...PRIMERA PARTE...
...“TENERTE DE FRENTE”...
¿Algún día podremos ser capaces de entender los sentimientos ajenos a nuestras circunstancias? ¿Cuándo aceptaremos que la vida real implica soñar que los planes no siempre saldrán como uno planea? ¿Seremos capaces de tomar en cuenta los riesgos de que algo inesperado pudiera sucedernos?
...Un nuevo día normal......
Esta mañana me levanté un poco emocionada y algo interesada en querer ver cómo me quedaba mi uniforme nuevo. ¡Esto era realmente alucinante! Resonance sonaba a un volumen considerable desde mi bocina Bluetooth. Era la hora para alistarme e ir a la escuela.
Blusa blanca, falda azul cuadriculada y un suéter gris. ¿Me gustaba ver mi atuendo? Alise un poco la tela de mi suéter, menee mi cadera al ritmo de la canción con toques futuristas y me regale una sonrisa amplia. ¡Me sentía totalmente contenta! Saqué unos zapatos de charol negro, no me tarde mucho en atar las agujetas y salí de mi habitación luciendo como la chica nueva. ¡Esto era demasiado genial!
—¡Que guapa te ves!
La voz de mi madre me hace sonreír de tanta emoción en mi interior. Papá sostenía su celular en la mano y leía mensajes de texto en voz baja.
—¿Segura que no quieres que te lleve a la escuela? —dijo él.
Me acerque a papá, dejo su celular sobre la mesa y plante un beso sobre su frente. Me miraba complacido y con demasiada gentileza.
—Tranquilo pa, estaré bien. Igual y no está muy lejos la escuela.
—Eso sí, que bueno que no eres una hija chocante. Es bueno que te ejercites un poco para iniciar bien las actividades escolares. ¡Te ira bien este día!
Asentí. Mis padres eran realmente geniales conmigo.
—¿Te sientes nerviosa? —preguntó mamá.
—No, la verdad no. Me siento tranquila y bueno, esta noche no pude dormir bien por la emoción de querer estar en esta nueva escuela. Creo que me ira bien, eso espero.
Me ofreció una sonrisa.
—Eso me da gusto. ¡Ven aquí! Quiero abrazarte. ¡Estoy segura de que todo te saldrá bien hoy! Deseo que hagas nuevas amigas y que disfrutes esta etapa.
Sonreí, el calor de mamá es lo mejor del mundo y sus deseos, la cereza de mi pastel.
Después de darle un abrazo a mi madre y de tomar el dinero que papá me suele ofrecer cada mañana, salí de casa luciendo extremadamente segura de mí misma. ¿Alguna vez fuiste la alumna nueva casi a finales de ciclo escolar? Bueno, pues en mi caso, no me siento para nada como esas chicas nerviosas de las series que entran a una escuela nueva. Muy en el fondo, me siento afortunada de ser positivamente optimista ante los cambios recientes, y claro, la seguridad es algo importante para un momento como esté.
La calle que daba a nuestra casa estaba cubierta de grava, había árboles alrededor y el sonido de mis pies crujiendo con el suelo me hacía sonreír al ritmo del canto de los pajaritos. ¿Cómo debe sentirse una chica de mi edad en un lugar como este? Solo habían pasado tres días desde que nos mudamos a San Francisco.
¿San Francisco? Un pueblito pintoresco y algo tranquilo; todo lo contrario a vivir en la ciudad. Aquí parecía que la tranquilidad era un regalo para la sociedad y era mi turno de poder disfrutar de algo así. ¡Me gustaba aquí! Neta que no extrañaba mi antigua casa.
¿Por qué razón nos mudamos a un lugar campestre? ¡Hay tanto que decir! Y no hay mucho tiempo para poder explicar el motivo.
Unos cuantos pasos más tarde...
Justo al doblar sobre la calle principal adoquinada, veo a unos cuantos estudiantes caminar hacia la misma dirección que yo. Chicos al lado de sus amigos, mochilas en la espalda o bolsos de colores con fotobotones de algún anime de moda. ¡Íbamos para la misma dirección!
¡La preparatoria!
¿Como era mi mochila? Una mochila tejida artesanalmente con estambre de colores; papá dice que ese es un bolso hippie y que se me ve bien. Que combina con el color de mis ojos. ¡Porque tengo los ojos un poco hippies! Un poco bonitos y demasiado peculiares. ¡Tengo una mirada curiosa!
—¡Hey vamos a llegar tarde! —escucho que dice un chico adelante de mí por pocos metros.
Compruebo la hora encendiendo la pantalla de mi celular, faltan diez minutos para que la escuela cierre sus puertas y enserio que no me siento nerviosa. ¡Neta que no estaba extrañando mi antigua escuela!
Estoy por llegar al comienzo de la subida del cerro cuando veo a un par de gorriones pelear en el suelo por una migaja de pan. ¿Una escuela en la cima de un cerro? ¿Una escuela en un lugar como este? ¡Pues sí! Así es que, durante varías mañanas del futuro, mi rutina también implicaría que yo hiciera un poco de caminata pesada para llegar a la prepa.
¿Esto era parte de los nuevos cambios a los que yo me tendría que acostumbrar?
Veo a una pareja de chicos empezar a molestar a una chica. Le hacían burla con alguien que seguramente iba en tercer grado y cuando yo estaba llegando a la mitad de la subida, él pasó a mi lado. Me acomode un poco los tirantes de la mochila y mis ojos siguieron sus pasos con detenimiento porque hubo una chispa de curiosidad en mi interior. ¿Quién era él?
Chico alto, un poco delgado y con algo de músculo en las piernas y en la forma de sus hombros. Su cabello era de color café oscuro, con destellos de ser el chico popular de la preparatoria y el deseo de todas las morritas. Todos comenzaron a saludarle de forma muy agradable, ¡como si se tratase de una celebridad! Sonreí, rápidamente me di cuenta de que este chico tenia a todos a sus pies.
Los dos chamacos tremendos se acercaron a él y todos miraban con mucha emoción. ¡Seguro que eran los más guapos de la escuela!
—¡Germán! ¿Cómo es que te fue en estas vacaciones? —le preguntó un chico que caminaba a su lado.
Estábamos regresando de las vacaciones de semana santa.
—¿Escucharon que alguien se va iba a trasladar a nuestra escuela?
Otro chico interrumpió la pregunta hacia Germán.
—¿Ora?
—¡De verdad!
—¿Como lo sabes?
—¡Otsss! Yo siempre lo sé todo.
Germán y su otro amigo dejaron escapar unas risitas incrédulas.
—¿Chica o chico?
—Escuche que iba a ser una chica. La neta no sé de dónde viene, pero si, es una chica.
Comenzaron un barullo entre ellos. Parecían realmente muy unidos y algo alocados. No había duda de que ellos eran los galancitos de esta prepa.
—¿Creen que sea bonita?
¿Bonita? ¿Tan pronto hicieron esa pregunta? ¡Que simples!
—Quien sabe. La neta es que no la conozco. Pero bueno, yo creo que, si no es bonita, ella no será muy popular entre nosotros.
¡Así de básicos y tontos sonaban estos chicos! Parecían no notar mi presencia.
—¿Y si es realmente una belleza?
—Entonces podríamos intentar conquistarla. ¡Germán tiene experiencia en eso! Lo bueno es que estás libre y por supuesto que te apoyaríamos en esa conquista.
¿Libre de...?
—¿Dices que tengo experiencia porque soy un mujeriego?
—¡Pues sí! Ya has tenido varias novias y todas en esta escuela se derriten por tu cara de mitología griega.
Rieron tontamente. ¿Mitología griega? ¡Más bien parecía figura prehispánica!
—¿Crees que sería bueno andar de pica flor? —le preguntó el tal Germán.
—Yo creo que sería bueno andar de loco entre las chicas. Después de todo eres el más carita de nuestra generación y bueno, no está mal jugar con ellas. Eso es lo que hacemos los chavos, mi jefe dice que el hombre puede llegar hasta donde la mujer quiere. Y por lo que se ve, muchas quieren que tú seas su novio.
¿Hasta dónde quería yo que llegarán esos bobos? ¿El más guapito tenía derecho de ser el más mujeriego, solo por tener una cara bonita? ¡Que pasados de lanza! No pude evitar dejar escapar una risa por lo absurdo de toda su plática. Se giraron a mirarme y agradecí no estar demasiado lejos de ellos para que pudieran notar que no estaban caminando solos por la banqueta.
¡Canijos chamacos de prepa!
—¡No te creas tanto lo que te dice tu amigo! Deberían salir de este pueblo, hay caras más chulas que la tuya.
Vi sus caras sumamente sorprendidas, como si hubiera terror en sus miradas y la forma en que sus ojos se abrieron de golpe; eso fue lo mejor de esta mañana. ¡Bobos!
—¿Y tú eres…? —me preguntó Germán.
—¿Soy…? —me le quede mirando fijamente.
—Lo que quiero decir es que…
El contacto visual entre nosotros fue el detonante para que sus pupilas se perdieran en mi heterocromía tan rara. Mientras sus ojos se perdían en mí, capte a un perro correr en dirección a ellos con la intención de morderlos. Rápidamente me agache al suelo y simule que recogía una piedra para asustar al animal. ¡Ellos parecían asustados!
El animal freno.
—No me interesa escuchar lo que quieres decir. ¡No vale la pena! Bola de miedosos. ¡Nos vemos luego!
Sin esperar una respuesta, me concentre en seguir caminando para entrar a la escuela, pase justo en medio de ellos y los deje con la boca bien abierta. ¿Fui demasiado descortés? ¡Para nada! Después de todo, ellos habían sido demasiado desconsiderados conmigo al tratar de imaginar lo más superficial de la chica nueva.
—¿Como te llamas? —preguntó uno de ellos.
No quise responder su pregunta, ni siquiera me frené para darle mi respuesta.
—¡Nos vemos luego bellezas! —dije y volví a reírme
¡Así inicie la mañana de mi primer día de clases!
En el salón de clases...
—¡Muy bien! Pues miren chicos esta mañana tengo buenas noticias, queremos darle la bienvenida a una nueva compañera que acaba de llegar esta mañana. Ella recién se mudó de la ciudad y… bueno, la dejaré que se presente.
El ademán de la profesora me alentó a dar un paso al frente de toda la clase. Pizarrón de color blanco detrás de mí, de frente un salón lleno de chicos que me miraban con curiosidad y el sol iluminando todo gracias a las enormes ventanas. ¡Esto era agradable! Demasiado diferente a mi antiguo salón de clases, las escuelas públicas son demasiado geniales.
—¡Hola a todos! Mi nombre es Keyla y este es mi tercer día en San Francisco. Solía vivir cerca de la ciudad, por Angelópolis y estar aquí me transmite tranquilidad. No creo en los signos zodiacales, me da igual la astrología y sí, mis ojos son reales. Me gustaría poder decir más cosas, pero, prefiero que ustedes mismos las vayan descubriendo ¡Espero llevarnos bien!
Todos me observaban de forma curiosa, algunas sonrisas eran dedicadas a mí y no vi necesario tener que dar demasiados detalles de mi vida o sobre mis gustos porque no quería darme a conocer de forma fácil. A menos que ellos preguntaran.
—Muy bien, gracias por presentarte Keyla. ¿Alguien tiene alguna pregunta para su compañera?
Nadie parecía animarse a entrevistarme. ¡Que chistoso! Los chicos me miraban de forma atenta y las chicas murmuraban cosas que no eran importantes.
—¿Cuántos años tienes? —preguntó un compañero.
—Tengo quince años.
—¿Por qué te mudaste aquí? —preguntó una compañera.
—Mi abuelo vive en San Francisco. Vinimos a cuidar de él porque ya no puede valerse por sí mismo.
—¿Tienes hermanos?
—Un hermano mayor.
—¿Pasatiempo favorito?
—¡Tengo varios!
—¿Te gustaría…?
—Perdón chicos, pero ya es tiempo para empezar la clase. Podrán hacerle más preguntas a su compañera en la hora de receso. ¿De acuerdo?
—¡Si profesora! —dijeron al unísono.
Ella asintió.
—Hay un asiento disponible justo atrás, puedes acomodarte en esa banca. ¿Te parece bien?
—Si profa. ¡Muchas gracias por la bienvenida!
Sonreí y ella correspondió.
—¡Me gusta tener alumnos nuevos!
Ella parecía ser una mujer amable.
¡A mí me gustaba ser la chica nueva!
Segundos después, comencé a caminar entre mis compañeros hasta poder llegar a mi nuevo lugar. Era una banca de madera barnizada al natural y me causó curiosidad la forma en que estaba diseñada. Esto era un telebachillerato. ¡Super chido!
—Bien muchachos, vamos a comenzar la clase de hoy. Por favor presten atención a la clase televisada de español. Gómez, por favor apaga las luces.
Las luces se apagaron, corrieron las cortinas y el proyector disparó en la pizarra el video de la clase. ¡Esto era realmente muy ingenioso!
No tenía idea de que así fueran las clases en una preparatoria cómo está. Era como si estuviéramos en el cine, pero de forma más compacta y publica. Además de que el ambiente entre los estudiantes parecía ser genial.
¡Qué lástima que no todo siempre es como lo imaginamos!
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Comments
MALÚ 2834
Que verdad mas grande
2024-03-09
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