Capitulo 4

_Abuela, sabes que a Mat, no le gustan esas cosas._

_Lo sé, pero sabes que come lo que yo le doy._

La anciana sonrió feliz, tenía mucho tiempo sin ver a su nieto y la noticia que estaba soltero le llenaba de angustia, ya que deseaba ver a sus bisnietos antes de morir, ambas estaban escogiendo dulces de leche y chocolate, hasta que dos niños chocaron con ambas.

_Emma, ten cuidado._

Hablo Manuel, acariciando la mano de la anciana, quien quedo encantada.

_Disculpe abuela, no la vi._

La niña le dio un abrazo y un beso.

_Yo quiero uno._

Hablo Matilda haciendo un puchero, ambos niños se acercaron para darle un abrazo y un beso, no perdieron tiempo en decirles los chocolates más ricos, como ya tenían unos minutos, su madre y tía fueron por ellos.

_Buenos días ¿Qué hicieron niños?_

Andrómeda habló algo apenada.

_Estos encantos de niños, no hicieron nada._

Hablo la anciana y seguido la chica, después de conversar un buen rato, decidieron compartir el almuerzo, por petición de los niños, después de reír un buen rato de las tremenduras de esos niños, tres camionetas llegaron al lugar por la anciana y la chica, no sin antes prometer que se volverían a ver.

El día de diversión de la familia de cuatro, continuo, ese día complacieron a sus tesoros en todo lo que ellos pedían, aunque Emma, era quien más exigía, Manuel solo pedía pasar tiempo con su madre.

_Que bello estás, Matt._

_¿No mientas, Maltida, no vez la cara de ogro?_

Hablo Arturo burlón, recibiendo un golpe con un bastón.

_No le prestes atención, abuela, mejor abrázame._

En ese momento, Matteo sonrió, ver a sus dos tesoros ante él, era la sorpresa más agradable que podía tener.

La chica sacó todos los dulces que a él le gustaban de pequeño, pero que ahora casi no le gustaban, solo para complacerlas, los comía, Arturo no era de estar adulándole, para el era un banquete comerlos, eso provocaba que la anciana lo golpeara y solo reía.

_Conocimos unos mellizos, hermano, se parecen a nosotros cuando éramos niños, tu serio y yo revoltosa._

Matteo la abrazaba dándole besos en su cabeza, pero no le tomo interés a la conversación de esos niños, solo pensar en eso, recordaba a la mujer con quien quería tenerlos y resultó ser una cualquiera.

Las mujeres fueron a la mansión, donde Matilda se acercó a su abuela.

_¿Abuela, crees que Matteo no se enamore más?_

_Solo necesita encontrar a una mujer que le haga olvidar ese mal recuerdo._

La chica sonrió y se acostó abrazando a la anciana.

Al día siguiente

La anciana le pidió el favor a Arturo, de investigar a la mujer que estaba junto a ellas, en una foto que se tomó Matilde el día anterior mientras compartían, el chico vio a la abuela algo sorprendido.

_¿Por qué quieres investigar a esas mujeres?._

_Son unas amigas que conocimos ayer, Artur, que tiene de malo, por qué te ves, asustado._

Hablo Matilda, Arturo saco de su gaveta los expedientes de ambas, eso, dejo sorprendida a ambas mujeres, jamás pensaron que serían unas pilotos y muy reconocidas por su buen trabajo.

_Quiero un paseo en helicóptero, llámalas._

Arturo sudaba frío, a Matteo le iba a dar algo, si se enteraba, cuando pensó hacer todo oculto, Matteo entró.

_Hermano, nos acabamos de enterar de que nuestras amigas, son piloto, las contratamos para dar un paseo en helicóp..._

_¿Que? No, no, no, como se les ocurre, no dejaré que mueran en manos de esas mujeres._

Arturo reía de la actitud de Matteo, mientras sus preciadas mujeres, caminaban a las camionetas, irían personalmente a buscarlas, sin prestar atención a sus palabras, al llegar a la mansión de Andrómeda, Matteo no dejo que entraran solas, Roberta salió y quedó sin palabras, pero igual los hizo pasar al patio donde estaban de piscina da, los niños salieron corriendo para abrazar a la anciana y Matteo solo quedó embobado al ver a Andrómeda con un diminuto bikini, mostrando todo lo que él no pudo ver ese día, una palmada de Arturo lo hizo reaccionar.

_Qué gusto tenerlos aquí, ¿son familia?_

Pregunto Andrómeda a Matilda.

_Él es mi hermano, mi mellizo y el otro hermano._

Hablo la chica.

_Pero qué pequeño es el mundo._

Hablo Roberta burlona.

_Venía a contratarlas para dar un paseo en helicóptero, pero mejor nos quedamos aquí._

Matteo volteo a ver a su abuela, apenado, se autoinvitaba sola.

_Por supuesto, pasen._

_Oye, ¿eres novio de mi madre?_

Hablo Emma curiosa, al ver que Matt no dejaba de ver a su madre.

_Emma, mamá, te va a regañar._

_Cállate Manuel, no vez que él, si es el indicado._

Emma volvió a ver a Matteo, quien reía de sus travesuras, pero le sonaron confusas sus palabras.

_¿Por qué le buscas novio a tu mamá?_

_Por qué queremos un papá._

_Lo quieres tú, Emma, yo no._

Hablo Manuel muy serio, eso hizo sonreír a Matteo, dejando a todos los presentes, que no quitaba su vista de ellos, muy sorprendidos.

_El ogro sonríe parecido a mi hijo._

Hablo Andrómeda, dejando a todos aún más sorprendidos, pero todo se seguía poniendo mejor, al ver como él se quitaba todo, quedando en solo bóxer para bañarse con ellos.

La anciana sonreía al ver como Andrómeda se mordía el labio inferior viendo a Matteo, su amiga se acercó a ella para bromear, pero también para comerse a Arturo que siguió a su amigo.

_¿No crees que es un castigo ver tanto y no tocar.?_

_Te doy toda la razón, como puede tener tanto ese ogro._

Matilda y la anciana reían de cómo ellas estaban tan entretenidas con tanta carne.

_Oye abuela, creo que nos quedaremos más tiempo._

_Creo que sí, mi amor._

Con una mirada y sonrisa de complicidad, siguieron las mujeres, mientras Matteo y Arturo disfrutaban de la piscina junto a los niños, Manuel por cuidar a su hermana y Emma por querer convencer a Matt de que sea el novio de su padre y su padre.

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