_ Bien - habló el jefe ya dentro de la carpa a Tamaz y a Gazella- sin dudas tendré que seguir protegiéndola. Si no lo hago el alma del maestro me atormentara cada noche. Saldré mañana temprano con la caravana de comercio hacia el desierto. Vendrás conmigo. Dormirás en mi carpa. Te vestirás con una túnica índigo y diremos a todos que eres mi pariente joven que vino a ayudarme.-
_ Entonces, no hay que preparar una boda jefe?_ dijo Tamaz.
_ Respetemos el dolor de Gazella. Su amante ha muerto. Esperemos al regresar del viaje. - dijo.
Gazella seguía llorando. Ya no había ruidosos sollozos solo llanto callado y copioso.
Tamaz le trajo una vestimenta índigo y la joven se puso. Sus ojos llorosos se veían muy hermosos con la túnica azul de los bereberes.
El jefe había hecho una jugada magistral. La tenía a su lado como el quería, en su cama donde pensaba dormir desnudo.
Sabía el efecto que su cuerpo causaba a las mujeres. Recordaba a la viuda de un magnífico guerrero que en el pasado solo pasó unas horas llorando por su marido muerto antes de prenderse feliz de su armadura. Gazella haría lo mismo.
Pero a pesar de estar en la cama solo con un velo blanco sobre sus partes privadas gazella seguía llorando tirada en una alfombra junto a su lecho y no le echó ni una sola mirada.
Cansado de llanto la echó a la carpa de los niños y le preguntó a Tamaz.:
¿_ Sigue llorando el ratón del desierto?
_ Ya no llora. Teje. -
¿Teje? Pensó el jefe Bereber. Eso está bien. Era una rutina femenina y eso la convertiría en la mujer dócil y complaciente que el deseaba.
Al amanecer al grito estridente de Tamaz todo el mundo se preparó y su compañero índigo vino a su lado. Lo saludó con una reverencia como todos y con una alfombra bajo el brazo fue a montar su camello.
Amenokai estaba aunque no quisiera curioso sobre lo que la joven Gazella había bordado. Veía en la prenda doblada unos hilos azules. Quizás la niña bordó los símbolos bereberes para usar en su casamiento. La sola palabra casamiento le traía un escorzor en todo el cuerpo al jefe. No pensaba casarse. Solo tenerla.
Al mediodía después del sol abrazador llegaron al Ruhni. El joven Bereber hablaba con toda la gente y los saludaba con amabilidad. Comía rodeado con los niños de la tribu que lo amaban.
Amenokai la miraba con una media sonrisa en el rostro. Hasta que Tamaz habló:
_ Parece que en un solo día se ha ganado el afecto de toda la tribu. Querrá destronarte , jefe ? -
_ Que dices? Cuando has visto Tamaz que una mujer lidere una tribu?-
_ No lo he visto nunca. Pero quién dice que no pueda pasar? Pregunta cada mercadería que llevamos para vender. Habla con cada familia en su idioma. Ya conoce el nombre de cada uno de los niños de esta tribu. Creo que hace política.-
_ Política? No seas tonto Tamaz. Las mujeres no hablan de política. Eso es tema de Hombres.- dijo Amenokai mirando con más cuidado los pasos de la peligrosa Gazella que él, en un momento de idiotez, la había convertido en un pariente joven.
Gazella mientras tanto competía con un joven soltero en tiro de arco ganándole limpiamente.
Flecha tirada flecha que iba al centro del blanco. Y toda la tribu aplaudía.
Un joven moreno sacó una espada y le hizo señas de retarle a duelo. Alguien pasó una espada a Gazella. Tamaz y Amenokai miraban intrigados.
Las espadas golpearon con sonido de acero. En solo Tres pasos y un gancho en la pierna del moreno la punta de la espada quedó a milímetros del cuello del joven guerrero.
Toda la tribu Bereber aplaudía gritando el nombre que ella sola se había dado "Niño".
_De Dónde haz sacado ese nombre ?- le dijo molesto el jefe.
_ Mí amado Maestro me lo puso - dijo la joven.
Ante un Grito de Tamaz la tribu se puso otra vez en marcha. Al lado del jefe marchando iba Gazella con la túnica azul de jefe tribal igualando su paso.
Entre la expresión: amado Maestro y las habilidades de su nuevo pariente, Amenokai, ya estaba bastante cansado.
No le quedaba otra que organizar un casamiento, casarse con ella, domarla con buen sexo y hacerle cumplir el papel de mujer callada y sumisa del jefe.
Tomada está desición, el jefe le dijo intentando otra vez cumplir la idea fija que tenía.
_ Está noche necesito una mujer a mí lado. No he traído a mí morena habitual , y tu duermes en mí carpa. Así que ya sabes que hacer.
_ Está bien jefe - dijo Gazella. Se hará tu voluntad.
_ El resto del camino hacia la parada nocturna del desierto fue solo alegría en el espíritu de Amenokai. Todo había salido mucho más fácil que el creía. En todo el camino miró su grácil figura y se imaginó revolcándose en su ancho lecho.
Le sacaría esa hermosa túnica azul y la cubriría de besos profundos y hermosos. Dicen que la anticipación al placer llena de endorfinas el cerebro humano.
Y así estaba el cerebro completo de nuestro Tuareg: el hombre azul del desierto. Hacía ya más de una semana que conoció al ratón del desierto y era hora que se acostara con ella. Él sabía que su encuentro sería memorable.
Cuando llegaron al lugar del descanso nocturno el mismo ayudó a sus siervos a tender su carpa y su amplio lecho central.
Quiso darse un baño y desnudo se arrojó agua con sándalo sobre su maravillosa y atlética figura.
Luego envuelto en un lino casi transparente blanco espero sentado a la mujer que le robaba cada suspiro. Abrieron la puerta de la carpa y una gordita sonriente entró:
_ El "niño" me mandó para que lo sirva , mí amado señor - le dijo la joven con una voz parecida a un graznido de cuervo.
Amenokai quería matar a Gazella. Si señor . La mataría pero primero sería suya. Solo suya , se dijo.
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Comments
Choa
jaja,quedo alborotado jaja
2025-02-21
1
Mari Delgado Flores
¡¡Ándale!! jajajaja, tómala, el ya daba por hecho lo bien que la iba a pasar con Gazella.
2024-10-24
1
yamileth lopez,🇻🇪💜
🤣🤣🤣🤣🤣🤣 no va a ser tan fácil como crees
2024-10-03
0