Capitulo 15

Judith había volvido a la mansión, todas las sirvientes le daban la bienvenida en la puerta principal y una dupla de escoltas la acompañan hasta afuera de su habitación. Caminaba por el interior, hasta llegar al balcón, la noche estrellada hacia de la noche tan hermosa y brillante, que se reflejaba cada una de esas estrellas en sus ojos.

 A lo lejos, se podía notar el movimiento de las ramas y hojas de los árboles, algo se iba acercando a ella, era una lechuza.

—¡Laika! —Levantó su brazo y la luchuza posó sobre la misma.— Pequeña escurridiza, me imagino que debes traer información basado en el tiempo que te tardaste en volver.

 El ave se recostaba sobre el cuerpo de Judith, frotándose con la cabeza.

—Hoy estás mimosa. —Acarició su cabeza y recorrió su mano hasta llegar a la pata. —El Duque me habrá enviado una nota...

 Laika tenía en su pata, amarrado una nota. Judith lo desató gentilmente para que ella no se asustara y leyó lo que decía en él:

 "Pronto estaremos de regreso"

—Espera, entonces... ¿Eso significa que la guerra ya terminó?

Su expresión fue de felicidad, rápidamente salió corriendo por toda la mansión y le contó a todos la noticia. Después de cinco años, todos volverían a estar juntos nuevamente. La noticia se disipó a toda velocidad por todo el imperio, y la emperatriz en el momento en el que se enteró, iba todos los días al templo a agradecer a la Santa por tal milagro.

 Mientras tanto, los caballeros, ya estaban guardando todas sus pertenencias antes de comenzar el viaje de regreso. Muchas personas perdieron la vida, y muchas otras lograron sobrevivir a la guerra, pese a todo, se sentían felices y aliviados de volver; muchos comenzaron a llorar de felicidad y se abrazaban, sin poder creer que ya todo había terminado. Después de tanto tiempo en el infierno, ya veían lo celeste del cielo.

—¿Terminaste de guardar todo?

Félix, quien era el príncipe heredero, se acercaba a Henry con una sonrisa en su rostro. Él era un chico alto,cuerpo bien trabajado; su cabello era de color violeta y sus ojos de amarillo intenso.

 La familia imperial, por generaciones, había sido protegido por los dragones espirituales, se decía que el primer emperador era hijo del Rey Dragón y su descendencia sería protegido por sus ancestros, de ahí, la distintiva apariencia de todos los miembros de la realeza.

—Si, sólo me falta llevar a Fito a tomar un poco de agua antes de partir.

Henry Acomodó la última caja de madera sobre un carruaje y caminó en dirección a su amigo.

—Pobre, Fito. Pudo aguantar muy bien en todo este tiempo, sin dudas es un caballo de hierro. No por nada era el Corcel de "La muerte negra" jajaja

Henry se puso colorado al escuchar eso, se avergonzó del apodo que le habían puesto los enemigos y pronto, los caballeros aliados comenzaron a llamarlo así en modo de juego.

—Por favor, no me vayas a llamar así cuando estemos en el Imperio, es vergonzoso...

—Claro, —Rodeó su brazo por el cuello de Henry y con la otra sacudió su cabello.— No quisiera avergonzar a nuestro caballero estrella...

—Espero no estar interrumpiendo su amigable charla.

Richard de acercó a ellos con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Por qué tan feliz?, entiendo tu felicidad por volver, pero no pensé que sería una emoción tan desbordante. —Dijo Félix.

—Estoy feliz, porque por fin veré a mi pequeña hermanita después de tanto tiempo.

—¿Ella te reconocerá?

—Claro, me reconocerá sin dudas. ¿Verdad Henry?

Él había quedado en silencio un rato, miró por unos segundos a ambos y contestó a la pregunta de Richard.

—Si, lo hará.

Su respuesta fue leve, y su rostro reflejaba distracción. Caminó hasta donde se encontraba Fito, que era a unos cuantos pasos de dónde ellos se encontraban, tomó las riendas y comenzó a caminar junto a su caballo.

—Iré a darle agua, debe de estar sediento.

Henry rápidamente desapareció de ahí, dejando a los dos solos en medio del campamento.

—¿Qué le sucedió? De repente su expresión cambió... —Félix estaba curioso por su repentino cambio de humor.

—No lo sé... Ahora iré a hablar con él, tú mientras tanto deberías terminar de guardar tus flechas, siguen esparcidas por todos lados, eres muy desordenado. Nos vemos luego...

Richard caminó por el cendero que había tomado anteriormente Henry, hasta llegar a una pequeña laguna, dónde él se encontraba sentado bajo un árbol cercano y su caballo tomaba agua.

—¿Estás bien?.— Richard salió de atrás de los arbustos.

—¿Richard?, ¿qué haces aquí? Pensé que estarías aún conversando con Félix.

—Él tenía unas cosas que empacar... Oye, ya estamos por volver. ¿Aún recuerdas la promesa que me hiciste de niño?

—No lo recuerdo...

—¿Cómo que lo olvidaste?. Dijiste que harias un juramento de lealtad, en la que prometerias no acercarte a mi hermana.

—¿Aún lo sigues recordando?, han pasado ocho años, no puedo creer que aún me hagas hacer tal promesa. Ya te dije q no me acercaría a ella, ¿Por qué tendría que hacer un juramento de lealtad frente a muchas personas, por ese motivo?

—Pese a qué fuimos compañeros todo este tiempo y te ganaste mi lealtad en varios ámbitos. Con respecto a mi hermanita es diferente, a menos que tengas un título propio y que sea de un rango mayor, no te permitiré casarte con ella.

—¿Y quién dijo que quiero casarme con ella?. Es solo una amiga con la que pase tiempo de mi infancia dentro del Ducado, nunca la vi de manera distinta; además, ahora ya es una adolescente, por lo que nisiquiera sé, si se voltearia a saludarme después de tantos años, es como si nunca nos hubiéramos conocido.

—¿Entonces no tendrías problema con que ella se case con alguien más?

—En absoluto, le doy mi más sinceras bendiciones. No me importa con quién de case mientras que sea feliz.

—De acuerdo, confío en tí...

Richard se recuesta sobre el césped, apoyando su cabeza por sus brazos.

—Que pena que la guerra tuvo que durar tanto. *suspiro*.

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