Quien es Mark.?

Quien viera al joven Mark, en su descapotable ingresando a su blanca mansión de la colina de una fabulosa ciudad de Edimburgo o sentado solitario en el dek de su fabulosa y moderna casa no creería que ese hombre vagó hambriento por calles de suburbios de ciudades, durmió en el suelo oscuro de prisiones, fue castigado y penado en horribles reformatorios para emerger muchos años después como un ave fénix en la posición que hoy detentaba.

Antes de Edimburgo visitó el mundo entero. No hubo capital del mundo que no conoció. Y en todas buscó a Annie Donovan.

Ya en su primer casa pudiente, comenzó su trabajo en informática. Primero el estudio de todas las ventajas que le daba el mundo virtual y que el empezó a conocer cuando siendo un condenado estuvo en la cárcel y consiguió mediante el hurto un teléfono celular.

Ese celular y su tenaz esfuerzo de aprendiz autodidacta, abrió el mundo a sus pies.

Después, cuando la suerte económica cambió para Mark radicalmente no viajaba a ningún lado sin su computadora y sus armas.

Sabía manejar computadoras y armas a la perfección.

Y después aprendió el lenguaje binario y los múltiples software de programación. Pero solo cuando aprendió a construir sus propios virus espías pudo por fin empezar su búsqueda precisa de Annie Donovan.

Su pasaje por los peores lugares del mundo le enseñaron la tenacidad de un galgo que busca su presa sin descanso.

Que focaliza y prioriza un objetivo sin abandonarlo nunca.

Ese objetivo era el que le movilizaba a las cinco A M. a levantarse. Hacer dos horas de prácticas de armas diversas. A desayunar lento y opíparamente media hora y a hacer extenuantes ejercicios dos horas después para finalmente recluirse en un salón insonorizado en su búsqueda virtual de Annie Donovan.

De Annie solo tenía una foto, cuando la niña tenía cuatro años de edad , en unas escalinatas blancas junto a un perro de largo pelaje.

Pudo centralizar la foto de la niña y mejorarla. Aplicando alguna app de investigación oficiales o piratas pudo adelantar el tiempo y traer la imagen de cómo se vería el rostro de Annie Donovan hoy que ella tenía 17 años, cuatro meses y ocho días de vida.

Se veía allí una hermosa jovencita de grandes ojos café y labios dulces y carnosos.

Realizó un pequeño video donde el rostro de Annie se mostraba con su color de cabello original, castaño obscuro y con otros tonos de pelo, cortos y largos; incluso pudo gracias a la tecnología darle pestañeos espontáneos a sus grandes ojos y sonrisa a sus labios.

Ese vídeo estaba en su apertura de computadora y lo veía cada día cuando a las nueve de la mañana prendía su máquina y a las nueve de la noche la apagaba.

Y cada vez que veía el vídeo, conversaba con ese rostro que el había creado y le decía: Te encontraré. Te juro por mí vida que te encontraré.

Pero ese día era jueves y los jueves el visitaba a Don Victorio.

Fue en realidad por el anciano que vino a Edimburgo.

Había conocido hace muchos años al viejo cuando en la cárcel todos lo llamaban pelado.

El siempre lo llamo Don Víctorio.

Como todos los jueves, salió de su casa a la misma hora. Fue al mismo shopping y compró las mismas cosas.

Los cigarros que al viejo le gustaban, unos dulces y galletitas. Café, te y yerba mate. Compró también un abrigo, una bufanda y una manta.

Empezaba el invierno y el las cárceles hacía frío. No solo por falta de calefacción sino por el daño que le hace al cuerpo la ausencia de vitamina D que el sol le aporta gratis y que las frías y cerradas paredes de la prisión no dejaban entrar.

Llego a la misma hora de todos los jueves. Le atendió y le cacheo el mismo uniformado de siempre. Cómo siempre revisaron minuciosamente lo que traía. Y como siempre se sentó en la misma mesa para saludar al viejo.

Hablaron largo rato. De las cosas de siempre. El joven Mark vió que el anciano escondió algo entre sus manos. Y luego lo puso en su bolsillo.

_ Tienes un celular ? - dijo.

_ Así es. -

_ Comprado ?

_ Robado. -

Mark sonrió y el viejo también.

_ Igual que mí primer celular?

_ Idéntico metodo de adquisición que el tuyo.

_ Se usa mucho acá? Tienen muchos celulares los presos? -

_Muchos Mark. El 90 /00 Tiene celular. Hacen sus negocios desde aquí. -

_ Increíble. El submundo. Eh?

_ Hay un dicho Mark. Desde la cárcel se maneja al mundo. Por eso, hijo, te diré, que si alguna vez quieres enterarte de algo que buscas, los teléfonos de las cárceles son las respuestas.

El anciano no tenía idea de lo que esa charla significó para Mark.

Apenas llegado a su maravillosa residencia entró a su reducto insonorizado y comenzó su creación de un virus espía.

Era un pequeño video rutilante llamado Feliz Navidad.

Tenía un arbolito de navidad, santa y varias pelotitas de colores que bailaban al son dulce de un villancico.

Ese año un mes antes que Annie Donovan cumpla 18 años, en todas las cárceles del mundo un saludo cordial con ese video invadirla la Red de la cárcel.

Y sería ese vídeo el medio por el cual después de tantos años de búsqueda tenaz permitiría a Mark saber fehaciente dónde estaba Annie Donovan.

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