¡Reflejo!.

Hello, ¿cuánto tiempo?.- se baja de su auto y se dirige a mí, con su singular y característica personalidad.

Contrariado extiendo mis brazos para recibirla, aunque los motivos que la traen no son del todo puros, me alegra verla después de tanto tiempo, es bueno en vez en cuanto reencontrarse con la familia.

- Hola, hermana. Estado Unidos te ha sentado demasiado bien.- la halago mientras la abrazo.

- Me insultas, siempre ha estado bien.- me sonríe, haciendo un puchero, como la niña consentida que ha sido toda su vida.

- Ja, ja, ja, disculpa. Pasemos, me imagino que debes venir cansada.- me río ante su actitud, tan igual como siempre.

- Estoy muerta, pensé que me esperabas con una ambulancia.- continúa con sus bromas.

Entusiasmado revuelvo su cabello y la ayudo adentrarse, estoy seguro de que todo cambiará con su presencia. Luego de ayudarla acomodar en su habitación y que descansara lo suficiente, viene la conversación que prevenía venir, sabía que tarde o temprano iba a relucir, tengo muchos oídos y ojos a mi alrededor.

- ¿Qué tan cierto es?, ¿quiero verla?.- dice nerviosamente, como si ansiara desesperadamente mi respuesta.

- Demasiado cierto, es como si estuviera de vuelta con nosotros.- digo tomando valor y mostrándole la foto.- La conocí una noche en una discoteca con Leo y desde ese día todo cambió, supongo que fue buena idea que me forzará salir después de estos cuatro años de dolor, si no lo hubiese hecho jamás nos hubiéramos cruzado, creo que es el destino.- sonrió involuntariamente al recordar sus caras, es como tener todo en uno

- ¿Sabes que no esta bien lo que estás haciendo?, nuestros padres están preocupados, por eso me enviaron. Julián ella no es Eva, ella está muerta, por favor no enfoques tu pena en esta pobre muchacha, ella no tiene nada que ver con nosotros.- intenta persuadirme, pero solo provoca que mi ser se enfurezca.

- Cállate, eso lo sé perfectamente, yo estuve hay, vi su cuerpo motilado.- digo todas estás dolorosas palabras mientras me levanto y miro por la ventana, buscando consuelo para mi corazón en llamas.- Todos me juzgan, pero no saben con la cruz que me ha acechado desde esa maldita noche, a cada instante sueño con ella, cada maldito día es un infierno, cada respiración es una agonía, pero inexplicablemente desde que la conocí todo cambió. Quizás Dios escucho mis lamentos y decidió apiadarse de mí y la mando conmigo, quizás esta es mi oportunidad para redimirme y pedirle perdón.- digo con la mirada perdida.

- No, no lo es, es mejor que no te relaciones con esa chica, solo le traerás dolor y jamás podrás amarla, la verás como un simple reflejo para desahogar tu culpa, dañaras su vida y la tuya.- se levanta de su asiento y coloca su mano en mi hombro.- Yo más que nadie deseo tu felicidad, porque sé lo que has sufrido, pero esta no es la manera.

- Es fácil decirlo y pero no de hacer, sé que lo mejor es alejarme, porque así estará a salvo, pero mi egoísmo no lo permite, estoy confundido.- aprieto mi puño, creo que me volveré loco.

- De verdad lo siento.- intenta reconfórtame, pero ninguna palabra cambiará lo que no se puede cambiar, su muerte es un hecho inevitable y que Aurora se parezca también.- La quiero conocer, quiero entenderte.- dice dejándome impactado, ¿qué es lo que quiere esta niña?.

Derrotando asiento a sus palabras, no creo que las cosas se compliquen más de lo que están.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

**** Aurora ****

Fue sorpresivo encontrármelo al despertar, pero más fue saber que él me salvo. Supongo que no fue tan malo como pensaba, quizás solo es su manera de ser.

Inundada con pensamientos de él, me dejó caer en la cama, por poco no logro salir de esa casa. No lo sé pero él me confunde, a veces siento que me mira con recelo, otras veces con ternura, dolor y añoranza, es tan misterioso que me causa curiosidad e intriga, ¿Julián Santos quién eres y qué quieres de mí?.

Agobiada observo los medicamentos sobre la mesa, soy una desconocida para él, pero porque me ayuda con tanto esmero, son preguntas que me atormentan. Estoy inmensamente agradecida con él, pero siento que si no me alejo, caeré en un pozo más profundo en el que me encuentro, no quiero terminarme de destruir.

Obligándome a volver a mis sentidos, me levanto y contemplo su número, debatiéndose si es buena idea borrarlo o simplemente ignóralo. Si no querer desvanarme los cesó en algo tan absurdo, tomo mis cosas y me dirijo al trabajo, es mejor que estar aquí pensando cosas sin sentido.

No obstante, en todo el transcurso del día no soy capaz de lograrlo solo lo consigo cuando el nombre de Sebastián Fernández se antepone al de él. En definitiva todo esto apesta, es un completo caos.

- Me niego, no me prestaremos para eso, esa familia me detesta.- le dejo muy claro a mi jefe, primero muerta que asistirlo en su maldita celebración, para eso hay miles de restaurantes o personal.

- Aurora, no es un tema fácil de tratar, conozco muy bien tus motivaciones, pero no hay de otra.- dice cansado, es como si toda esta situación le pasara.

- Entonces prefiero no asistir mañana, prefiero que me descuente el día de mañana de mi salario que tener que convivir con ellos.- hablo muy enojada.

Ese maldito es una escoria, venirme a restregar su compromiso, yo queriendo llevar las cosas en paz y este insistiendo, este maldito quiere ver a Troya arder.

- Me gustaría permitírtelo, pero no puedo, debes venir y no lo hago para presionarte, pero estoy atado de las manos, me llamaron y amenazaron, te lo pido Aurora.- hace una cara como si lo lamentará más que yo.

Sin poder hacer nada masajeo mi rostro, ya me puedo imaginar los problemas de mañana, lo único que tengo seguro es que mañana se formará un infierno y lo más posible es que quede desempleada; porque les cobraré mucha a esa familia, solo un milagro podrá evitarlo.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***