capitulo 4. La carta del maestro.

Amenokai estaba pensativo antes de dormir. El tema de la joven que se escondía en ropas de muchacho, era el hecho que ahora robaba su atención.

Apenas llegaron del desierto mandó a Tamaz a casa del Maestro en Níger.

Tamaz estaba cansado como ellos pero debía saber la historia de la muchacha.

¿Así que Gazella era la amante de su viejo maestro y sería su segunda esposa.? Esa noticia le cayó de sorpresa.

Ella había venido a su tienda sin anunciarse ni pedir permiso. Sus ojos se abrieron sorprendidos cuando lo vio con Tula. ¿Es que esa mujer nunca vio a mujeres u hombres desnudos? ¿O acaso era el sexo lo que le había asombrado? ¿Acaso con el Maestro hacían el amor vestidos?

Gazella era muy bonita. Quedó extasiado cuando vio su redondo trasero al aire. Ella con agilidad mató la traicionera serpiente.

Todo el camino estuvo observándola de reojo. Tenía el cuerpo como un mimbre. Duro y elástico. El viento del desierto golpeando su túnica blanca dejaba ver unos pechos turgentes con duros botones.

Y era distinta. Era distinta porque era inteligente. Conocía idiomas. Sabía manejar una conversación y era irónica. No bajaba la cabeza. No tenía miedo o respeto como las bereberes o las árabes. Iba de frente.

El viejo maestro podría manejarla? Parecía estar ella muy enamorada de él. Entonces, quién querría matarla? Su padre o su hermano porque se escapó con el maestro sin casarse? Su prometido porque ella abandonó una boda pactada o ya pagada.?

Le prometió al maestro no hablar español. Qué diablos de promesa es esa?

Amenokai sacudió su cabeza. En vez de dormirse estaba pensando en la rata del desierto. Solo sabía que si no fuera la mujer del maestro ya la tendría durmiendo a su lado.

Hubiera mandado a Tula con Tamaz que estaba loco por ella. Y se hubiera quedado con Gazella.

La hubiera domado en un periquete. Esas mujeres altivas se doman con amor y mucho sexo.

Recordó otra vez los cachetes rosados y la curva de su trasero y tuvo una erección fenomenal. Se acostó boca abajo rezongando y así esperó que el sueño llegara.

A la mañana siguiente, apenas se había vestido las prendas limpias que Tula le trajo después de su baño mañanero, el ratón estaba hablando en la puerta:

_ Jefe. Jefe! - decía.

_ Que diablos quieres? - dijo molesto sacando la cabeza fuera de la carpa.

_ Pedirle permiso para ir a Níger. A la casa de mi maestro. Conozco el camino. Puedo andar. No necesito camello. -

_ A sí? ¿Irás andando junto a tu prometido? Y si tu padre te encuentra? -

_ Mi padre está muerto-

_ Tu hermano? Tu madre?-

_ No tengo a nadie. Solo al maestro-

_ Y quién diablos te quiere muerta?-

_ No sé jefe. El maestro nunca me lo dijo.Solo se que debo seguir disfrazada de hombre hasta que cumpla dieciocho años. Luego el maestro me llevará a mí país. Eso decía , hasta que le convencí que se casara conmigo. -

_ Tú.. Tú... Tú le pediste casamiento? Desde cuándo las mujeres piden la mano de los hombres? -

_ Desde que los hombres son torpes y se casan con mujeres que no sirven - dijo con total seguridad.

Amenokai abrió su boca un palmo de grande. Todas las moscas del desierto podrían entrar en ella si no fuera que el caballo al galope dónde venía Tamaz frenó de golpe frente a ellos.

_ Está muerto jefe. El y su hija. Muertos. Los asesinaron sin piedad. - dijo.

_ El maestro está muerto? - preguntó asombrado el jefe. -

Gazella pegó un grito y se arrodilló desolada en la arena. Sus ojos estaban llenos de lágrimas.

_ Fue ayer, quizá. La policía averigua . La casa está llena de militares. Un siervo dijo que confundieron a la hija del maestro con otra jovencita que allí vivía. Y la mataron. -

_ Quién diablos eres?- Dijo el jefe mirándola.

Pero en ese momento Gazella se desmayó.

 Cuando despertó varios pares de ojos la miraban. Eran los niños de los bereberes y la mujer de ébano que le había puesto sándalo en sus brazos y frente a su nariz.

Uno de los niños salió corriendo de la carpa. Estaba acostada en la cama del jefe. Gazella se sentó aturdida hasta que lo recordó y comenzó otra vez a llorar.

Sus recuerdos fueron hacia su amado Maestro y su amada amiga Kaya. Estaban muertos. Alguien los había matado sin piedad. ¿Habían confundido a Kaya con ella? Eso no podía estar pasando. Su maestro, su amor, su hermana, eran toda la familia que poseia y la habían protegido siempre.

La única que los odiaba era Farha. Esa maldita víbora era la responsable, algo tenía que ver con sus muertes.

El jefe y Tamaz entraron por la puerta de la carpa. Tamaz golpeó las manos y todos salieron en silencio.

_ Jaculos- dijo ese horrible hombre- estás embarazada? -

_ Qué dice? No. No!- respondió Gazella- Es que nopuedo creerlo. No puedo aceptarlo. Mi amado Maestro muerto! Mi amiga Kaya asesinada! Qué haré ahora sin mi familia? -

Tamaz, le alargó una misiva y un paquete. Vio que ellos ya la habían leído la carta.

_ Un siervo gravemente herido me dio esto. Tenía que traerlo para ti.- dijo-

Gazella con manos temblorosas abrió el paquete. Eran sus papeles. Esos que una vez su padre le había dado a su maestro.

Los papeles de Ana Donovan. Una medalla desconocida. Unas llaves. Un papel con números que parecían cuentas bancarias. Y luego estaba la carta. Abrió y vio la letra de su maestro. Y comenzó a llorar otra vez.

El jefe le arrebató sin miramientos la carta y comenzó su incomprensible lectura.

"Gazella. Querida niña. He mandado a un amigo por ti. Él es el único que puede protegerte hasta que cumplas dieciocho años y puedas viajar a tu casa y tomar tu verdadera vida y tu fortuna. Sé que prometí a tu padre cuidarte. Y eso he hecho hasta ahora. Pero tenías razón. Farha era una espía de la mafia poderosa que te busca. Es muy probable que esa mafia ya sepa que eres mujer y no un joven. Y el único que puede proteger tu vida es un Tuareg jefe. Un bereber. Debes casarte con el. Y permanecer a su lado hasta que cumplas los dieciocho años. Yo me ocuparé de matar a esa víbora traicionera. Cuídate. Que Dios te proteja siempre amada Gazella".

Unos ojos grises como el acero taladraban los asombrados, llenos de lágrimas , ojos de miel de la muchacha.

Qué había en ese mar gris de los ojos del malvado jefe bereber? Triunfo, odio o deseo?

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