Capitulo 6

El sol comenzó a hacer su aparición, el cielo se pintó de celeste y los pájaros comenzaron a cantar su hermosa melodía.

Judith como siempre, se levantó temprano. Pero está vez no era para la clase de tutoría, iría a escondidas a ver el entrenamiento de los caballeros.

Se escabulló por los pasillos y salió afuera hasta llegar al campo de entrenamiento.

Se escondió detrás de unos arbustos y disfrutó la vista. Los caballeros grandes, fuertes y como entraban en calor estaban sin ninguna prenda de arriba, dejaban los músculos al aire y brillaban por el sudor.

¡Una tremenda obra maestra lo que deleitaban sus ojos!.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Judith se paralizó al escuchar una voz.

—¿H-Henry?

—¿Estás espiando a los caballeros otra vez?

Ella se levantó, lo tomó del brazo y comenzó a caminar en dirección al parque.

—No, para nada. Te estaba buscando a ti.

—Si, claro—Lo dijo en un tono sarcástico—... ¿Qué es lo que te llama tanto la atención de ellos?, no lo entiendo.

—¿Cómo que no lo entiendes?, son altos, guapos y musculosos.

—¿Entonces te gustan esa clase de hombres?

—Es el estándar de toda mujer.

—Te estoy preguntando por tus gustos, no por el de otras mujeres.

—Sí. Me gustan.

—...

—Además, me gustaría que mi futuro esposo sea así.

—¿Solamente te interesas por el físico?

—No, también me gustaría que sea alguien de apariencia fría y sería con los demás, como si fuera un tirano. Pero cuando esté conmigo sea el chico más dulce sobre la tierra.

El aura alrededor de Judith se comenzó a iluminar, dejándose llevar por sus fantasías.

—Idealizas mucho a tu futura pareja, ya estaré yo en el futuro riéndome de ti cuando vea que es todo lo contrario a lo que estás pidiendo ahora.

—¿Y tú no tienes un tipo ideal para que sea tu esposa en cuanto seas grande?

—No tengo intenciones de casarme en el futuro y si lo hago será solamente por negociaciones diplomáticas.

—Nunca se sabe, quizás en el futuro te enamores de alguien, querrás casarte y tener hijos.

—De solo pensarlo me da escalofríos.

Un joven se iba acercando a ellos, era alto, delgado, su cabello era dorado y sus ojos verdes intensos.

—¡Richard!

Judith soltó a Henry y salió corriendo en brazos de su hermano. Henry, por otro lado, sintió una incomodidad en su pecho en cuanto Judith hizo tal acto, lo que provocó que su humor bajara.

—¿Qué estás haciendo aquí, Richard?, ¿No tendrías que estar en la academia?

—Vine aquí para conversar algunas cosas importantes con el Duque, volveré en tres días a la academia.

—Perfecto, podremos estar juntos entonces hasta el día en que te vayas.

—Si, pero ¿quién es él?

Posó su mirada en Henry.

—Oh, él. Se llama Henry, es un...

—¡Soy su amigo! —Contestó rápido, interrumpiendo a Judith.

—¿Amigo?

Richard se quedó en blanco por un momento, por fin su hermana tenía a alguien a quien llamar su amigo. Pero entonces eso significa que ya no sería el favorito de Judith.

—"Henry"... ¿Eres hijo de algún noble? Digo, para saber cómo fue que conociste a mi hermana.

—Soy hijo del marqués Leiton de Valencia. Actualmente, soy un aprendiz de caballero.

—¿Eres uno de los afortunados qué él reconoció como su hijo?

Un aura hostil renació en ambos.

—Veo que ya sabía de mi situación familiar. —Sonrió falsamente frente a Richard.

—¿Cómo no saberlo? Es un tema muy popular entre la aristocracia, y además ahora eres el amigo de mi hermana... Espero, que no haya intenciones ocultas detrás de esta supuesta amistad.

—No tiene por qué preocuparse, aspiro a ser un gran caballero y trabajar bajo las órdenes del Duque.

—De todas maneras te mantendré vigilado, en la primera que tú llegues hacer algo sospechoso te cortaré la lengua y ambas manos.

—¡Richard! —Grito fuerte Judith.— ¿Cómo te atreves a amenazar así a Henry?

—¿H-Hermana?

—¡Él es un chico bueno y siempre me cuida, no puedo creer que le dijeras algo así!.

—De verdad que eres ingenua.—Apoyó su brazo por detrás del cuello de Henry— ¿Cómo puedes pensar que yo, tu lindo hermano podría amenazar a alguien?, él y yo tan solo estábamos jugando. ¿Verdad, amigo?

Colocó una daga detrás de la espalda de Henry.

—S-Sí, es verdad. Tan solo estábamos jugando.

—¡Señorita!— Llegó una de las sirvientas en busca de Judith.

—¿Qué sucede?— Preguntó ella.

—Su tutor de historia ya vino, debe ir a clases ahora mismo.

—Está bien. Chicos debo ir a clase, no peleen. Los veo después.

Judith se fue corriendo adentro para tomar la tutoría. Dejando a los dos chicos afuera.

—¿Ahora serías tan amable de bajar esa daga?

—No he terminado contigo.

—¿Qué es lo que quieres? Ya te dije todo lo que necesitabas saber.

—Eres hijo del marqués Leiton. ¿Cómo esperas que confíe en ti?, quizás viniste con intenciones de enamorar a mi hermanita y así poder casarse en el futuro. Es tu manera de evadir la guerra por el título que hay en la familia Valencia. ¡Planeas convertirte en el Duque después de asesinarme por ser el sucesor!

—¿Pero qué historias te estás inventando?, es verdad que vine aquí para evadir la guerra por el título, pero no planeo matar a nadie y menos convertirme en el Duque.

Richard bajó la daga y dejó libre a Henry.

—¿Entonces no tienes ninguna intención de casarte con mi hermana?

—Te lo juro, solo soy un niño de diez años, lo que menos está en mis planes es casarme y si los tuviera, créeme que no sería con ella.

—¿Acaso estás diciendo que mi hermana es fea?

—No es lo que estoy tratando de decir, ella debe de casarse con alguien de su mismo estatus. ¡Con alguien de la familia imperial!, yo no tengo siquiera un título que heredar, no puedo tener el atrevimiento de pensar en casarme con alguien de un estatus mayor al mío.

—Me alegro al saber que eres consiente de que no puedes desear algo sin siquiera ser merecedor de eso.

—Lo sé. Lo tendré en cuenta hasta el día de mi muerte.

—Entonces deberás hacer un juramento de lealtad.

—Pero no puedo hacer eso sin siquiera ser un caballero oficial.

—Trabajas duro y te convertirás en uno, cuando lo hagas, harás el juramento de nunca tomar algo de la familia Florián. Ya sea el título o mi hermana.

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