LUNA DE MIEL II

Ya estando en la sala descansando, se sintió por un momento un silencio extraño. En esa enorme casa de paredes blancas, con grandes ventanales, que dejaban entrar, un viento fresco, que hacía hondear las grandes cortinas bordadas y encintadas. Se veía a lo lejos como las olas del mar golpeaban la arena de la playa. La calma era hermosa, pero a la vez, hacía sentir soledad. Emilia analizaba cada cosa que tenía la casa. Para ella era una casa grande espaciosa, como para reunir a una familia que fuera numerosa. En esos instantes le llegaron pensamientos, como sería tener hijos de Bernard, como sería ese sitio, con niños caminando y gritando por cada uno de los pasillos. Pidiendo que los lleven a la playa y papa diciendo que no pueden que ya es muy tarde. Y ellos acudiendo a ella para decirle lo que papa había decidido. Ella abogando por sus niños. Y él enviando a cuidarlos.

Bernardo, se había quedado dormido en la hamaca y en su sueño profundo. En ese sueño profundo veía a Emilia en una hermosa colina, junto a dos niños uno blanco rubio de ojos azules y el otro un niño de piel morena, cabello ensortijado. Que jugaban armoniosamente, mientras Emilia está recostada en un árbol observando ese bello espectáculo, de repente llega un hombre alto de piel morena, cabello ensortijado parecido al niño. Ese hombre la llamo mi reina celestial. Emilia se incorpora de donde estaba y corre al encuentro del hombre y lo abraza fuertemente y le dice te estaba esperando, porque tardaste tanto en venir por nosotros. Bernard trataba de gritar y no podía, la voz no le salía. En su sueño pensaba por qué Emilia estaba con otro hombre, quien era, porque había un niño rubio y uno moreno, pero no podía despertar del sueño. Emilia estando con los niños y ese hombre, se aparece un ave enorme como un águila y se lleva a Emilia. El águila alza el vuelo alto y se desplaza por medio de un acantilado, para salir a un valle enorme, con un verde prado. Allí el águila la deja en ese valle y alza su vuelo nuevamente alto. Y se pierde a través del acantilado nuevamente.

Emilia está en ese valle desconcertada y llorando. De repente y de la nada, aparece una mujer vestida de blanco, era una mujer ya entrada en años, de cabello blanco como la nieve y tés de piel blanca radiante. Se acerca y le dice no llores, pronto volverás con tus hijos y tu esposo.

Emilia preguntaba por qué está ahí, a lo cual la mujer de cabello blanco le respondió que era necesario por ser la elegida. A lo cual Emilia pregunta elegida para qué. La mujer le responde tienes la misión de salvar a tu esposo y tu reino.

Bernard quería despertar de su sueño.

 Solo se le escucha balbucear, ¿Emilia donde estás? Emilia, Emilia.

Emilia quien ese hombre moreno que está contigo decía,

Emilia ¿y esos niños son tuyos? Emilia donde estás, se le entendía que decía, pero nadie lo escuchaba.

Mientras, tanto Emilia seguía recorriendo la casa, salió a la parte externa del lado izquierdo de la casa donde había un patio de tierra y en él había unas grandes palmeras de coco y árboles que hacían ese sitio bastante fresco, la brisa marina toca su rostro y ella sentía esa dulzura en su piel. Después paso a la parte trasera de la casa, donde encontró algunos árboles frutales, que para ella eso era maravilloso, la fruta eran placenteras a los ojos y al paladar.

Ella allí se trepó por un árbol y se sentó en lo más alto para divisar el atardecer, el anochecer, pero bajo rápidamente para seguir observando la casa. De la parte trasera encontró un pasillo que la llevaba a otra casa. Pero esta casa era más sencilla, pero también tenía una hermosa decoración estaba pintada de blanco y sobre los volados de la casa tenía materas, colgantes, donde tenían helechos de todo tipo.

Al llegar al corredor de la casa contigua, salió la servidumbre y la recibió, pero también le dijo que no era sitio para una duquesa. A lo cual aclaro que ella podía estar en cualquier lado, sin ser cuestionada. Pero ellos querían ser los mejores anfitriones así que no discutieron con Emilia. En esta casa estaba la servidumbre y estaban en una algarabía, unos cantaban, otros hablaban. La casa constaba de una gran sala y a su lado izquierdo estaban las hamacas de los peones para cuando necesitaban reposar. Al centro de la sala había un gran comedor, que era para servir la comida a todos los sirvientes. Al lado derecho estaba la cocina era amplia allí estaban las cocineras y las auxiliares preparando todo para la cena y ahí estaba teresa ayudando a preparar la cena.

 Mi niña que haces acá, este no es tu lugar dice teresa.

 Emilia la mira sorprendida, a ver teresa, al contrario, este no es tu lugar, así que vamos para la casa deja que ellas saben qué hacer.

Todos miran sorprendidos a la duquesa, decir eso. Pero nadie dice nada.

 Bueno mañana vengo por acá para hablar un rato con ustedes cuando estén menos atareados.

Todos asienten con un la cabeza y con un sí.

En el grupo de sirvientes, todos murmuraban, que Emilia, no tenía ese porte para ser duquesa. Sabían muy poco de ella, por no decir que nada.

En el grupo de sirvientes había un sirviente, de contextura atlética, alto, de tés morena, cabello ensortijado. Ojos expresivos. Era el sirviente más atractivo del grupo.

Pero también era el más mujeriego. Hasta el momento no había hallado mujer que le dominara en el amor. Ese joven al ver Emilia sintió atracción hacia ella. Emilia ni siquiera noto la presencia de él.

Bernard, aún estaba en la hamaca, dormido profundamente cuando Emilia regreso.

Emilia con mucho cuidado, besa su frente y le habla en susurro, amor deberías levantarte vamos a ducharnos antes de comer. Bernard abre lentamente sus ojos y se incorpora, para hacer lo que Emilia le estaba diciendo.

Bernard no se acordaba del sueño, pero él sabía que había soñado algo muy extraño. Peo no le tomo importancia.

Sin imaginar que ese sueño sería la penuria de las cosas venideras.

Bernard y Emilia decidieron ducharse juntos, cosa que no habían hecho, Bernard estaba fascinado con el cuerpo de su esposa, la acariciaba pasándole el jabón por todos lados, él quería estar con ella, pero no sabía como llegar a ese paso así que procedió hacer lo que había en la primera ocasión. Abajo a su entrepierna así como el agua recorría el cuerpo de Emilia y saboreo todo de ella y así Emilia quedo extasiada.

Ya salieron de la ducha y Emilia lo lanzo sobre la cama y nuevamente le coloco su parte íntima en la boca de Bernard hasta que la hizo acabar varias veces. Emilia después bajo a la virilidad de Bernard y lo saboreo todo, hasta que el logro acabar en la cara de ella.

Eso para ambos era reconfortante. Pero Bernard quería algo más y Emilia aún no le permitía llegar a esa parte, pero esa era su luna de miel sería que se llegaría ese momento, eso pensaba él.

Esa noche teresa había mandado preparar una cena especial para los recién casados.

Así que la velada estuvo inolvidable.

Después de la cena en la playa había una carpa esperándolos para esa gran noche.

Colocaron una fogata cerca de la carpa.

Se sentaron a tomar unos vinos. Hasta que estuvieron algo pasados de alcohol.

Emilia le dijo a Bernad que ya era hora de ir a la carpa. Pero Bernad quería seguir un poco más al calor de la fogata. Así que Emilia no vio nada de malo era su luna de miel.

Teresa y Javier habían preparado una sorpresa más. Entre la servidumbre había varios que tocaban algunos instrumentos y también cantaban. Así que les llevaron una serenata. Para Emilia y Bernard fue una sorpresa bastante agradable. La fiesta tomó más ambiente y todos cantaban, bailaban.

Aquel hombre moreno, no le quitaba la mirada a Emilia.

Bernard y Emilia estaban bastante alcoholizados. Las demás personas estaban igual en euforia.

Emilia quería ir a la casa para ir al baño, pero no sabía por dónde ir así que le dijo a Bernard que fuera con ella, Bernard se dispuso para ir.

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