Episodio perdido.

Después de prácticamente devorarla en el ascensor salimos camino a nuestra suite, al abrir la puerta solo la volví a abrazar acorralándola contra la pared.

Pase mi mano tras su nuca y solo comencé a besarla, sus besos eran mi medicina para olvidarme de todo lo que se avecina, volví a cargarla y ella solo me abrazo sin despegar nuestros labios.

—La lleve a mi habitación sentándola en la orilla, volví a besarla hasta que le susurre al oído— mi vida, ¿estás segura?.

— suspiro hasta asentir— más que nunca cariño.

Sonreí me hinque en medio de sus piernas y volví a devorar sus labios, desabotone su blusa dejando al descubierto su piel blanca, recorrí su suave y exquisita piel dejando besos en ella mientras la escucha jadear sin descanso.

Me levante tome sus manos poniéndolas sobre mi pecho y ella me comenzó a quitar botón por botón hasta dejar al descubierto mi torso, volví a tomar sus manos y solo la guie por toda mi piel mientras ella cada vez se ponía más roja que su cabello.

— ¿te gusta lo que estás tocando?— solo asintió.

En un movimiento la recosté sobre la cama y fui besando cada centímetro de su cuerpo hasta quitar sus pantaloncillos, bese sus piernas sintiendo sus movimientos por cada caricia que mis manos le hacían con delicadeza a su piel.

Subí poco a poco besando su abdomen hasta llegar a sus senos donde ella se deshizo de su sostén, con mi lengua recorría sus abultados senos mientras ella se retorcía por la sensación que mi lengua le provocaba.

Continúe besando su clavícula hasta llegar a sus labios, para este punto sus bragas y mi ropa restante ya estaba en el suelo, me posicione entre sus piernas, volviéndola a besarla.

— te amo— y antes de que ella pudiera contestarme solo me deslice lentamente hasta escuchar un gemido ahogado en mi hombro.

Comencé con movimientos de cadera lentos, sin dejar de besar sus labios y lamer su cuello terminando en sus senos.

Aumente más mis embestidas donde sus gemidos eran escandaloso y para aminorar el ruido puse mi mano sobre su boca y fue cuando todo sucedió tan rápido.

▪️▪️▪️

Ese día en que Lilith decidió regresar a su habitación desobedeciendo a su madre sin reparar en las grandes consecuencias.

Cerro su puerta como cada noche en que se disponía a dormir, se duchó poniendo una de sus pijamas favoritas, ya que era un regalo de su papá que ella aún conservaba como un tesoro.

Al acostarse y antes de dormir ella se quedó viendo el pequeño porta retrato donde estaba una fotografía de su padre junto a ella en su último cumpleaños, antes del trágico deceso de progenitor.

Lilith ya tenía horas de haber conciliado el sueño, sin imaginarse que su propia madre le decía a León hijo de Darius, que el se encargará del escarmiento por desobedecer su autoridad.

La madre al dejarla en manos de León, jamás se imaginaba lo que él haría, ya que León al conocer a Lilith una obsesión enfermiza se fue formando con el pasar de los años y él al tener la aprobación daría rienda a las miles de fantasías que él tenía cada noche con Lilith.

León al entrar con sigilo a la habitación de Lilith se acercó a la cama donde su lasciva mirada la veía como si de un trozo de carne se tratara, el se subió lentamente en ella y cuando abrió de golpe sus ojos pudo ver el rostro de León y ella al intentar gritar el se lo impidió con su mano sobre su boca.

Lilith intento evitar que la lastimara, pero le fue imposible sintiendo un gran golpe en su cabeza, al estar desorientada solo sintió un dolor punzante en su parte íntima y cada vez ese dolor iba en aumento, cuando León le quito la mano ella gritó muchas veces el nombre de su madre.

Pero ella jamás atendió el pedido desesperado de su hija, su madre en ese momento se encontraba en la planta baja tomando café junto a Melisa y Darius, actuando como si nada estuviera pasando, pero en toda la casa se podía escuchar los gritos desgarradores y los gruñidos excesivos de León.

Al levantarse de la cama solo vio una escena demasiado agria y cruel; donde cada que gritaba Lilith por ayuda él la golpeaba con saña.

Se ajustó los pantaloncillos y salió de la habitación con rapidez para ir a la cocina, la madre al verle la camisa teñida se levantó con mucho miedo y temor subió las escaleras, al abrir la puerta lo que vio, era tan difícil e impactante que la madre se desmayó al instante.

Al no saber que hacer, León llamo a un viejo amigo tres años menor que él, sabía que le ayudaría, ya que tenía el dinero y el poder suficiente para hacerlo pasar como un accidente.

Entre los dos jóvenes la envolvieron en una sabana sacándola de la casa en plena madrugada la subieron a una camioneta y la llevaron a las afueras de la ciudad, escogiendo el lugar más desolado e intransitable.

Cuando bajaron el cuerpo golpeado y desnudo de Lilith, León se acercó y dejó un beso en los labios helados sintiendo un poco de remordimiento por lo que hizo, dejaron su cuerpo a la orilla.

El joven acompañante de León al percatarse que ella lo veía fijamente su miedo creció, y al no saber que más hacer, tomó una gran roca y de un solo golpe la hizo cerrar sus ojos.

Subieron a la camioneta y manejaron sin rumbo hasta detenerse frente al aeropuerto internacional, donde se despidieron y él entró perdiéndose entre la gente.

▪️▪️▪️

No sabía que sucedida solo comenzó a convulsionar, con rapidez me cambié con lo primero que encontré, a Lilith le puse una bata y solo la cargué sacándola de la habitación.

Al estar en el ascensor quería que abriera rápido esta maldita cosa, los minutos eran agonizantes no sabía que le sucedía y el terror me invadía, soy un imbécil, soy un completo imbécil.

Cuando por fin había abierto, corrí por recepción pidiendo a gritos un transporte, la gente solo me veía extraño, cuando los trabajadores del hotel me indicaron que estaba afuera salí abordándolo de inmediato.

— vi al chófer que no arrancaba y solo le grité con demasiada furia y desesperación— carajo, muévase llévenos al hospital más cercano, pero rapido— el solo me miró por un segundo y asintió.

Y solo sentí el movimiento del auto, acariciaba su rostro una y otra vez, bese sus labios y no reaccionaba y solo la abracé con fuerza soltando un quejido doloroso.

— mi vida, por favor no me dejes, por favor yo, yo te necesito hasta para respirar— mis lágrimas salían y caían sobre las mejillas de mi amada Lilith...

Rogaba al cielo que todo esto no tuviera graves consecuencias si no me culparía de por vida si llega a pasarle algo a mi bella y amada Lilith jamás me lo perdonaría.

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