Viaje repentino.

Las semanas habían avanzado donde mi relación con Lilith iba fortaleciéndose cada vez más, pero como siempre la paz y armonía no es duradera cuando tienes una madre más que empecinada en emparejarte con una mujer que a demostrado tener algún problema psicológico porque eso es lo que a sucedido.

Melissa tiene una orden de restricción, pero ni eso la a echo entender y por seguridad ya no e tenido citas fuera para evitar que esa loca aparezcan, porque aún no e encontrado el momento perfecto para contarle, pero tengo que hacerlo, ya que la bomba va a contra reloj y cuando estalle a quien más afectará toda esta mierda es a Lilith...

Estábamos en una fiesta de la empresa del señor César, yo estaba esperando a Li, a fuera de los baños, cuando escuche un grito.

— Emilio, ¿dónde está?, me va a conocer esa perra— solo negué agarrándola para alejarla de los baños— suéltame, zorra el es mío.

— grito mientras me la llevaba— ¿que carajos haces aquí?, ya me tienes harto, Melissa porque no desapareces de mi vida— intento besarme y solo la aleje— lárgate.

— nunca, sé que recapacitaras y volverás a mi lado, Emilio yo puedo darte lo que esa mujer no te da— solo negué fastidiado.

— ¡cállate!, no te permitiré que hables de ella, no tienes el derecho— la acorrale hasta hacer una seña— ahora desaparece y la única perra que veo aquí, es a ti— me alejé de ella— llévensela.

Camine de regreso al área del baño y ahí estaba recargada en la pared esperándome, la abracé hasta pasar mi mano por su cintura.

— ¿dónde estabas?, amor— sonreí porque cada que me llamaba así mi corazón se aceleraba.

— me llamaron los de seguridad, pero está todo bien— ella asintió caminando hacia nuestra mesa.

El señor César solo me veía y entendía que quería decirme con su pesada mirada, le envié un mensaje de texto y solo contesto entre más pronto mejor…

— mi amor, me siento cansada, ¿puedes llevarme a casa?— tomé su mano ayudándole a levantarse.

— claro mi vida— nos despedimos de los señores Monroe.

Al caminar hacia la salida del salón, a lo lejos vi a Melissa parada, esto olía a problemas, de verdad esta mujer no se cansa de fastidiarme la existencia, le di el tiquete al chico encargado de los autos y le indiqué donde quería que me lo entregará.

— jale a Lilith para entrar de nuevo a la fiesta— ¿porque regresamos?— no conteste hasta que volvió hablarme— cariño.

— vamos a salir por otro lado, mi vida— ella asintió tomando con más fuerza mi mano.

Salimos por la puerta trasera del salón donde el chico ya nos esperaba, la ayude a subir y antes de yo subir a mi auto le di las gracias junto a una buena propina.

Maneje hasta la casa de los señores Monroe, estaba demasiado estresado que no preste atención a lo que Lilith me decía.

— ¿sucede algo?— suspiré con pesadez.

— discúlpame mi vida, es solo estrés— ella asintió.

Estacione y la llevé al interior de la casa, nos sentamos en el sofá, no quería dejarla sola en este momento, ella se recostó en el sofá posando su cabeza en mis piernas mientras yo acariciaba su cabello rojizo.

— mi vida, ¿te gustaría ir de viaje?— ella asintió un poco soñolienta— descansa, yo te cuido.

Y mientras ella dormía hice varias llamadas alistando todo para llevármela de viaje, necesitaba estar en un sitio neutral para hablar con calma.

Cuando llegaron los señores Monroe los saludé y les comenté lo sucedido y mis planes, estaban de acuerdo, me levante del sofá cargando a Lilith y la llevé a su habitación donde ya dormía sobre ella Nieve.

Me despedí y me fui a mi departamento, hice mi maleta, pero no pude pegar el ojo en toda la noche, ya que mi mente rebuscada las palabras adecuadas para lo que tenía que decirle a mi novia, me di un baño y me aliste.

Al llegar a la casa de los señores Monroe ya me esperaba el señor César en la puerta.

— hola hijo, ya casi está lista mi niña, por favor cualquier cosa llámame— asentí.

— si señor César— no dije nada más.

Subí mi maleta y la de Li, a la camioneta, por seguridad dejaría mi auto en la propiedad de los señores, recibí a Lilith con un corto beso y nos fuimos directos a la pista.

El jet nos esperaba, al abordar más mi nerviosismo se apoderaba de mí, pues mi confesión estaba cada vez más cerca…

〰️〰️〰️

Este viaje repentino me tomaba por sorpresa, pero me agradaba la idea que pasaría más tiempo con Emilio, todo el vuelo fue un poco extraño, ya que Emilio lo sentía distraído y cada que le preguntaba algo tenía que repetirlo porque no me escuchaba y sus respuestas eran casi a tira buzón.

Llegamos a nuestro destino, el aire era muy cálido y muy agradable, al llegar al hotel Emilio había reservado la suite presidencial, al entrar me llevo a mi habitación.

Por la noche Emilio pidió servicio a la habitación mientras cenábamos solo tocaba mi mano y lo escuchaba suspirar hasta que no aguante más.

— Emilio, me dirás por favor, ¿que sucede?— volvió a suspirar hasta que tomó mi mano.

— mi amor, tengo que decirte algo— levante mi ceja esperando a que continuará — es sobre algo que omití de mi pasado y creo que es necesario que lo sepas.

— pues dímelo, sabes que el pasado, pasado es— carraspeo hasta aclarar su garganta.

– es sobre mi ex pareja— asentí apretando su mano para darle ánimos— amor, tú la conoces.

— ¿y?, amor todo tu estrés solo porque no me dijiste de tu antigua pareja— suspiro escuchando sus zapatos golpear el suelo.

— no es por lo qué te dije, sino de quien se trata— asentí esperando más— mi ex pareja es Melissa— abrí un poco los ojos porque ese nombre me recordó a la fastidiosa hija de Darius.

— Melissa, ¿que?— lo escuché suspirar hasta que volvió a tomar mis manos.

— Melissa Moscova— al escucharlo nombrar a la hija de Darius mis ojos se abrieron por completo y solo me solté de su agarre— mi amor, yo no sabía, también tengo poco que me enteré y no sabía como decírtelo— asentí levantándome, no se porque, pero tenía unas ganas inmensas de llorar.

— disculpa, solo, solo necesito estar sola para asimilar esto— solo respondió un sí, muy apagado.

Camine hacia mi habitación encerrándome y rompiendo en llanto, no entendía porque había reaccionado así, solo sé que me dolía mi corazón.

Un día entero paso donde lo evitaba, pero él cada cierto tiempo lo escuchaba tras la puerta hablarme y pidiéndome que no terminará con algo bello y maravilloso por algo que hace muchos meses atrás ya había terminado.

Suspire porque en verdad él tenía razón, quizás era el ex de Melissa, pero ella ya formaba parte de su pasado y yo soy su presente y como él me decía cada que se pegaba a la puerta, que yo ya formaba parte de su futuro.

Me levante de la cama me duché y me cambié, al abrir la puerta solo sentí sus brazos rodearme y solo suspire al sentirlo.

— perdóname— sonreí acariciando su rostro—¿me acompañas a cenar?— asentí entrelazando mi brazo en el suyo.

Llegamos al restaurante del hotel, pidió vino y pedimos nuestra cena, al sentir sus dedos rozar mis manos un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo.

— mi vida, no tengo nada que perdonarte, ella forma parte del pasado y eso es todo— beso mis nudillos hasta que su caricia me hizo sonrojarme.

— gracias mi amor, por aun estar aquí conmigo— asentí sintiendo sus cálidos labios sobre los míos.

Nos separamos por el carraspeo del mesero, cenamos y tomamos varias copas de vino, al terminar fuimos al bar del hotel, entre cada bebida prácticamente nos comíamos a besos y solo por instantes mi cuerpo lo pedía a gritos.

Cada caricia, roce y besos, sin duda hoy daría un gran paso con él, ya no tengo ninguna duda más, Emilio es el hombre perfecto y solo quiero entregarme a él en cuerpo y alma.

— su cálido aliento golpeo en mi cuello y su voz provoco que mis vellos se erizaran— creo que es momento de irnos— asentí volviéndonos a besar más apasionado que segundos atrás.

Al subir al ascensor todo se descontroló, nuestro beso era cada vez más salvaje, nuestra respiración cada vez aumentaba, mi corazón latía a mil, me cargo entrelazando mis piernas en sus caderas deslicé mis brazos por detrás de su cuello.

En el ascensor solo se escuchaba el sonido de nuestros labios y su gruñido mezclarse con mis jadeos, hasta que se escuchó el sonido del ascensor indicando que se abriría, me bajo tan rápido que yo acomodaba mi cabello con nerviosismo y el abotonaba mi blusa, escuche pasos y una voz.

— buenas noches— sonreímos aclarando nuestra voz y solo contestando el saludo.

Me abrazo hasta descansar su mano en mi cintura, beso mi cabeza y solo negué por el momento acalorado que habíamos vivido hace minutos atrás.

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Comments

Viviana Astrid Garcia Osorio

Viviana Astrid Garcia Osorio

muy buena gracias

2024-04-24

1

Beatriz Martinez

Beatriz Martinez

muy interesante los capitulos gracias me encanta su novela

2024-04-24

1

Maria Gonzalez Gonzalez

Maria Gonzalez Gonzalez

muy interesante, hermosa, tierna, gracias por los capítulos 😍.

2024-04-24

3

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