Salio de su madriguera.

. Una disculpa enorme por no haber actualizado esta historia, estamos en la recta final y subiré los siguientes capítulos en estos días, gracias por su paciencia y comprensión, mil bendiciones.

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Los días pasaban y mi estado anímico mejoraba, mi cirugía ya había quedado atrás y cada vez estaba mejor y listo para el último paso que faltaba dar, para que Li, ahora si sea completamente libre de su pasado tormentoso.

Su hermano se quedó aquí con nosotros, bueno de hecho aún estamos todos en la casa de los señores Monroe, pero es tan extraño para mí que por primera vez me siento en familia y me agrada esa sensación, mis suegros siempre están pendiente de mí, mi novia ni se diga, ella quiere que me sienta a gusto aquí, pero lo que ella nunca se a dado cuenta es que con solo tenerla a mi lado yo soy feliz en el lugar que fuese.

Y me alegra demasiado que Ian y Lilith están recuperando el tiempo robado y creando nuevos momentos entre ellos, al verlos me da nostalgia que a pesar de los años que avanzaron aún tiene esa hermandad que forjaron desde niños, a mí en lo personal me hubiera gustado mucho tener un hermano y sentirme apoyado por él, pero por desgracia soy hijo único…

Estábamos en la sala platicando como cada día con anécdotas de su niñez, cuando vi a mi abuelo parado con su rostro serio, me levante acercándome a él.

— abuelo, no te vi, ¿estás bien?— negó y asintió a la vez, puso su mano en mi hombro y sabía que algo quería decirme— dime por favor ¿que pasa?.

— Emilio, ¿podemos hablar en otro lugar?— asentí y con el permiso del señor César entramos a su despacho.

Nos sentamos uno frente al otro, estaba un poco impaciente para qué hablará mi abuelo, lo vi suspirar aflojando su corbata y volvió a verme fijamente.

— hijo, quería hablar sobre lo que te dijo tú— guardo silencio hasta que volvió a continuar—lo que paso esa noche— asentí, por que sabía a que palabras se refería— es difícil para mí, porque quien debería decirlo es mi hijo y no yo— suspiro hasta incorporarse.

— solo sé directo, el daño ya pasó abuelo— tomó mi mano dejando una pequeña fotografía, al verla era una mujer y sus ojos eran idénticos a los míos.

— tu padre cuando tenía tu edad se enamoró perdidamente de una hermosa chica— carraspeo caminando al pequeño minibar y se sirvió un vaso— yo siempre lo apoye, pero tu abuela estaba en contra de ese noviazgo solo porque ella era humilde.

— pero abuelo a que viene toda esa historia, ¿con esto?— le mostré la imagen y solo me sonrió volviendo a tomar la fotografía.

— créeme que tiene mucho que ver hijo— carraspeo y volvió a sentarse— ellos se distanciaron de la noche a la mañana y no sé en que momento tu abuela convenció a tu papá de casarse y solo dos años después de la boda de tu padre, llegaste tú a casa— guardo silencio haciendo el momento con mucho suspenso.

— no entiendo abuelo, ya dime, por que duele más si no lo dices— el asintió deslizando la foto hacia mi.

— Emilio, ella, ella es Edna quien te llevó a casa y tu tenias tan solo año y medio— suspiro acercándose a mí y de su bolsillo saco una pequeña cadenita y me la entrego —esta era de ella de tu madre— al escucharlo decirme que ella era mi mamá, mis ojos se hicieron llorosos, respire muy profundo sintiendo dolor en mi corazón.

Por muchos años siempre busqué la respuesta o la lógica del comportamiento de la que siempre pensé que era mi madre, pero ahora entiendo porque siempre fui rechazado y siempre mi padre se esforzaba para llenar ese hueco que sin saber me faltaba.

Pero, ¿como lo iba a llenar ella?, si ningún lazo nos unía, respire varias veces para tranquilizarme, puse la foto de ella sobre la mesa y vi fijamente al abuelo.

— ¿dónde está?, ¿que sucedió con ella?— suspiro hasta asentir.

— Edna murió un año después de dejarte con tu padre, tenía una enfermedad muy avanzada, mi hijo intento salvarla llevándola a los mejores especialistas, pero ya era inevitable— asentí limpiando mis lágrimas— perdóname por haberte guardado esto por mucho tiempo.

— abuelo, tus razones debes haber tenido para ocultarlo, y todo esto es una noticia muy sorprendente, pero creo que en el fondo yo sabía la verdad— asintió levantándonos de las sillas hasta abrazarnos.

Nos quedamos así por algunos minutos más hasta que salimos y por extraño que parezca me sentía más aliviado y ligero al saber la verdad para no seguir torturándome con la actitud de ella.

Los días fueron pasando hasta que una semana nueva iniciaba y con ella una gran noticia, por fin ese bastardo había salido de su madriguera y ya lo traían de regreso.

Contaba las horas para tenerlo frente a mí y hacerlo sufrir hasta que suplique que termine con su vida.

Estábamos comiendo cuando sonó mi celular al contestar solo escuché "listo", me levante de inmediato viendo al señor César que entendió mi lenguaje y solo nos despedimos sin más explicaciones.

Al llegar a la cabaña bajamos rápido entramos y vi a ese hijo de puta con una bolsa de tela puesta en su cabeza, camine a él golpeándolo con un bate que tenía en mis manos.

— hoy sabrás en carne propia el daño que le hiciste— le quite la bolsa y el me vio fijamente— no me mires bastardo, hijo de perra— y con el mismo bate golpee su rostro.

Le di dos golpes más escuchándolo quejarse, aventé el bate con muchas fuerzas hacia la pared, la furia corría por mis venas y solo quería matarlo en este momento, los hombres habían preparado una mesa de tortura y solo tomé otro utensilio para continuar con mi venganza.

Mientras el gritaba yo no cesaba en hacerle heridas, con un cuchillo, prendí un cigarrillo y fui quemándolo poco a poco hasta ponerlo en su rostro.

— por favor, deténgase, yo jamás lo e visto, no soy la persona que busca— negué haciendo sonido con mis labios— por favor le ruego que se detenga.

— y al escucharlo rogarme, lo golpeé a puño limpio en el rostro— jamás me equivocaría en encontrar una escoria como tú, te ayudaré a hacer memoria, es una chica pelirroja de ojos violeta— al decirle el color de ojos abrió la boca de asombro— bueno, creo que ya recordaste.

— pero, ella está muerta— volví a golpearlo hasta tomar un cinturón colocándoselo en el cuello— espera, espera, Lilith, ¿está viva?.

— le di el jalón apartándolo, mientras el se movía desesperado— jamás lo sabrás, porque de aquí no saldrás vivo imbécil.

Segui torturandolo haciendo heridas su pecho, con una tijeras quite algunos dedos, utilice un marro para destrozar sus piernas, entre más seguía más sangre salía y mi sed crecía.

Mientras que el señor César solo observaba atento a cada uno d mis movimientos, pasaban las horas hasta que me sentía más que satisfecho y al verlo estaba irreconocible.

— camine hacia mi suegro quien me dio un arma— está es la última que tus manos se mancharan, hijo— asentí.

— pero por ella seré capaz de todo— me sonrió e hice lo mismo di media vuelta regresando con esa piltrafa— León— levantó su cabeza viéndome fijamente— salúdame a tu familia.

Le apunte a la frente y solo presione el gatillo escuchándose el estruendo por la pequeña casa, suspire hasta entregarle el arma a uno de esos hombres.

Íbamos camino a casa, pero antes llegaría a mi departamento a cambiarme después de cambiarme nos fuimos a la casa, al entrar todo estaba serio, subimos las escaleras y cada quien se fue a la habitación.

Al entrar Li estaba sentada en la orilla de la cama acariciando el pelaje de Nieve, me acerqué y pude ver sus ojos lloros al tomar sus manos solo suspiro.

— mi amor, ya todo acabo— ella solo asintió abrazándome.

— gracias por estar a mi lado— al separarnos, le di un corto beso, acaricio mi rostro hasta que sonrió— te amo Emilio.

— yo también te amo, Lilith— nos volvimos a abrazar quedándonos así por un largo tiempo.

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