Capitulo 19

Al día siguiente

Las chicas llevaron a los mellizos al colegio, ya que el viaje era unas horas antes del almuerzo, que llegarán justo a un restaurante donde estaría esperando el socio de ellos, ambas salieron con muchos pedidos de sus tesoros, llegaron a la empresa, donde ya matteo y Arturo estaban listos y algo estresados, tanto que sus saludos fueron aún más formal que cualquier otro, pero eso no molesto a ninguno.

Tenían todo listo y para ambas, la sorpresa fue grande cuando mencionaron donde irían.

_¿Venezuela?_

Gritaron ambas al oír que el viaje sería a Venezuela.

_Sí, en media hora, salimos, ¿pasa algo?._

Pregunto Arturo, pero ambas negaron, Andrómeda no podía creer que regresaría donde vivió su vida, donde vivió una decepción en el amor y donde tuvo una noche maravillosa que trajo como resultado a dos personas muy importantes para ella, sus tesoros, las emociones en ambas estaban al punto máximo, por otra parte, sería una oportunidad para visitar la tumba de su padre, que tenía mucho tiempo sin verla, su corazón latía fuerte de emoción.

Todo estaba listo, ellas preparadas y ellos con sus documentos en mano, eran dos reuniones muy importantes, negocios que cerrar, no podían faltar, por segundos, Matteo tuvo un leve recuerdo de la noche que pasó en ese país, en su último viaje, no entendía el empeño en recordarla, si ya tenía a alguien que lo tenía loco.

Ya Arturo no podía estar así con Roberta, la extrañaba y sentía que estaba siendo infantil, aparte de eso, empezaba a imaginar que ella se buscaría a alguien más, por su actitud y forma de mirarlo y ese cuerpo natural lo hacía pecar con solo verla, así pasaron las pocas horas, al llegar ya estaban esperando las camionetas, está vez las chicas no irían con ellos, ellas tenían otras cosas que hacer y quedaron en estar en comunicación o tal vez verse en el hotel donde la secretaria los habían hospedado.

_¿Qué hacemos nena?_

_Vamos a la tumba de mi padre._

Respondió Andrómeda con nostalgia, juntas fueron al lugar y estaba limpio, como ella lo pidió aun estando lejos, recordó tantas cosas de niña, hasta decidieron dar un paseo, recordando tantas cosas, buenas y malas.

Se preguntaba que había sido de su ex y su esposa, solo deseaba que estuviera bien, de todo eso que pasó, salió lo mejor de su vida y no podía desear cosas malas a los demás, si a ella le pasaban puras cosas buenas.

_Que bueno verlo de nuevo por aquí, Señor Santos._

Hablo, el amigo y socio de Matteo.

_El gusto es mío, espero cerrar negocio a gusto como siempre._

Cuatro hombres entraron junto a ellos tres, Arturo no podía faltar en esas reuniones, era quien conocía bien a cada persona y sus intenciones con solo verla, Buen ojo para los negocios y su abogado, después de un acuerdo, un club los esperaba para celebrar.

_Salgamos nena._

Andrómeda esperaba en el hotel, la llamada de Matteo y saber si regresaban esa misma noche, pero no llegaba, así que fue tentada por su amiga, por qué no, recordar viejos tiempos.

Sin duda, cada una compro algo cómodo y sexi, salieron a un club muy conocido por lo seguro y los viejos recuerdos, la barra las esperaba y empezaron a llegar pretendientes, pero ella solos querían unos tragos.

_Esas dos chicas están hermosas._

Hablo el socio de Matteo, señalando a las chicas, los celos de ambos subieron al nivel más alto, sitieron su sangre hervir, ambos se levantaron y como Toro bravos, se acercaron, Arturo halando a Roberta para un lugar solo, donde no se resistió en buscar una habitación y arreglar las cosas como mejor les parecía a ambos.

matteo la llevó a la pista, pegando su espalda y trasero a él, hablando en su oído.

_Está trabajando, señorita, ¿qué hace aquí?_

_Lo mismo que usted señor Santos..._

_No lo creo, yo salí por trabajo, pero ya que buscas peligro, yo te enseño lo que te puede pasar._

Un beso profundo y demandante recibió Andrómeda de él, en cuestion de segundos, Se metieron en una de las habitaciones que prestaba el club como hotel, Andrómeda veía como él se quitaba la ropa, quedando sin nada, sus ojos se abrieron hasta más no poder, su tamaño lo representaba.

_Supero mis expectativas._

Muy coqueta se acercó, agachándose para trabajar en el hasta oírlo gruñir de placer, no buscaba detenerla, solo ayudarla a obtener lo que Andrómeda buscaba y eso era que terminará cosa que logró subiendo su Ego.

_No quiero quejas._

Hablo Matt a en su oído con una voz ronca y sexi, la tiro a la cama, amarro sus manos a la cama.

_No crees que esto es trampa._

_No lo creo._

Matt abrió sus piernas para ubicarse en su entrada, pero con su boca, haciendo que sufriera en tres ocasiones deteniéndose cuando estaba por llegar, era una experiencia inovidable para ella, jamas habia sentido tanto placer en la intimidad.

_Eres un...aaah._

El ritmo de su lengua fue mayor hasta verla temblar, cuando estaba llegando se detuvo y antes que hablara sintió como él entraba, sacando un fuerte gemido ahogado, se detuvo unos segundos y subió las piernas de ella en sus hombros, Andrómeda veía a Matteo diferente, su mirada tenía maldad, dominio, posesión, sus movimientos eran lentos y profundos, en unos minutos más le soltó las manos, las sábanas eran apretadas por Andro.

Matt la levantó, quería otras cosas de ella, se acercó a sus senos chupando mientras se seguía moviendo, sus movimientos seguía, sus gritos, gemidos y gruñidos, Andrómeda estaba siendo guiada y manejada al antojo de Matteo y eso cambió cuando se subió a horcajadas y se movía sintiéndolo más profundo y logrando que Matteo gruñera, y lo que más pensaba ella, era que le traía muchos recuerdos de esa noche loca con ese descuido y no fue la única, pero así siguieron, hasta sentir que ya no podían más, sus cuerpos quedaron unidos, abrazos muy diferentes a esa noche, Matteo no podía negar que Andrómeda era muy parecida a esa mujer de años atrás, pero eso lo borro rápido de su mente.

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