Fiesta de encuentro

– ¡Roxanne! – gritó Francisco.

–¡Ah¡ –Ella salió de su estado pensativo alertada por los gritos de el.

– La modista te está hablando – Le dijo molesto sentado desde el sillón de una sala de vestidor. 

Roxanne que se encontraba parada encima de un podio  frente de tres enormes espejos se sintió atraída a la realidad a la fuerza, detrás de ella debajo del podio había una mujer de mediana edad con una cinta métrica en el cuello y una pulsera con un acerico llena de alfileres en el muñeca, que usaba para ajustar el vestido que tenía puesta Roxanne porque le quedaba un poco grande. 

– ¡Oh disculpe estoy un poco distraída hoy– se disculpó con la señora con pena.  

– ¿Un poco? – decía con ironía Francisco.

–No hay problema señora ¿El vestido le queda bien? ¿Cómo lo siente?  – preguntó tranquila la mujer. 

–Me queda bien, estoy cómoda– 

–Perfecto señora, por favor vístase para que pueda realizar los ajustes finales, si no necesitan nada más me retiro– decía mientras salía del vestidor.

–¿Qué te pasa mujer?  Has estado en las nubes  estos días. – preguntaba molesto Francisco mientras Roxanne se metía al enorme vestidor del otro lado del espejo. 

– Nada, solo estoy un poco cansada– reprocho.

–Duerme bien antes del sábado en la noche, porque tenemos una importante fiesta– decia Francisco recostandose en el sillón– Es el cumpleaños de un buen amigo de mi padre y me pidió ir en su lugar, ya que está un poco enfermo. 

–Si.. – dijo con desánimo Roxanne.

Roxanne no estaba para fiesta en este momento pero no podía negarse a ir, una de sus labores con Francisco era acompañarlo a todas las fiestas que involucren codearse con la alta clase, hasta tiene que seguir un protocolo de comportamiento para esos lugares, siempre sonreír, están a su lado toda la noche, no beber hasta la borrachera y no interponerse entre los negocios de Francisco. No tenía problemas con fingir, se le daba bien la actuación de novia pero ahora su cabeza no estaba para hacerlo, desde el cumpleaños de Felicia a estado muy estresada y haciéndose la idea de que en cualquier momento descubrirán su secreto, pensando sin parar en cómo, Valentino, se enteró de su mudanza tan rápido, apenas habían pasado unos días y solamente lo sabía ella, estaba muy paranoica con el tema de su privacidad, ya le paso una vez que gente cercana ventilaba información a sus espaldas a los medios por gente que le tenía cariño, se sintió tan traicionada en aquel momento que hasta ahora no puede tener amigos cercanos nunca más, volviéndose  solitaria y retraída, además que ahora no quiere ser parte de ningún vínculo social por miedo a que se revele su secreto, Roxanne se asustaba de solo pensarlo porque estaba segura que si Valentino descubre la existencia de Leonardo, se lo quitara, por ello no dejaba de darle vueltas al asunto en su cabeza, hasta el punto de dolerle. 

La noche del sábado llegó más rápido de lo que Roxanne quería, aún seguía en el mismo estado pero se recordó así misma que lo hacía por sus hijos y reunió toda la energía necesaria para trabajar, se fue con Francisco en una limusina negra hasta el hotel de seis estrellas, apodado Turquesa por los colores marinos del interior, en la terraza de este hotel de lujo es donde se celebraría el cumpleaños de un hombre rico y poderoso que era cercano a la familia de Francisco, era una buena oportunidad para entablar negocios muy buenos y hacer contacto con más gente dentro de la elite pero a Roxanne no le agradaba tanto la idea, dejó de sentirse bienvenida hace tiempo en esta clases de reuniones por lo que mucho antes de entrar al hotel ya estaba incómoda y no estaba segura de quienes asistieron a este cumpleaños, ya en el ascensor se le ocurrió hacer un pregunta importante. 

–¿De quién es la fiesta? –

– Es de de Enrico Lombardo –

– ¿¡Lombardo!? – exclamó poniéndose pálida Roxanne. 

Enrico Lombardo es conocido por haber fundado una cadena restaurantes de comida rápida muy popular, pero entre la clase alta es conocido por ser uno de los inversionistas más importantes de la empresa Russo y un buen amigo de Valentino, Roxanne no podía creer que la hubiera traído a esta fiesta. 

– ¿Me trajiste a una fiesta de Lombardo? ¿Acaso no sabes que el..? –

–¿Es amigo de Valentino Russo? si lo se por eso no te dije– interrumpió Francisco.

– Pero… al señor Lombardo no le va a dar gusto verme ¿Porque me trajiste? – dijo preocupada.

– Tranquila, ya hable con el Enrico durante la semana, me dijo que no tenía problemas de que estuvieras presente– dijo calmado– solo me pidió que no hicieras nada para llamar la atención pero no eres esa clase de mujer, confio en ti– dijo con una sonrisa. 

La preocupación de Roxanne no se había ido todavía, ahora se sentía mucho más incómoda que antes porque vería a mucha gente que alguna vez fue cercano a ella y luego le dieron la espalda, además de seguro cruzarse con Valentino en la fiesta, su ánimo que estaba mal ahora estaba por los suelos. 

Roxanne no se iba a rendir tan rápido, cerró los ojos y respiro lo mejor que pudo, se mentalizo para esperar lo peor de esta noche y poder estar preparada para enfrentar lo que sea, no se dejaría pisotear por nadie pero tampoco perdería el control de la situación, cuando se sintió lista para combatir ante todo, el timbre que indicaba que ascensor llegó a su destino sonó, Roxanne abrió los ojos y  las puertas del ascensor se abrieron para mostrar la hermoso rostro de Roxanne con una sonrisa encantadora y llena de vida, una sonrisa la cual solo lleva una mujer enamorada. 

Todos los ojos del lugar se redireccionaron hacia la pareja que bajaba del ascensor, los murmullos de fiestas se vieron silenciadas por presenciar de nuevo a Roxanne en persona, era un misterio lo que había hecho de su vida luego del divorcio por lo que sus miradas estaban llenas de sorpresa y curiosidad, rápidamente los murmullos invadieron la terraza poniendo a Roxanne cómo protagonista de cada conversación, todos estaban de acuerdo que había logrado mantener su belleza intacta y no podían quitarle los ojos de encima.

El primero en acercarse a darles la bienvenida fue el mismo cumpleañero, Enrico, alegremente recibió a la pareja y le pidió a los meseros que los cuidaran bien, los guiaron hasta su mesa, donde no duraron mucho tiempo, ya que Francisco no perdió el tiempo y usó sus habilidades carismáticas para hacer conexiones importantes, mientras que Roxanne se mantenía en silencio con un sonrisa, aunque se veía impecable, estaba muy nerviosa por cruzarse a Valentino de nuevo y miraba disimuladamente a todas partes buscandolo pero para su suerte no lo vio, respiro con alivio al darse cuenta que no estaba, no obstante Roxanne no pudo escuchar el sonido del ascensor llegar por su distancia, como estaba de espaldas tampoco fue capaz de verlo abrirse, pero el resto de los invitados si lo hizo y al unísono todos miraron a una sola direcciones, los murmullos que se escandalizaron y las miradas que iban y venían a ella, llamaron su atención, por lo que Roxanne se dio la vuelta por curiosidad, para terminar encontrándose a Valentino Russo  y Gina bajando del ascensor.

 Roxanne no podía entender lo que sentía en ese momento, era una sensación de miedo y sorpresa, sentía como su corazón palpitaba con rapidez como si fuera explotar en cualquier momento se quedó boquiabierta pero a los segundos sintió como una oleada de tristeza golpeaba su corazón, sus ojos se llenaron de lágrimas que retuvo apretando su puño libre, su cuerpo se paralizó al punto de no poder dejar de mirarlo, por ese segundo todo el amor que sentía por Valentino salió a flote, junto el dolor de haber sido traicionada por el hombre que más amaba.

 Sin aviso alguno y de forma repentina se encontró con su mirada, se encontró mirando aquellos ojos azules que tanto amaba, aquellos ojos que veía siempre veía en sus hijos.

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