El lobo enloquecido

El corazón de una mujer se conquista con pequeños detalles, realmente no se necesita de mucho. Habrán joyas impresionantes, autos de lujos, mansiones inmensas que deslumbrarán al principio, pero cuando todo eso deja de encandilarnos, nos aburre y nos falta algo más, y ese algo más es pasión y amor. El amor es el motor más imperioso del mundo, sin él, solo somos cascarones vacíos.

Antoine Dumont al tener 2 milenios y 3 siglos, ha sido un cascarón vacío que dejó de soñar hace mucho tiempo por falta de amor. Tiene más dinero que cualquier hombre o mujer sobre la faz de la tierra, pero carece de tener afecto por los demás, salvo por sus padres, su hermano, sus lindas sobrinas de 16 y Jacques, su amigo y beta incondicional. La aparición de una nueva luna lo ha dejado en jaque, nunca se imaginó que esa diosa tramposa le volviera a dar una segunda oportunidad, una que quería rechazar, pero que su lobo defiende más de lo debido. No entiende qué le pasa a Eon con esa humana respondona y peculiar, ni con Elizabeth se puso así. Está totalmente enloquecido, lo amenazó de no hablarle más y pedirle a la diosa que los separase si él se atrevía a rechazar a su preciosa rubia de ojos verde oliva.

''Ya quiero marcarla, su olor me encanta y sobretodo porque ella aún es pura pese a su edad'' - dice Eon emocionado.

''Ella debe primero conocer nuestra naturaleza'' - le dice su humano.

Sigue pintando la pared que le encargó la humana que es un jodido dolor de huevos, pues su lobo desea poseerla ahí mismo. Para rematar, el odioso policía no le quita los ojos de encima, al igual que el grupo de pervertidas que no lo dejan de mirar.

- Aquí les traigo un poco de café y galletas que yo misma horneé en casa.

El olor a hierbabuena y pino, llega más potente a su nariz, haciendo que su lobo aulle internamente.

''Ya quiero hundirme en ella y saborearla hasta el éxtasis'' - su lobo ronronéa.

- Espero que sea de su agrado, no es algo tan elaborado y fino como lo que debe acostumbrar - su sonrisa es cálida.

- Son lo mejor que he comido - sus ojos no se apartan de la boca de la rubia.

James está que bota fuego viendo la interacción de esos dos que por lo visto se olvidaron del resto del mundo. Igual estaban las mujeres que estaban cerca de allí, que no entendían qué veía un espectáculo como él en una mujer que es casi una anciana, según ellas.

- Sería bueno continuar, Becca debe tener pronto este lugar listo - interrumpe un molesto James - ya quiero ver tus libros.

''Lo único que verás es mi cara cuando te arranque la cabeza con mi hocico'' - gruñe Eon - ''Ella es Mía''.

- Tienes razón, ya muero por abrir este maravilloso lugar para que todos puedan disfrutar de una amena lectura y un buen café - mira a Antoine - usted también está invitado, tanto a la inauguración como todas las veces que quiera, Señor Dumont.

- Ya creo que me tendrá por aquí muchas veces - claro que lo hará, no va a permitir que ese policía engatuse a la rubia que es Suya.

La tarde fue menos intensa, ya las paredes habían sido pintadas, ese hombre era rápido, increíblemente veloz.

- Me avisa cuándo será la inauguración, deseo estar aquí - besa el dorso de su mano, provocando que esa zona que jamás ha sido explorada por ningún hombre, palpite. El Lobo sonríe apenas notorio por lo que causa en su mate.

- Así lo haré Señor Dumont!

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