CONFUNDIDA

Leah...

Ver esos ojos azules tan profundos, esa barba y cabellos tan negros como la noche y sobre todo la sonrisa tan hermosa que estaba estampada en su rostro fué suficiente para hacerme sonreír de una manera en la que creo que no reía desde la última vez que lo ví. Él es hermoso. Y pues de más está decirles que pienso que sigue moviendo mis fibras. Aunque no como antes. Siendo sincera su sonrisa me hace pensar en la del latino que me hace suspirar.

Aparto esos pensamientos de mi cabeza y me concentro en el apuestísimo hombre que tengo frente a mí. Hola hermosa... Y un beso en mí frente y luego otro rozando mis labios me hacen erizar la piel. ¡Jean Pierre! Dije abrazando su cuello y él al ser más alto que yo, me levanto en volandas y giró conmigo. No esperaba que vinieses a verme hoy. -Confesé apenada por mis fachas hogareñas- Estoy hecha un desastre. ¿Tu desastrosa? Jamás mon cherrie... Eres absolutamente hermosa en todas tus facetas. Nunca dudes de eso. Para mí no hay una mujer tan hermosa como tú.

Sus palabras hacen que me sonroje. Sé que no es la primera vez que estoy en ésta situación con algún chico, pero ciertamente no con uno que me revolviera tantas cosas por dentro. Siento que con esa sonrisa me desarma. Lo invito a pasar, y pues por supuesto que tenía pensado invitarlo a comer, pero resulta que él se me adelantó y ordenó mi comida favorita. Pizza y una enorme malteada de fresas. ¿Creo que tus gustos no han cambiado nada no es así ma petit? Sonrío emocionada porque jamás pensé que aún recordase mis gustos.

Estoy absorta en mirar como se mueve con total gracia por la cocina, y recordé que él es un hombre absolutamente independiente, así que debe saber de sobra como hacerlo. En un inesperado momento, las palabras salieron sin que yo lo pensara mucho... ¿Jean Pierre y eso que estás aquí?... Su andar se detuvo, se giró, me miró y con un dedito me hizo señas para que esperara. Terminó de sacar las cosas y vino hasta mí con una bandeja con platos, los cubiertos y salami, pepperoni, y otros aditivos más que aparentemente venían junto con el pedido. Se sentó frente a mí, volvió a besar mi frente y me dijo: ¿Prefieres la verdad o que me vaya por las ramas? Sabes que la verdad -contesté- Bueno, la verdad es que vine porque ya te di el tiempo suficiente para crecer, para evolucionar en tu carrera, y ahora que ya tengo 34 años, me gustaría tener estabilidad amorosa y desde hace 7 años, supe que verdaderamente era contigo con quién quiero eso.

Su confesión hizo que mis manos sudaran, que mis mejillas se sonrojaran, y que mi estómago se contrajera. Espera, -dije colocando mi mano en su fornido pecho- Primero quiero que sepas algo, hay un chico que me gusta, y me gusta mucho. De hecho ayer nos besamos, bueno, en realidad no fué besarnos, besarnos... -Le comenté en modo verborragia- Shhhhhhhhh.... Tranquila ma petit... No estaba esperando no tener ningún contrincante, imagino que ya a muchos les debes haber partido el corazón sin tan siquiera proponerte, pero está bien. Aquí estoy y te cuento que no serán solo un par de semanas, será por tiempo indefinido y eso me dará oportunidad para ir ganando más terreno en ese corazoncito tan hermoso que tienes en tu pecho. Pero tan solo te voy a pedir que por favor si no quieres nada conmigo, me lo digas de inmediato. Mi intención no es molestarte ni fastidiarte, por el contrario, es respetar tu decisión cualquiera que sea.

¿Se puede ser más perfecto? No lo sé, debería ser un delito ser así de hermoso y abierto con respecto a todas las cosas. -Gracias Jean Pierre- dije suspirando con alivio. Lo abracé y cuando me estaba separando, nuestras miradas se encontraron y para ser sincera, pensé que iba a encontrar la misma chispa y el fuego pude sentir con Pipe, si hubo una reacción a su toque, pero no tan intenso como con Pipe.

Nos sentamos a mirar películas, y luego me fuí quedando dormida en las piernas de Jean, porque el comenzó a hacerme cariñitos en mi cabeza y eso fué suficiente para que cayera como bodoque. No supe nada más hasta que mi alarma sonó a las 5am para levantarme y hacer mi rutina de ejercicios. Al levantarme y verme entre mis sábanas de la misma manera en la que me acosté, supuse que Jean me trajo hasta acá. Al mirar a mi mesita había una nota: No te quise despertar, te ves como un ángel dormida. Espero que sí hayas logrado descansar. No me hubiese querido ir, pero no es de caballeros aprovecharse de una mujer borracha o dormida y en tu casa estabas las 2. Estabas borracha de sueño y te dormiste como roca. Por eso solo te di un beso en los labios y uno en la frente. Cuando leas ésto apuesto que ya será de día, por lo tanto que tengas un día maravilloso.

P.D.: roncas suavecito, aún en eso, eres la ternura hecha carne. Te adoro. Tuyo… J.P.G.

Agarré la carta y la arrugué en mi pecho, ¡Aaaaaaggghhh! ¡Que ternura! Que ternura es esto. Levantarse así todas las mañanas, sonaba tentador. ¿Podría? Pero entonces unos ojos tan oscuros como la noche pasaban como flashes ¡Odio ésto! ¿Porque no llegaste el año pasado cuando aún estaba soltera y sin nadie a quien mirar? Definitivamente, mis decisiones no estaban fáciles de tomar. Por el contrario, me sentía indecisa, llena de hasta temor de destrozar a cualquiera de ellos. Con eso en la mente hice mis rutinas diarias, me duché y me fuí directo a la agencia. Ya veremos qué pasará, pero lo único que siento en éste momento es que estoy SUMAMENTE CONFUNDIDA!