Adrián observaba cada movimiento, acción o reacción de Camila, estaba más que ofuscado por estar casado con ella sin siquiera haber estado consciente. No podía negar que la muchacha era bonita, muy bonita, pero en sus planes nunca había estado contraer matrimonio con nadie, ni siquiera con Lana, la muchacha con la cual se suponía iba a casarse por medio de un trato entre sus familias. Muchacha que él esperaba no volviera a aparecerse por su casa, ya que tiempo atrás Adrián había decidido romper cualquier relación con ella debido a que supo que Lana había estado con otro hombre, y cuando él le reclamó ella simplemente le respondió que " No se iba a quedar de monja hasta que él se decidiera".
La actitud tan despreocupada de Lana, hizo que si Adrián sentía algún tipo de interés en ella dejara de sentirlo. Decidiendose a romper aquel trato, sin importar las consecuencias que tuviera que enfrentar, pero por el momento le servía estar casado con Camila, aunque no fuera de su agrado la situación. Con el transcurso de los días, el hombre había notado cierto interés de su amigo por la que era su esposa, lo cual no le parecía extraño, la belleza y sencillez de la muchacha eran el sueño de cualquier hombre...excepto él. Cada vez que Jackson iba a la mansión ya fuera a visitarlo o por asuntos relacionados al trabajo, el muchacho pasaba a saludar a Camila, a veces solía encontrarla a la hora del desayuno en la cocina, otras paseando por el jardín de la casa, precisamente en una tarde bastante calurosa, Adrián recibió la llamada de su amigo donde le avisaba que iría a verlo porque necesitaba hablar con él sobre algo muy importante, el hombre se hallaba frente a la gran ventana de su habitación observando hacia el jardín cuando la vio salir, llevaba su cabello atado en una coleta alta, unos jeans desgastados y una blusa sin mangas a la altura de su ombligo, se veía...bonita. Y más bonita la vio cuando una amplia sonrisa se dibujó en su rostro al ver a alguien entrar. Y sí, tal como pensó esa sonrisa era para alguien que ingresaba al jardín desde la sala, y ese alguien era nada más y nada menos que Jackson. Adrián los observó unos minutos, se saludaron con un beso en la mejilla, para luego caminar hacia la hamaca que se hallaba al terminar el camino de grava, mientras lo hacían charlaban amenamente, cosa que le hizo sentir algo extraño en su pecho, por un momento llegó a pensar que entre ellos podría haber algo más que amistad, pero desechó esos pensamientos cuando recordó que su amigo no sería capaz de querer conquistar a Camila, al menos no mientras ella fuera su esposa. Luego de saludar a la muchacha y charlar con ella un poco, Jackson se dirigió a ver a su amigo.
-¿Cómo has estado?- le preguntó Jackson.
-Mucho mejor- respondió Adrián estrechando su mano- Veo que no es necesario que yo te pregunte lo mismo- agregó haciendo alusión a la sonrisa con la que Jackson había ingresado.
-¿De qué hablas?- indagó él pelirrojo desorientado por las palabras de su amigo.
-De tu relación con Camila, de tu..." amistad" con ella- respondió Adrián y entonces su amigo sonrió con picardía.
-Ok, me atrapaste- le dijo- te voy a ser sincero, me gusta la muchacha- agregó observando con detenimiento el rostro y el lenguaje corporal de su amigo- Pero sabes muy bien que mientras ella esté casada contigo no voy a intentar nada, solo somos amigos.
-Bien- dijo Adrián secamente para luego comenzar a hablar con su amigo sobre el tema que lo traía hasta la casa. Y finalmente despedirse de él.
Camila por su parte seguía leyendo aquellos libros, de los cuales creía estar aprendiendo y guardaba esperanzas de que pudiera ser útil para Adrián en algún momento. Algunas de las noches en que se ponía a leer, obviaba hasta la cena, se excusaba diciendo que no se sentía bien para poder seguir leyendo. Esa noche pasó como un relámpago, la joven vio la hora en su reloj y cerrando el libro lo dejó sobre la mesa de noche y se durmió.
Al día siguiente se levantó antes que todos, incluido el personal de servicio, no le gustaba que le sirvieran o que le prepararan los alimentos, ella podía hacerlo por su cuenta, así que fue a la cocina, sacó la leche del refrigerador se sirvió un vaso y con sus audífonos puestos regresó a su habitación, mientras leía el libro con mucha atención. Así fue pasando la mañana, volvió a salir del cuarto horas después solamente porque sentía hambre, caminó rumbo a la cocina, iba leyendo y oyendo música, buscó un tazón, yogurt, cereales y algunas frutas.
Se hallaba absorta en su lectura, a la vez que la música en sus audífonos no permitía que algún otro sonido llegara a sus oídos, así que no se percató el momento en el que alguien entraba en el lugar de manera discreta y sigilosa. Camila se sobresaltó al sentir unas fuertes manos anclarse a su cintura, de inmediato se dio vuelta, dejando caer la cuchara que estaba llevando a la boca, con rapidez se quitó los auriculares y se sorprendió al darse la vuelta y ver que Andrew se hallaba a sus espaldas.
-¡Andrew! Me asustaste- dijo ella, ignorando por completo que su esposo la observaba-Tenía que hablar con mi hermano- dijo él- además quería verte a ti,¿qué estás comiendo?- indagó mientras tomaba otra cuchara para probar lo que ella comía.
-Puedes quedarte con todo- dijo ella con desagrado, empujando el tazón hacia las manos de Andrew.
-Sabes, si las noches se hacen largas aquí- dijo en tono sugerente- eres más que bienvenida a pasar tiempo en mi habitación- agregó consiguiendo una mueca de desagrado por parte de la muchacha- Pues soy el hijo mayor de los Lewis, y un día todo esto- agregó- será mío, incluida tú.
A sus espaldas Adrián se hallaba junto a su enfermero observando todo.
-Hey, jefe- comentó el muchacho con discreción- Él trata de conquistarla.
- Si es fácil conquistarla, pues no vale la pena- comentó Adrián encogiendose de hombros.
Mientras tanto Andrew caminaba hacia Camila, ella retrocedió sobre sus pasos hasta quedar acorralada entre la encimera de la cocina y el cuerpo del hombre quien la tomó por la cintura.-ante la atenta mirada de su hermano.
-Ese impotente tonto, no lograra satisfacerte- le dijo casi al oído- Yo sí- aseguró acercándose mucho más con la clara intención de besarla, pero justo cuando se disponía a hacerlo Camila le propinó un golpe en la entrepierna, haciéndolo doblarse de dolor y sorprendiendo a los dos hombres que observaban.
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Comments
Yvonm Sanchez
muy bien camila
2024-08-18
5
Mercesan
Que bueno
2024-04-10
5
Mary Montilla
💪🏻💪🏻💪🏻Eso es para que respete😡😡😡
2024-04-08
0