Finalmente, la muchacha se durmió con bastante intranquilidad y duda, pero al menos con la seguridad de que ya que Adrián había despertado no sería necesario cumplir con la parte del contrato en el que ella se veía obligada a tener un hijo. Hubiera sido mucho más triste y complicado si su esposo despertaba luego de que ella tuviera el niño.
Al día siguiente Camila se despertó, su estómago le recordó que el día anterior prácticamente no había comido mucho, así que se dirigió a la cocina en busca de algo para comer, al llegar a la puerta oyó voces, se detuvo a escuchar con cierta intriga. Efectivamente no se equivocaba en la cocina, dos de las empleadas de la casa estaban teniendo una charla, de esas que se tienen a escondidas de los jefes por el solo hecho de estar hablando sobre ellos.
-Ella durmió en el cuarto de invitados- le contaba una de las mujeres a la otra- su familia prácticamente la vendio- agregó la misma mujer, que había sido también la encargada de preparar la habitación para que la muchacha durmiera
- El señor Lewis no se preocuparía por alguien como ella- acotó la otra y de inmediato cerró sus labios, al darse cuenta de que Camila se hallaba de pie junto a la puerta, entonces sin disimular ni un poco ambas mujeres salieron del lugar sin siquiera saludar. La muchacha las vio pasar a su lado, ignorandola, como si ella no estuviera allí. Se quedó pensativa sopesando lo que acababa de ocurrir cuando el sonido de su móvil la sacó de sus pensamientos.
-Abuelito, ¿como te sientes?- indagó la muchacha al responder la llamada, sin saber que Adrián estaba a pocos metros de ella, sentado en una silla de ruedas, siendo conducido por su enfermero prestando mucha atención a aquel llamado- Bien, me alegra que mantenga su promesa de pagar tu tratamiento- agregó ella haciendo referencia a su padre- Descuida abuelito- continuó la joven respondiendo a los interrogantes que su abuelo le planteaba desde el otro lado de la línea, ignorando la presencia de su esposo ya que se hallaba de espaldas a él, cuando se dio vuelta pudo observar el semblante de Adrián.
-Así que ...impostora y cazafortunas- dijo él con una clara desilusión en su semblante.
-Debo colgar abuelo- dijo la muchacha finalizando la llamada- No es lo que piensas- le dijo a su esposo intentando que el no malinterpretara las cosas, Adrián por su parte le hizo señas al enfermero que lo asistía indicandole que lo sacara de él lugar.
Camila regresó a su habitación con tristeza al pensar que Adrián había malinterpretado la llamada. Se sentó en la cama, cerró los ojos y la imagen de su esposo invadió sus pensamientos, sonrió al recordar su piel blanca, su ojos de color miel para luego suspirar al recordar el beso que le dio antes de que recuperará la conciencia.
Mientras tanto Adrián se hallaba en su despacho, en compañía de Jackson, su amigo quien tenía la mala costumbre de entrometerse en todo y opinar sin que nadie le pidiera su opinión.
-¿Entonces que vas a hacer?- le preguntó extendiéndole un vaso de licor
-¿Con que?- preguntó él
-¿Con tu esposa? ¿Te vas a divorciar o no?- indagó él pelirrojo.
-Por el momento no puedo hacerlo- respondió Adrián- pero te puedo asegurar que no se lo voy a poner fácil.
Jackson se encogió de hombros mientras negaba con su cabeza, a él la muchacha no le había parecido mala, si no todo lo contrario, parecía una joven sencilla, dulce y hasta algo ingenua, muy diferente a lo que podrían ser Lana o la prima de Adrián.
Camila seguía perdida en una multitud de pensamientos, cuando la puerta de la habitación se abrió, sobresaltandola, una de las empleadas entró sin siquiera golpear trayendo en sus manos varios libros.
-¿Podría tocar primero?- indagó la muchacha tratando de no ser insolente, pues para ella todas las personas debían ser respetadas sin importar su edad, físico, pensamiento o condición económica.
-El señor Lewis dijo que tú cuidarás sus piernas- le dijo sin hacer caso a las palabras de ella, para luego dejar caer bruscamente los libros sobre la cama.
-Pero yo no sé nada al respecto, no tengo idea- afirmó la muchacha.
-Entonces estudia todo- dijo la empleada casi burlándose para luego marcharse.
Encogiendose de hombros, luego de suspirar profundamente, y con mucha resignación Camila tomó uno de los libros y comenzó a leer.
- No pierdo nada intentandolo- se dijo a sí misma- después de todo tengo mucho tiempo libre aquí, y tal vez con esto consiga que Adrián no me corra de aquí. Así que tomó sus auriculares y mientras que leía oía su playlist favorita, así se pasó la mañana. Hasta que alguien golpeó su puerta avisándole que era hora de almorzar, a ella le pareció extraño que la llamaran para hacerlo, ya que el día anterior nadie se había interesado en avisarle. Salió de su habitación y al llegar al comedor comprendió, en el amplio comedor estaban su esposo, su cuñado, su suegra y Jackson el amigo de Adrián y por causa de su presencia era que la habían invitado a almorzar.
-Buenos dias- saludo la muchacha a los presentes y todos ellos le respondieron, mientras para Camila no paso desapercibida la forma en que cada uno de ellos la observaba. La mirada de Sarah era inofensiva, al parecer a la mujer le daba lo mismo su presencia, Adrián la veía con desagrado, Andrew por su parte sonreía de lado recorriendola de arriba a abajo con la mirada llena de algo que a la muchacha le pareció muy desagradable, el único que la veía de una forma más agradable era el amigo de su esposo, quien le sonrió luego de saludarla e incluso la invitó a sentarse a su lado.
La comida transcurrió casi en silencio, había entre los presentes algún que otro cruce de palabras pero nada exagerado. Jackson conversó con Camila, le hizo varias preguntas a través de las cuales sus sospechas de que ella era una buena muchacha se iban disipando.
Así fueron pasando los días, Adrián prácticamente no se encontraba con Camila, Jackson la saludaba y la trataba con mucha amabilidad cada vez que iba de visita a la casa, a veces la llamaba por teléfono con la excusa de que no podía comunicarse con su amigo. La muchacha se dedicó a leer los libros en los cuales decía que tipo de tratamientos y masajes podían ser útiles para personas que estaban en las mismas condiciones que su esposo. Y la verdad era que ella deseaba serle de ayuda, por esa razón estaba casi todo el tiempo con un libro en las manos, y sus auriculares en los oídos.
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Comments
Ananelis berrio
estoy de acuerdo ..no debería de tratarla de esa manera ...
2025-03-20
1
Belkys Natalia
me tiene estresada el hecho de cómo tratan a la pobre chica, ignorandola definitivamente hasta aquí llegó yo leyendo
2025-02-07
1
Mary Montilla
Al menos entre tanto desprecio tiene un aliado 😞🤗
2024-04-08
8