17. La Despedida...

Cristina. – ¿Papá que haces en la casa a esta hora? bueno no importa, ¡pero es mejor que sepas de una vez que clase de mujer que es Jessica, anda diciendo que mamá…!

Rogelio. - ¡Hija en verdad lo siento, independientemente de cómo estaban las cosas entre ella y yo, pero era tu madre…!

Cristina. - ¿Dónde está Martha? ¡No cállate no me digas nada, Martha contéstame! ¿dónde carajos te metes, Jacinta donde esta Martha…?

Jacinta. – ¡Hay niña lo siento mucho usted sabe cuánto apreciaba a su mamá!!

Rogelio. – ¡Hija sé que es difícil, pero…!

Cristina. – ¡No…! ¿Martha dónde estás?, ¡mamá, contéstame, mamá por favor…! ¿ya dime donde carajos tienes a mi madre, que le hiciste…?

Rogelio. – ¡Yo no le hice nada hija ella tuvo un accidente esta mañana… iba con tu tía Lucia, ella está en coma, pero Martha falleció!

Cristina. – ¡No es cierto estas mintiendo, como te atreves! ¡No… puede ser! ¿mamá donde estas, mamá contéstame…? ¡No…!

Rogelio. – ¡Ven hija… trata de ser fuerte lo siento de verdad hija…!

En aquel forcejeo Isaac apretó el gatillo y la bala se impactó en su pierna derecha, de la impresión de ver como brotaba la sangre de su pierna se desmayó Erick corrió a auxiliarlo, a mi lo que menos me preocupaba era él, estaba desatando a Carolina, su primer impulso fue abrazarme.

Carolina. – ¿Estas bien, estas, herido?

Alejandro. – ¿Tu como estas te hicieron algo más? ¡Yo estoy bien la sangre no es mía…!

Carolina. - ¡Vámonos de aquí…!

De pronto volteamos hacia la puerta, cuando esta se abrió de golpe y un policía nos gritó que levantáramos las manos.

Rogelio. –¡No pensé que le fuera afectar tanto a Cristina!!

Jessica. – ¡Por Dios querido lo más seguro es que este fingiendo! ve hay mucha gente están los medios de comunicación, que mejor manera que llamar la atención, de Roger sí creo que este afectado, velo el pobre está destrozado… por cierto, ya tengo redactado el mensaje que darás a los medios y al pueblo, eso sí es importante que demuestres cuanto te duele la perdida de tu amada esposa.

Rogelio. – ¡A buena hora se vino a morir, justo al inicio de mi campaña electoral! ¿porque ahora…?

Jessica. – ¡Tranquilo querido relájate y sufre tu viudez! que todo está fríamente calculado, es mejor tener la compasión del pueblo en estos momentos, que su burla….

Rogelio. – No te entiendo, ¿de que podrían burlarse de mi…?

Jessica. – ¡Tu mujercita iba a fugarse con un tal Alejandro Rodriguez! él, la estaba esperando en la central, irían Aguascalientes y de ahí tomarían un vuelo a la ciudad de México, por lo que no tuve opción.

Rogelio. – ¡Hija de pu-ta…! ¿a qué te refieres con eso de que no tuviste opción?

Jessica. – Un candidato a la gubernatura del Estado, cornudo solo sirve para ser la burla de todo mundo, los medios te harían su burla, todo por lo que hemos trabajado habría estado en riesgo y eso no le conviene al partido… ni a la organización

Rogelio. – ¡Me estas insinuando que tu…!

Jessica. – Te estoy confirmando, todo debía parecer un accidente y así fue, un tipo que perdió el control de su camioneta, porque se quedó sin frenos, así lo dictaminara el reporte de tránsito, por lo que se le juzgara como un hecho culposo, por fortuna, el topo aún no tiene antecedentes, estará algún tiempo en prisión y un juez lo absolverá sin mayor problema y todo parecerá normal ante los ojos de todos.

Rogelio. – ¿Qué carajos estas diciendo? ¡debiste consultarme antes, se te olvida quien soy!

Jessica. – ¡Baja la voz querido, no queremos un escándalo ahora! no es el momento para aclarar, cual es nuestro papel, pero solo te recuerdo que no solo soy tu jefa de campaña, así que no te equivoques querido, ¡mira quién se atrevió a venir!

Alejandro. – ¡Buenas noches! ¿ustedes deben ser los hijos de Martha? tu eres muy bella como lo era tu madre ¿y tú Roger verdad? me permiten darles un abrazo…

Roger. – ¡Si claro gracias! ¿y quién es usted.?

Cristina. – ¡A usted jamás lo había visto por aquí…!

Alejandro. – Hace mucho tiempo que me fui de zacatecas, poco más de 20 años soy Alejandro Rodriguez, conocí a su madre, en la prepa, y realmente lamento mucho la muerte de Martha, me duele mucho, gracias muchacho por el abrazo, aunque son ustedes quien lo necesitan aún más que yo.

Roger. – ¡Perdón solo sentí el impulso de volverlo abrazar, tal vez por ver cómo le afecta la muerte de mi madre…!

Alejandro. – ¡Me siento destrozado por dentro…!

Roger. – ¡Me siento destrozado por dentro…!

Alejandro. – Lo sé hijo, lo sé muchacho permíteme darte otro abrazo… ven muchacha déjame abrazarte otra vez ….

Cristina. – ¡Era mi madre, me siento hueca…!

Alejandro. – ¡Espero que Dios les de mucha fuerza muchachos…!

Rogelio. – ¿Tu que carajos haces aquí…?

Roger. – ¡Por favor padre, solo nos está dando el pésame…!

Cristina. – ¡Por Dios padre…!

Alejandro. – No se preocupen muchachos, me darían oportunidad de darle el pésame a su padre… gracias…

Rogelio. – ¿Cómo te atreves a venir, acaso crees que no sé qué iban a fugarse…? ¡pero mira que justa es la vida, que más prueba quieres que ella nunca iba hacer tuya…!

Alejandro. – Te equivocas Rogelio, tu mejor que nadie sabe que ella jamás fue tuya, que habrás tenido su cuerpo y dos hijos con ella, pero su corazón y su amor siempre fueron míos…

Rogelio. – Quisiera soltar la carcajada, por la estupidez que estás diciendo, ¿de qué pi_nche amor hablas, si te cambio por mi dinero…?

Alejandro. – El amor no es una estupidez, estúpido es que tengas que comprar el amor que nunca te tuvo, y si ella me cambio, se deslumbro, al final una mujer que cometió un error, una mujer que apenas ayer hicimos el amor y no se cansó de repetirme que la vida no le alcanzaría para arrepentirse, por haberme cambiado por tu mugroso dinero….

Rogelio. – ¡Lárgate de aquí, no eres bienvenido…!

Alejandro. – No me voy a ir, me voy a quedar con ella hasta el final, si quieres que me vaya, tendrás que sacarme tu con tus propias manos, o por medio de tus guarros, ¡pero te atienes a las consecuencias…!

Rogelio. – ¿Te atreves a amenazarme, no sabes de lo que soy capaz verdad…?

Alejandro. – ¡Si! ¡Es una amenaza, yo no tengo nada que perder! y aquí hay muchos buitres esperando llevarse cualquier nota, para poder hacerte pedazos, así que tú decides si les damos de comer.

Rogelio. – ¡No te atreverías a manchar la memoria de Martha…!

Alejandro. – ¡Decir la verdad te libera Rogelio! y ella ansiaba ser libre hacía mucho tiempo, jamás mancharía su memoria, por qué decir que nos amábamos, no es motivo para avergonzarnos, porque lo único que deseaba era estar lejos de ti….

Rogelio. - ¡Ya cállate, no creas que te tengo miedo… no tienes idea de hasta dónde puedo llegar!

Alejandro. –¡A mí no me tienes miedo, le tienes miedo al escándalo! miedo a que tu candidatura se vaya a la mie-rda, miedo a que tu partido, te desaparezca.

Rogelio. – ¡Maldito seas Alejandro…!

Alejandro. – Una última cosa Rogelio Sanmillán, no creas que soy un pendejo, sé que terrenos estoy pisando contigo, podría casi jurar que tu estas detrás de esto, pero no tengo pruebas, por lo tanto, no te subestimo, pero tan poco lo hagas conmigo, cualquier cosa que me pase te hago responsable.

Rogelio. – ¡Estas demente Alejandro, con permiso…!

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