Esa noche me sentía muy romántica. Le pedí a César, el programador, una baladita muy sentimental para matizar la velada. Me recosté a la silla y suspiré. Pensé en hombres guapos y mordí mi lengüita con los dientes súper excitada. Fue que timbró el móvil.
-Hola, soy Martina, este es "Cuéntame tu vida"-, dije atildando mis palabras, suspirando sexy, dibujando un corazoncito con mis palabras.
-Mi esposo me engaña con mi mejor amiga-, me relató una mujer. Tuve que quitarle el acento sensual a mis palabras.
-Estamos para oírte amiga-, dije solemne.
-Era el hombre más maravilloso del mundo tierno, apasionado, gentil. Yo me sentía en el paraíso en sus brazos, disfrutando de sus besos, sus caricias, de su profundo amor. Nos dábamos mucho amor todos los días y me sentía una princesa arrullado a su voz, a sus palabras tan dulces. Y era vehemente y me gustaba esa fuerza que aplicaba cuando me hacía suya, haciéndome suspirar y gemir como una loca cuando arribaba a a mis vacíos con mucho ímpetu y virilidad-, decía. Me encantaba ese relato, lo imaginaba a él, a ese marido infiel, en mi cama, tomándome y besándome, avanzando con febrilidad hacia mis entrañas.
-Pero se enamoró de mi mejor amiga. Se conocieron por mi culpa, además, en una fiesta. Él es tan guapo, tan maravilloso que ella quedó prendada, de inmediato, de sus brazos fuertes, de su espalda amplia como un tractor, y sobre todo de su sonrisa tan varonil y seductora. La hipnotizó-, dijo.
No sabía qué decirle. Ella empezó a gimotear a través de la línea. Miré a mi programador. Él seguía, también, atento, el diálogo.
-Los descubrí juntos en mi cama. Él no lo sabe, ella tampoco. Abrí apenitas la puerta esa noche que llegué temprano del trabajo y estaban uno encima de la otra, porfiando por deleitarse, aullando como lobos, obnubilados en ese momento pasional que las carnes se juntan-, contó llorando.
-Debió haberte dolido mucho-, intenté consolarla.
-No, no me dolió. Sentí furia, ira, cólera, frustración, me encolericé pero no hice nada. Cerré la puerta y salí de puntitas. Yo los seguí oyendo, jadeando y gritando igual que pervertidos-, subrayó.
-Imagino, dije, que ya habrás terminado con él-
Hubo un largo silencio. -No. No he terminado con él. No le he dicho nada. No tengo por qué decirle. Creo que en su conciencia está el saber que me ha engañado-, agregó.
Me extrañé. Moví mis pelos y me acerqué al micrófono. -¿Sigues con él, entonces? Eres muy sádica-, reí apenitas.
-Estuve pensando en una venganza, porque me siento tan dolida y humillada que no puedo pensar en otra cosa que desquitarme, hacerle pagar por su traición. ¿Sabes? me ilusioné mucho con esta relación. Ya tengo cuarenta años, era la última oportunidad de mi vida de ser feliz,. Habíamos pensado en tener bebés o adoptarlos, pero llenarnos de hijos, comprar una casita, vivir juntos para toda la vida-, volvió a llorar.
-Eso lo puedes obtener con otro hombre-, insistí.
-No. Ya o creo en el amor, no creo en los hombres-, precisó enojada.
Intenté serenarme yo también. Jalé mis cabellos y sentí patalear mi corazón entre furioso y asustado.
-¿Qué harás?-, pregunté imaginando lo peor.
-Eso que imaginas, adivinó ella, lo mataré. Ese tipo de hombres que engañan, abusan y se aprovechan de las mujeres no pueden vivir más-
Sentí erizar mis pelos y la sangre comenzó a chapotear vehemente en mis venas. No supe qué decir.
-Tranquilízate. No puedes cometer una locura-, dije, pero ya era tarde. Había colgado. Con el número registrado en el móvil, llamé a la policía, de inmediato, casi sin pensar.
-Podría ocurrir un crimen-, dije detallando el número, pero el número registrado era clonado. Los agentes no pudieron hacer nada, tampoco.
Miré al programador, César. El se alzó de hombros y puso una melodía romántica. Yo quedé boquiabierta, parpadeando de prisa, sin saber qué decir ni qué hacer.
Dos días después, cuando fui a comprar el pan para desayunar, me detuve un ratito en el quiosco para ver los titulares de los diarios. Siempre lo hago para estar al tanto de las noticias. Repasé los encabezados y vi en un cuadradito, chiquito, coloreado de verde, dos renglones que me sacudieron por completo.
-Mujer envenena a esposo-
Agaché la cabeza y no sé por qué, me puse a llorar.
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Comments
✨✨Esmeralda Guzman✨✨
si ,q vive en los extremos!!!!!🤔🤔🤔🤔
2023-09-16
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