Capítulo 11: Incontrolable

Abel llevó a Cahya hasta un jardín muy bonito y tranquilo para que no se sintiera mal o triste por los insultos de su prima, esa niña es arrogante y cruel con todos, ya que se siente inferior a los demás a excepción de él porque el es mucho más poderoso que ella.

Cahya quedó impresionada con la belleza de ese jardín, las flores blancas eran sus favoritas en su otra vida y estás eran aún más hermosas que otras que haya visto en su antigua vida.

Abel notó como Cahya miraba las flores blancas, así que corto una y se la dio a ella.

- Toma, es para que aceptes mis disculpas por lo ocurrido hace unos minutos - *Dijo Abel de manera fría hacía Cahya*

- Oh gachias - *Dijo Cahya quién hablaba un poco mejor*

- No hay de que pequeña bebé - *Dijo Abel acariciando su cabeza*

Abel al notar la dulce mirada de esa niña sintió que algo hacía que su corazón latiera, era extraña esa sensación, ya que nunca experimento algo como ello, por lo que decidió irse en ese momento al ver que la señora Lineit se acercaba a ellos, Cahya solo pudo ver como el chico camino hacia el fondo del jardín y se perdió entre las bellas flores.

- Cahya hija ven vamos a dentro que la ceremonia está por comenzar - *Dijo su madre feliz por encontrarla*

Cahya le sonrió y estiró sus bracitos para que fuera cargada hasta la sala ceremonial, Lineit lo hizo y se llevó entre sus brazos a su bella hija, ella sonrió en sus adentros con solo verla, su hija era su mundo entero, tanto que el solo recordarla cuando apenas nació la llena de nostalgia, ya que su niña crece muy rápido y talvez no tenga tanto tiempo con ella, pero no por ello evitará que sus momentos juntos sean simples.

Al llegar a la sala fue directo hasta donde estaba su esposo quien estaba anotando el nombre de su hija en una lista, dicha lista era un registro para dar a conocer el nombre de ella, cabe aclarar que esto solo se hacía una vez que el hijo o hija despierta su energía maldita, así que esto llamaría la atención porque Cahya solo tiene 1 años y cinco meses de nacida, por lo que un bebé despertando su energía es algo inusual e imposible.

La ceremonia comenzó, haciendo que cada familia principal de los clanes se dieran a conocer, es decir no todos los descendientes se presentaban, solo los niños que despertaban su energía y los líderes de la familia, cada uno de ellos paso al frente, hasta que llegó el turno de Umbra el cual camino al frente con Cahya en sus brazos, la persona que anunciaba los nombres se sobresaltó al momento de decir el nombre de Cahya y todos en la sala también lo hicieron, menos Amaru y Abel quienes estaban a un lado de ellos, pero quién si se sorprendió y molesto fue Alana.

- Eh disculpé hechicero Umbra, pero la presentación es para los niños que despiertan su energía maldita y su hija...- *Dijo aquel hombre, pero fue interrumpido por Umbra*

- Mi hija despertó su energía maldita y por ello la estoy presentando tiene algún problema con ello - *Dijo Umbra con un aura oscura y maligna*

Aquel hombre se cayó la boca, no quería hacerlo enojar, hacer enojar a una persona de esa familia es llevarte al cuello a todos sus descendientes y peor aún pelear con treinta ocho demonios, ya que ellos son eso, demonios incluso la pequeña niña que es su hija es un demonio.

Ese momento estuvo lleno de tensión, pero ya nadie dijo nada porque le tienen un terror enorme a esa familia de demonios, así que para mejorar el ambiente dieron paso a la presentación de los dones malditos de cada niño y niña que se encontraba en el lugar, cada uno de ellos dio a conocer su don, solo que estos eran débiles debido a su edad.

Cahya solo miro algo impresionada y nerviosa, esos niños tenían una energía débil por ello sus hechizos eran débiles, en cambio, ella al estar encerrada práctico su don y era una locura, tanto que incluso se hizo un poco de daño por la enorme carga de energía maldita que está en su pequeño cuerpo.

Hasta que llegaron a los últimos niños que pertenecían a los cinco clanes más poderosos y se notó una mejora en sus hechizos, ella estaba feliz por ello y los invitados celebraban, ya que la nueva generación de hechiceros era aún más fuerte, Alana la niña que la molesto hace unos momentos inicio su hechizo él cual era capaz de alterar la realidad convirtiendo todo lo lógico del mundo en cosas irreales, muchos aplaudieron por ello y esto hizo que en ella una sonrisa arrogante apareciera en su cara, la cual presumió ante Cahya.

Ella la miro sin ninguna expresión, esa niña de verdad era enfadosa, pero todo el mundo de repente guardo silencio, ya quee Abel hará su hechizo y así lo hizo, sus ojos se hicieron blancos por completo y extendió su mano hacia al frente dibujando una ranura enorme del cual una maldición surgió de ella.

Todos sonriendo al ver la habilidad de Abel, esa maldición era de un grado neutral, es decir no hacía daño alguno y él podía controlarlo a su voluntad, ya que la absorbió con su Don, todos aplaudieron por esa presentación, Alana que hace un momento sonreía, ahora tenía una cara llena de molestia, miro a Abel con un gran odio hacia ese niño quien solo miraba al frente con esos ojos fríos sin alma.

Llegó el turno de Cahya, la cual sudaba de los nervios, así que miro a su padre, quien le regaló una sonrisa, mientras todo el mundo la miro directamente, ella se relajo y also su mano, ella no recitó conjuro alguno y esto les pareció extraño a los presentes, hasta que ella cerró los ojos y al abrirlos sus ojos se oscurecieron y el iría se iluminó de un rojo intenso, esto los asustó ya que los podría maldecir, pero en ese momento el suelo comenzó a temblar, los finos candelabros que colgaban del techo comenzaron a caer al suelo creando un estruendo insoportable, para que al final unos dragones de fuego emergieran del suelo y comenzaron a escupir fuego alrededor de Cahya.

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