El hombre se quedó observándola por varios minutos, emitió un largo suspiro.
-¿Por qué no vienes conmigo a mi terapia física?- le preguntó de repente, sorprendiendo a Camila con su invitación, ella sintió su corazón acelerarse y sus respiraciones se entre mezclaban pues aún seguía muy cerca uno del otro. Con algo de torpeza, Camila se alejó de Adrián, ninguno de los dos dijo nada, ella lo ayudó a terminar de vestirse intentando olvidar o al menos no pensar demasiado en aquel beso del hombre, que le había robado el aliento.
Luego de estar listos, ambos salieron con rumbo a la clínica donde Adrián recibía sus sesiones de rehabilitación cada día. Al llegar allí, mientras empujaba la silla de ruedas en donde él iba sentado, la muchacha no pudo evitar darse cuenta de que el lugar era uno de los hospitales más caros que había.
-Conozco este lugar- comentó ella
-Pertenece a la corporación Lewis- dijo él restándole importancia al asunto. De pronto la voz chillona de una mujer los distrajo.
-¡Adrián, Adrián!- una joven ataviada con una bata médica, se acercaba a ellos con mucha alegría- ¿Cómo te sientes?
La mujer rubia pasó junto a Camila, ignorando su presencia para arrodillarse frente a Adrián.
-Me preocupas- le dijo pasando con delicadeza una de sus manos sobre el pecho masculino, y recién en ese momento reparó en la presencia de la muchacha- Lo siento, no te había visto- dijo desviando la mirada hacia la joven que se hallaba detrás del hombre sosteniendo la silla.
-Soy Victoria- agregó, extendiéndole la mano para saludarla- soy la psicoterapeuta de Adrián.
-Flora- dijo Camila, aceptando el saludo- es un placer conocerte, yo soy...- la joven se quedó en silencio pues no sabía como debía presentarse.
- Mi esposa- dijo Adrián ganándose las miradas sorprendidas por parte de ambas mujeres- Flora es mi esposa- agregó ante la expresión atónita de Victoria y la satisfacción reflejada en el rostro de Camila.
-¡Oh!- dijo algo desconforme Victoria- Tengo algo médico y privado que conversar con Adrián- le dijo a Camila- Así que ¿nos disculpas?- agregó de mala gana.
Adrián alzó su mirada hacia Camila, quien sólo asintió con un movimiento de su cabeza, alejándose luego para darles privacidad. La psicoterapeuta volvió a arrodillarse frente al hombre, apoyó sus manos en las rodillas de este.
-¿Tú hermano sospecha algo?- preguntó.
-No creo, vengo aquí todos los días y uso la silla todo el tiempo- respondió él.
-Bien- dijo con satisfacción Victoria-¿Y ella? ¿Lo sabe?- preguntó mirándo de soslayo a Camila quien se hallaba de pie a unos diez o quince metros de distancia.
- No, aún no- respondió Adrián, observando a su esposa que parecía encontrarse bastante incomoda mientras la mujer frente a él aprovechaba para tocarlo, no necesito mucho tiempo para pensar, observó la mirada que le estaba dando Victoria y levantó una mano llamando la atención de Camila.
-Flora, ven aquí- le pidió, ella se acercó tomando al llegar la mano que Adrián extendía en su dirección- Eres mi esposa, ahora- le dijo- no deberías apartarte de mi- agregó ante la mirada de desagrado de la otra mujer quien se puso de pie cuando Camila se acercó a ellos.
Posteriormente, Adrián dirigió su mirada a Victoria.
-Victoria, ahora quiero que todas mis citas las programes directamente con ella- le dijo, la mujer ladeó su boca y torció su vista, en señal de estar molesta- No la molestes-agregó al notar que la mujer no estaba muy conforme con la orden que él le había dado, ambas mujeres cruzaron miradas sin comprender exactamente a quien el hablaba- Te lo digo a ti, Victoria- aclaró- Vamos, Flora.
Camila apoyó sus manos para empujar la silla, mientras se alejaban, dejando a Victoria mucho más que molesta, pues su interés por el hombre iba más allá de lo profesional, el móvil de Camila comenzó a sonar, ella detuvo su andar para poder atender.
-Sí, padre.¿que vaya a casa ahora?- preguntó sorprendida, en tanto que Adrián solamente la observaba.
La pareja subió al coche y Adrián ordenó a su asistente los llevará a la casa de los padres de Camila, al llegar a la casa de su padre, Camila ingresó sola, le había pedido a su esposo que la esperara que no se demoraría. Cuando abrió la puerta, lo primero que vio fue a su progenitor sentado en el sofá.
-Te tomó mucho tiempo- le dijo su padre.
-Volviste con las manos vacías- agregó Flora entrando a la sala.- eres una desagradecida.
-¿De qué debería estar agradecida? preguntó Camila- ¿De qué me vendieran a los Lewis?¿O debería hacerlo por amenazar con dejar de pagar el tratamiento de mi abuelo?
-¡Eres afortunada de casarte con Adrián Lewis- respondió Flora- una basura como tu nunca hubiera podido pertenecer a una familia como esa por sus propios medios-alegò la muchacha sin saber que a espaldas de ellos el secretario de Adrián observaba y filmaba la situación.
-¿Y por qué no te casaste cuando tuviste la oportunidad?- le recriminó la muchacha.
-¿Cómo eres capaz de contestarme así? ¡Eres una perra!- gritó Flora acercándose a Camila bruscamente.
-¡Ya basta!- gritó su padre- Camila, deberías aprender a ser como tu hermana- sugirió él hombre- se útil para la familia.
-¿Útil?- preguntó Camila con aflicción- ¿Acaso quieres que sea como un parásito y viva a costa del trabajo de otras personas?- indagó ella, sin darse cuenta de que Flora había preparado su mano para abofetearla.
Camila soportó estoicamente el golpe, sintiéndose indignada.
-¿Eso es todo lo que querían? Bien, ahora me marcharé- dijo la muchacha girando sobre sus pies para salir de la casa.
-Aún no he terminado- agregó su padre.
-Bien, padre, escucho- respondió ella volviendo a estar de frente a su progenitor.
-Ahora que estas casada con Adrián, y él despertó- le dijo poniéndose de pie y caminando hacia ella- debes decirle a tu esposo que nos de a nosotros el proyecto que tiene entre manos.
-¡Exacto!- remató Flora- Hazte útil, niña.
-No- respondió con absoluta franqueza la muchacha.
-¿Qué dijiste?- indagó su padre.
-Dije que no- respondió Camila confirmando lo que había dicho- ¡Estoy harta de toda esta situación, me cansé de ser un peón y dejarles tratarme mal! ¡Estoy harta de que usen al abuelo en mi contra para amenazarme! ¡Al carajo con ustedes!- dijo ofuscada mientras caminaba hacia la puerta de salida.
-Entonces ya no serás mi hija -le gritó su padre y la muchacha detuvo su andar.
-Que así sea- dijo luego, dispuesta a marcharse dejando a su familia atrás.
Topándose frente a ella con la imponente anatomía de Flora quien sin dudarlo la tomó de los brazos impidiéndole avanzar.
-¡Flora, déjame!- le pidió Camila mientras Flora la empujaba violentamente.
-¡Quita las manos de mi esposa!
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Comments
Mary Montilla
Ajá y ahora a hundir a esos desgraciados por tratar mal a su esposa 😡😡😡
2024-04-08
10
Aime Ranirez
esa hermana es desespery
2024-01-25
1
Lidia Colque
que bueno .salio a defender a su esposa
2023-11-02
9