CAPITULO 10

Derek ya se esperaba eso, lo supo en el momento que hablo con Nil, pero aun así no pensaba dar marcha atrás, pensaba seguir con esa boda, al final solo acepto lo que Lín le pedía, iba a dejar que él habla con sus padres antes de que se sentaran hablar de la boda.

Una vez que terminaron de ponerse de acuerdo, Lín le pidió ver a su hermana, quería saber cómo estaba; Derek suspiro profundamente, era cierto que él la había rescatado mucho antes que él llegara ahí, pero ella estaba destrozada por todo lo que le habían hecho, sabía que sacarla del estado en que estaba no iba a hacer nada bueno, así como él sufrió con su hija después del secuestro y eso que su hija no paso por la mitad de lo que Lía había pasado.

Derek se quedó un momento en silencio y realmente no se animaba a verlo a la cara, no quería ser él quien le dijera lo que estaba pasando con su hermana, buscaba la forma en explicarle, pero no encontraba como decirle, inseguro empezó a decirle.

· Lín, no sé si será bueno que tú mires a tu hermana antes que tus padres, no sé cómo decirlo, pero no está bien, lo que paso fue demasiado traumático, la verdad va a necesitar de toda su familia para salir de esto; yo pude rescatarla cuando le dije a tu padre y en el momento que la deje sola ella trató de suicidarse, tuve que ponerle unas enfermeras, para qué la vigilarán a cada paso, está sufriendo demasiado.

Lín le dolió saber eso de su hermana, pero aun así pidió ir a verla, Derek no puso hacer que él cambiara de opinión, termino hablándole a uno de los empleados para que lo llevara con su hermana; Lín se despidió de Derek con tranquilidad, como si realmente estuviera ahí con gusto, parecía que él estaba en su casa y eso le gusto a Derek, porque así todo sería más fácil para que él quisiera pasar unos días ahí con su hija.

Lín empezó a seguir al empleado, lo llevo afuera de la casa, a la parte de atrás, pasaron los jardines, era un lugar enorme, tenía un laberinto de enredaderas, estaba verde, hermoso, entraron al laberinto y justo cuando iban a llegar al centro el empleado le dice.

· Joven, discúlpeme, pero será mejor que lo deje aquí, la señorita no puede ver a ningún hombre, se pone muy mal, por eso la trajeron aquí al laberinto que es el lugar más solo de la casa, de esta manera no permanece encerrada.

Lín le dijo que se retirara, desde ese lugar él seguiría solo, empezó a caminar solo, algo inquieto, porque a pesar de las indicaciones que le dio el empleado, sentía que se había perdido y eso le molesto, estaba por empezar a destruir los enormes arbustos cuando la voz de una joven lo sorprendió.

· Por favor no dañe los arbustos, este lugar es muy especial, mejor dígame a donde quiere llegar y yo lo puedo sacar de aquí.

Lín voltea hacia donde escuchaba la voz, se sorprendió mucho al ver a la hermosa joven frente a él; ella tenía el pelo largo, color castaño claro, labios gruesos, carnosos rosados naturales, cejas pequeñas, pestañas largas, ojos no grandes, pero tampoco pequeños de color azul, rostro afilado, nariz pequeña adecuada para su rostro, delgada.

Él no dejaba de verla, traía un vestido sencillo, de color rosa floreado, era largo y de falda ancha, la parte de arriba era pegada a su cuerpo, de cuello redondo poco debajo de su cuello, de manga larga, tenía una cinta blanca en su cintura con un moño pequeño a lado izquierdo, con una tira larga; no podía creer lo que miraba esa joven frente a él se miraba hermosa, tan sensual a pesar de que su vestido no era nada revelador, realmente dejaba mucho a la imaginación, pero lo que si se podía ver un poco era que tenía bastante pecho, algo que le gustó.

Mordió sus labios al momento que la miraba, la barrió completamente con la mirada, no quería dejar de ver a la hermosa joven; él siempre se portaba como un galán, era un seductor y a pesar de que tenía su novia nunca dejo de buscar a otras, de divertirse con cuanta mujer se le ponía enfrente, de pasar algunas de cuerpo en cuerpo.

Gracias a Mariela que le dio buenas clases de sexualidad sabia muy bien identificar a las chicas, de quienes aún no tenían relaciones y quienes ya eran unas expertas; Lín a diferencia de su padre, si disfrutaba de esas chicas puras que claro se le ofrecían como si no fuera la gran cosa, porque él siempre les aclaraba que nunca dejaría a su novia, que nunca iban a poder tener más que un acoston o tal vez dos.

Lín en esa parte si era más de disfrutar, sin preocuparse de nada, aunque siempre usaba protección y siempre hacía que la joven que estuvo con él tomara la pastilla del día siguiente; él era tan guapo, tan varonil, que muchas de las chicas, realmente deseaban pasar ese momento con él y cada que él estaba en el antro, bar o en algún lugar solo, no dudaban en provocarlo, en seducirlo, algo que no desaprovechaba.

Pero esta vez Lín quedo impactado con la belleza sencilla de esa joven, algo a lo que no estaba acostumbrado, para él las jóvenes siempre atraían vestidos muy reveladores o trajes de baño que no dejaban nada a la imaginación y ahí estaba esa joven extraña, con una bella especialmente echa para sus gustos, no pudo evitarlo sin pensar en lo que decía le dice.

· Si te das una vuelta lenta, me harías muy felices, cosita rica o mejor déjame probar esos labios carnosos que tienes.

La joven dio un paso atrás, la forma en la que Nil la miraba no le gustaba nada y eso la molesta, con una voz seria le dice.

· Qué disparates está diciendo, señor, por favor puede respetarme, usted no debería tomarse esos atrevimientos conmigo, yo no le he dado ese permiso; no sé quién lo dejo entrar aquí, pero será mejor que se retire antes que mande llamar la seguridad, usted me está ofendiendo con sus vulgaridades.

Lín se empezó a reír, la joven hablaba con una propiedad que solo había escuchado en su madre y eso se le hizo divertido, realmente nunca se esperó escuchar esas palabras en una joven de su edad o más chica, ni su hermana Iana o Carla, hablan así yeso que ellas hablaban con tanta propiedad; él no pudo evitarlo, con su voz burlona le dice.

· Hablas como una anciana, qué joven más rara, pero aun así estás deliciosa, yo sí te como completa, aunque yo creo que cuando me tenga adentro y me digas palabras tan serias, puede que eso me existe más; claro que yo sí pienso decirte muchas vulgaridades, estoy seguro de que tu cuerpo las merece.

La joven frunció su seño al escuchar todo lo que le decía, se molestó tanto que termino dándole una bofetada, enfurecida le dice.

· qué atrevido es usted, ni siquiera sabe quién soy, le exijo respeto y si piensa dirigirse a mí hágalo con propiedad, que yo no le he dado permiso de que me tute; le pido que se retire de aquí, la salida está detrás de usted, solo siga el camino derecho, usted no tiene nada que hacer aquí.

Lín sobaba su mejilla, mientras recorría sus labios con su lengua, se sentía molesto porque su rostro nadie lo tocaba, la miraba directamente a los ojos, con una voz amenazante le dice.

· Tú, nunca debiste hacer esto, recuerda que tú te lo buscaste, porque yo no pensaba tocarte, pero ahora, tú ya me disté permiso a tocarte, a disfrutar de tu cuerpo con esta cachetada.

La joven se inquieta con lo que le dice y su mirada extraña con que la estaba viendo no le gustaba nada, por instinto dio paso atrás, pero Lín fue rápido, termino acorralándola con los arbustos; ella se le quedó mirando, quiso darle una cachetada, pero él sostuvo sus manos y las llevo atrás de su espalda ahí las sostuvo con una sola mano.

La joven se le que, mirando, quieta, sin saber qué hacer, ni siquiera la voz le salía, Lín estaba siendo tan agresivo, que ella no supo cómo responder; él se acerca más a ella, estaba a milímetros de su boca, respirándole en la cara, haciendo que ella se llenara de su olor, de su seducción agresiva, en ese momento ella cierra sus ojos con mucha fuerza, presiona sus labios con mucha fuerza para evitar que él la besara, algo tenía seguro no se la iba a dejar fácil.

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