Aniversario de Bodas.

Después de dejarla en la casa de los señores Monroe en el camino no pare de pensar en la plática que tuvimos y en mi estúpida pregunta donde me resonaba en la forma en que perdió la vista y del no saber que le sucedió.

Sin duda buscaría al mejor detective de la ciudad o del país para qué investigué todo lo que tenga que ver con su pasado...

Al llegar a mi departamento apenas abrí y se abalanzó hacía mi Melissa notando su aliento alcoholizado y de inmediato la alejé y prácticamente sacándola de mi casa.

— tú siempre seguirás siendo mío, Emilio yo te amo, amor, eres mi vida— gritaba con desesperación pegada a la puerta.

Todo esto estaba cansándome y me molestaba que mi madre seguía ayudándole y metiéndose en mi vida, fui hasta mi habitación sacando una maleta, guarde unos cuantos cambios.

Al salir estaba sentada en el suelo, la vi por unos segundos más que fastidiado y me fui de ese lugar, subí a mi auto y maneje hasta un hotel, donde tenía pensado quedarme algunos días.

Donde tendría que volver a hablar con mi madre porque intentarlo con Melissa es caso perdido ella no razona, ni tampoco se hace a la idea que hace años la deje de amar.

Me acosté en la cama y donde en definitivo no pude dormir ni un solo segundo, me cambié y antes de ir a la empresa fui a la casa de mi madre quien me recibió tan sonriente que verle ese semblante me daba pendiente.

— hola mamá, mi visita no es de cortesía— al decirle eso su sonrisa se esfumo—es para dejarte en claro y entiendas que no regresare con ella, deja de alimentarle sus sueños locos y deja de meterte en mi vida— y sin verlo venir mi madre me dio una bofetada.

— para empezar a mí no me hablas así que soy tu madre y si hago esto, es sólo por tú bien, Emilio entiende ella es la indicada hijo, con tu genética y su belleza sin duda tendrás bebés herm...— la interrumpí haciendo sonidos con mis labios.

— mamá, ¿no me escuchaste?, entiende una cosa yo no volveré con ella y para que te quede más claro aun, HAGAS LO QUE HAGAS, JAMÁS REGRESARE CON MELISSA— subí el tono de mis palabras — sabes que mejor ya olvídalo.

— pero hijo— negué con mucho fastidio.

— creo que fue inútil venir hasta aquí, me voy— y solo salí de la casa más frustrado que nunca por no haber solucionado esta maldita situación.

Al llegar a mi oficina mientras seguía con mi trabajo, no paraba de ver mi reloj contando las horas para ver de nuevo a Lilith.

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Los días seguían avanzando donde me estaba quedando con los señores Monroe, ya que querían que participará en la preparación para su aniversario de bodas número veinticinco, donde lo celebrarán por lo grande.

Ellos eran en definitivo un matrimonio a seguir y donde espero algún día encontrar a alguien que me ame tanto como César ama a Cecil.

Ya estaba todo listo y estábamos solo a horas del gran evento, unos estilistas nos arreglaron y al terminar nos fuimos a cambiar, la señora Cecil había escogido el vestido para la fiesta donde ella me dijo que era rojo sin más descripción.

Me lo puse y al sentir la textura sabía que brillaba por su tela rugosa, estaba terminando de ponerme los aretes cuando la puerta se escuchó y la voz de Carol se hizo presente.

— Li, ¿necesitas ayuda?— asentí caminando para sentarme en la cama.

— sí, puedes ponerme las zapatillas, están en una caja — solo dijo si, hasta que sentí sus manos sobre mis pies.

Me levanté chasqué mis dedos y salimos de la habitación, era más que obvio que llevaría a Nieve a la fiesta y la señora Cecil estaba de acuerdo, bajamos las escaleras y solo escuché un chiflido.

— estás muy hermosa hija— me dijo el señor César provorando que sonriera.

— gracias papá, y puedo asegurar que tú también te debes ver muy guapo en tu traje— tomó mi mano poniéndola sobre su mejilla donde sentí sus lágrimas correr— tranquilo, este día es para estar feliz.

— Suspiro hasta que solo respondió con un sí, notando su voz un poco apagada— vamos, hija— escuché la voz de la señora Cecil y solo asentí.

Salimos de la casa hasta abordar la camioneta sin saber donde estaba Carol, en el camino solo nos fuimos abrazados al llegar bajamos, tome la correa de Nieve para entrar al salón, porque los señores Monroe harían su gran entrada.

Solo avance unos cuantos pasos cuando fui detenida y por el aroma sabía que era Emilio, sonreí mientras él entrelazó mi mano a la suya, hasta que sentí su aliento cerca de mi oído.

— Li, estas hermosísima— me sonrojé hasta asentir.

— gracias— y solo seguimos nuestro camino.

Nos sentamos y solo habían pasado unos cuantos minutos cuando una canción de fondo daban la indicación de la entrada de los señores Monroe.

Jonathan y Carol se habían sentado a mi lado, pero sus actitudes eran un poco extrañas, no entendía porque su hablar era un poco hostil cuando Emilio se dirigía a ellos.

— hasta que sentí de nuevo el aliento de Emilio cerca de mi oído— ¿bailamos?— asentí levantándome junto a él— no te preocupes Nieve se fue con la señora Cecil.

Caminamos hasta la pista su brazo rodeo mi cintura mientras su mano sostenía la mía y solo comenzamos a bailar lento, suave y muy cercanos, tanto que podíamos sentir el palpitar sincronizado de nuestros corazones.

Al terminar la melodía tomó mi mano y caminamos hasta que sentí el viento acariciar mi piel, habíamos salido a una de las dos terrazas que tenía el salón.

— Lilith, te traje aquí para tener un poco de privacidad— asentí escuchándolo carraspear— Li, sabes, eres lo mejor que me pudo haber pasado en la vida, conocerte me hizo darme cuenta que todos estos años estaba tan perdido y gracias a ti me e reencontrado y te e encontrado— volvió a carraspear intentando aclarar su voz—Lilith Cassanelli ¿quieres ser mi novia?.

— me quede en silencio por la gran sorpresa, pero al final sonreí de oreja a oreja hasta asentir— si quiero ser tu novia Emilio.

—Me cargo dándome vueltas hasta que me bajo, volvió a carraspear sintiendo sus dedos tocar con delicadeza mi barbilla— ¿puedo?— y solo asentí.

Y en una fracción de segundo sentí sus cálidos y húmedos labios sobre los míos, siendo un beso muy pausado, pero con demasiados sentimientos comprometidos, al terminar nuestro primer beso, dejo uno en mi frente hasta que volvió a abrazarme.

— gracias por aceptarme en tu vida y en tu corazón— asentí con una sonrisa en mis labios hasta que nos dimos otro beso mucho más corto que el anterior.

Nos tomamos de las manos y nos fuimos al interior del salón, al darles la noticia a los señores Monroe estaban felices, pero la advertencia del señor César hacia Emilio me causó un poco de gracia por la situación en la que él ahora estaba metido.

— con ayuda de Emilio encontré a mis amigos para compartir mi felicidad con ellos— hola chicos, quiero decirles una gran noticia que me tiene muy feliz– tomaron mi mano y sin más les dije— Emilio y yo somos oficialmente novios.

Y cuando pensé que se alegrarían por mí, fue todo lo contrario, me soltaron la mano y después de eso, escuché a Jonathan más que alterado.

— ¿que?, Lilith, ¿porque lo has echo?, ¿porque él y no yo?, carajo— fruncí el ceño, me molestaba en la manera que me bombardeaba con sus preguntas y más porque su tono de voz era muy elevado tanto que la música se había detenido.

— lo hice porque yo quise y estoy segura de lo que mi corazón me dicta y si fue él, es porque tengo sentimientos por Emilio, Jonathan no te entiendo tú y yo se supone que somos amigos— los escuché por primera vez maldecir una y otra vez.

— maldita sea, cuando él te lastimé Lilith créeme que yo no voy a estar como un pendejo esperándote para consolarte — abrí mi boca de tal asombro por sus palabras— y si esperabas que siguiera fingiendo estar feliz por esa gran estupidez que has echo estas... — guardo silencio hasta que escuché gritar a Carol y un gran alboroto.

— suéltalo, lo estás lastimando imbécil— no sabía que estaba ocurriendo, pero con los gritos de Carol me decía que no era nada bueno, hasta que sentí que me jalaron del brazo — te haz dado cuenta todo lo que has provocado, por no darle una maldita oportunidad a Jonathan, que bajo has caído Lilith y si le pasa algo a Jonny será por tu es estúpida culpa , Li.

— iba a contestar hasta que la voz de la señora Cecil se escuchó más que molesta— se pueden ir ahora, creo que su presencia en la fiesta ya no es indispensable y escúchame bien niñita, a mi hija nunca te le vuelvas a acercar y su amistad hipócrita se a dado por terminada ahora largo.

Yo aún no podía asimilar y entender lo que estaba pasando a mi alrededor, jamás imagine que Carol me tratara así al igual que Jonathan, sentí un fuerte nudo en mi garganta, me comencé a sentir mareada y el aire comenzaba a faltarme, hasta que los brazos de Emilio me sostuvieron impidiendo que cayera al suelo.

— tranquila, cariño, siempre estaré aquí para cuidarte — asentí girándome hacia él y solo lo abracé rompiendo en llanto.

Solo necesitaba un fuerte abrazo para poder calmarme y terminar de entender todo lo sucedido, y poder hablar con Cecil y César sobre ellos y su fiesta arruinada.

Ylas personas que jamás imagine que me iban a gritar y hasta agredir terminaron haciéndolo en el lugar menos esperado, pero las palabras de mi papá tenían más sentido ahora que en algunos años, aunque avance el tiempo uno nunca termina de conocer a las personas hasta que una situación nos muestra el verdadero rostro que por años seguían ocultando.

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