Victoria?- indagó el pelirrojo con picardía.

-De hecho, no- respondió Adrián y su amigo lo miró sin comprender- fui con Camila- Jackson ladeó la cabeza mientras se mordía los labios a la espera de las siguientes palabras de su amigo- se la presente como mi esposa.

-¡Guau! Detente, amigo- exclamó el joven- Eso quiere decir que ¿tú y Camila?

-Eso quiere decir que la presenté como mi esposa, solamente eso.- replicó Adrián- es que quería sacarme de encima a Victoria y creo que esa fue la mejor manera.

-Mm... déjame dudarlo- dijo Jackson y Adrián negó con su cabeza- Hablando de deshacerse de personas- agregó el muchacho- Por la empresa estuvo el padre de tu ex prometida.

-Ella nunca fue mi prometida- dijo Adrián

-Eso no es lo que ellos piensan- sostuvo Jackson- es más, fueron a exigir que cumplieras con tu parte del trato con respecto al matrimonio.

-¿Qué? ¿Acaso están locos?¿No entienden que ya estoy casado?- le dijo él bastante irritado.

- Al parecer no, pero bueno yo cumplí en decirte- acotó su amigo.

-¡Ay!- dijo el joven empresario suspirando- espero que eso no me traiga problemas.

-¿Problemas? ¿Con quien?¿Con tu esposa?- preguntó Jackson.

-¿Por qué tendría problemas con ella? Nuestro matrimonio es una farsa ideada por mi madre, y aunque al principio no estuve de acuerdo con él, ahora creo que ese asunto va a servir para sacarme de encima a cierta gente- respondió algo molesto Adrián. En ese momento tocaron la puerta, era una empleada que les avisaba que la cena estaba lista, ambos hombres se dirigieron al comedor y mientras lo hacían Jackson no pudo evitar decir lo que veía y su amigo no quería ver...

-¿Sabes?- dijo el pelirrojo- a mi me parece que te está interesando tu esposa.

-No es así, amigo mío- aseguró Adrián- ella simplemente ha tenido una vida bastante dura- acotó mientras el hombre a su lado torcía los ojos, desconforme ante sus palabras.

Cuando llegaron al comedor, Camila se hallaba de pie en la puerta, esperándolos, ninguno de los dos pudo pasar por alto la bella imagen de la muchacha, vestía sencilla, pero se veía regia. Su cabello atado en un moño desordenado, llevaba puesto un vestido a la altura de la rodilla que arriba moldeada sus senos y su cintura mientras que la parte baja era amplio.

-Buenas noches, Camila- dijo Jackson adelantándose a su amigo, dándole un beso en la mejilla, acto ante el cual ella se sonrojó.- Te ves preciosa- agregó él tomándole una mano para hacerla girar sobre sus pies, ella sonrió en agradecimiento.

Mientras tanto Adrián observaba la interacción entre las dos personas frente a él, sintiendo un poco de celos sin entender el por qué.

Cuando Jackson terminó de adular a la muchacha, esta les contó que ella misma había preparado la cena.

-¿Y por qué lo hiciste?- preguntó Adrián- eso no era necesario, hay personal aquí para esas cosas.

- Lo hice por que quería agradecerte, lo de hoy temprano- respondió ella encogiéndose de hombros algo apenada.

- No le hagas caso preciosa- dijo Jackson, sin darse cuenta de la mueca que su amigo hacía- Este hombre no sabe apreciar las cosas valiosas cuando las ve- agregó tomando una silla y corriéndola hacia atrás para que ella se sentara.

En su mente Adrián insultaba a su amigo por portarse de esa manera tan confiada con la muchacha.

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