Capítulo 17: Veneno

...Al Día siguiente...

Cahya despertó de su sueño, cada día era una nueva aventura para ella, quería disfrutar más que nadie su niñez, ya que aún falta tiempo para que lleguen los protagonistas de la novela y su única estrategia es evitarla a toda costa, obviamente no dejará que aquella maldición se la coma, pero tampoco hará como su guardia, a las únicas personas que salvará será a su familia, el Imperio, la corona y sus ciudadanos no le interesan, eso es todo, sabe que el problema es grave, pero tampoco es para hacer un plan tan elaborado.

Cahya salió de su habitación y fue directo a la cocina, al llegar vio a su padre cocinando, eso no era raro para ella, sabía mejor que nadie que su padre, ayuda a su madre con las labores del hogar, porque el trabajo de hechicero, si bien era muy peligroso, hoy en día no hay tantas maldiciones y menos demonios, ya que su familia es quien cuida el sello de contención de su mundo.

- Papá dónde está mamá - *Dijo Cahya al ver a su padre*

- Pequeña, tu madre está en la cama está mañana no se encontraba muy bien de salud, así que está descansando - *Dijo Umbra con una sonrisa*

Cahya fue hasta la habitación de su madre, durante esos años aprendió unas cosas sobre su familia y en especial de su madre, ella al venir de un Clan de rango alto, es normal que su salud decaiga en ciertas fechas, ya que es una consecuencia de su Don.

- Mami, Cahya está aquí - *Dijo Cahya entrando a la habitación sonriendo*

Lineit al verla le sonrió y la saludo con la mano, no podía hablar así que para comunicarse tenía que escribir para hablar con su hija.

- Papá está haciendo el desayuno, quieres que te lo traiga a la cama o quieres que papá te lleve hasta la cocina y desayunar junto a nosotros - *Dijo Cahya sonriendo*

#Gracias mi niña, es mejor que desayuné en mi habitación, dile a tu padre que necesito un alangesico para el dolor de garganta# *Escribió Lineit*

- Bien mami, en un momento regreso - *Dijo Cahya saliendo de la habitación*

Lineit se quedó sola en la habitación, no se preocupaba mucho en ese momento, porque su enfermedad no es contagiosa y solo es por su Don, solo necesita descansar para sentirse como siempre.

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...En Otro Lugar...

- Señorita Eider, no creé que es peligroso seguir agregando veneno al pozo dónde el Clan Oscuridad Eterna recolecta su agua - *Dijo una chica de 14 años*

- Para nada, es más agreguen más veneno o uno más agresivo, nadie se dará cuenta, los demonios son inmunes al veneno, ya que su propio cuerpo lo elimina, pero un humano por más entrenamiento que tenga, nunca podrá hacer nada - *Dijo Eider sonriendo*

- Lo sé pero, si seguimos haciendo eso no solo matará a la esposa del líder Umbra, también a las demás esposas de los antiguos líderes - *Dijo aquella niña*

Eider usando su dónde hizo que su cuerpo se estrellara contra el piso, tan fuerte que se crearon grietas en el, el Don de Eider es la controlar la gravedad a su gusto.

- Yo se lo que hago, una vez y esa mujer muerta dejará de estorbarme, podré llevarme a esa niña y abrir el sello de contención, solo así podrán devolverme a mi hijo - *Dijo Eider molesta*

Eider había tenido un hijo, con quién había Sido su hermano, solo que esté decidió dejarla por una mujer humana cualquiera y más hermosa, lo único que quedó de él fue aquel niño que engendraron, ella no lo quería, pero su Don era especial, aquel niño tenía la habilidad de crear vida como un Dios, por lo que ella quería utilizarlo, pero una maldición se lo llevó al mundo de los demonios e hizo un trato con ella, si no le daba la sangre del tercer general y principe del infierno, jamás le devolverían a su hijo y lo devorarían sin pena alguna.

Besilius quien fue el tercer general del reino demoniaco, también era el tercer principe, pero no por ello era débil, al contrario era muy fuerte tanto que sus dos únicos hermanos lo emboscaron y fue por ello que aquella mujer humano lo encontró en el río casi moribundo, su sangre es casi sagrada para el mundo demoníaco, por lo que beber esa sangre es casi como tener la corona asegurada en ese mundo, es por ello que quieren a Cahya ya que ella es la más fácil de llevarsela y comérsela porque es una niña.

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...Tres Semanas Después...

En el Clan Oscuridad Eterna, la vida en esa familia era un caos, la madre de Cahya no se recuperaba, su salud era aún peor, pero no era la única las demás mujeres también habían caído muy enfermas, pero nadie se comparaba como estaba la salud de Lineit.

Umbra estaba desesperado su madre y esposa sangraban por la boca, nadie sabía que tenían, así que constantemente tenían que pasar parte de su energía maldita para que no empeorarán, pero esto solo retrasaba el fallecimiento de esas mujeres, Umbra se veía demacrado por lo ocurrido, no solo por su desesperación, sino que también al cansancio de compartir su energía con su esposa, Cahya no daba problemas, por el contrario ella cuida de cada mujer de la familia, trayendoles comida, agua y medicina.

No pasó mucho tiempo cuando otros Clanes se enteraron de lo que ocurría con esa familia y debido a que muchas de esas mujeres eran pertenecientes a otros Clanes, culpaban a sus esposos de no cuidar de ellas y amenazaban con atacar a ese clan si es que una de ella fallecía.

Los hombres de esa familia, junto con Cahya estaban molestos solo amenazaban porque les conviene acabar con ellos debido a que sin importar los siglos que pasen siguen siendo mal vistos por los hechiceros más antiguos, pero realmente no sé orrocupaban por ellas.

Pronto el Clan Luz Ancestral llegó hasta ellos, Amaru fue junto a su amigo, uno de sus hermanos tiene la habilidad de sanar heridas y diagnosticar enfermedades, no curará a ellas pero al menos determinará que les ocurre.

El se encargó de ellas segundo a segundo, cada uno de ellos agradecía a ese hermano y su líder, mientras los demás miembros de la familia del Clan Luz Ancestral estaban esperando afuera de las casas de ese Clan, para ellos ayudarlos no es necesario y era mejor dejar morir a las mujeres y así que ellos tengan un conflicto mucho más grave...

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