Arriesgando todo

Había pasado apenas un mes desde que el cortejo del archiduque Maximiliano había comenzado, cada vez visitaba más seguido a la joven Bernadette y poco a poco ella se fue acostumbrando a su presencia en la mansión de sus abuelos, aun así ella no quería, ni aceptaba el matrimonio, por desgracia a su abuelo poco le importaba lo que ella quería, por esa razón la fiesta de compromiso se adelantó, ya que cada noche se llevaba a cabo la misma e interminable pelea, la joven Bernadette en la cena, siempre se quejaba ante sus abuelos, alegando que no estaba lista para casarse, harto de los lloriqueos de su nieta, Edmundo anuncio que el compromiso se llevaría a cabo en apenas tres días.

Cómo todo estaba sucediendo tan de repente, Alysse y Rena, comenzaron con los preparativos de inmediato, con ayuda de los sirvientes, la mansión se preparaba para recibir a los nobles que celebrarían el gran triunfo del duque Edmundo. Las invitaciones fueron las primeras en ser enviadas, y el menú también había sido seleccionado cuidadosamente para que las familias más importantes pudieran degustar de la comida de la temporada, como Bernadette estaba casi comprometida, el duque permitía a su nieta menor, Camille asistir a los bailes de la sociedad, poco a poco debutaba en los bailes importantes donde conocía hombres casaderos que se interesaban en ella, para variar muy amablemente Maximiliano se había ofrecido a darle una segunda dote para que ella pudiera casarse con un hombre de cuna noble, lo cual alegro mucho a los Winston, pues, de ese modo ambas jóvenes terminarían con buenas familias respetables y sobre todo ricas.

— ¿Qué opinas de las flores? — pregunto Alysse a su nieta mayor con emoción en el rostro, los últimos detalles estaban siendo revisados con mucho cuidado.

— Me da totalmente igual — respondió ella con lágrimas en los ojos.

— Debes cambiar de actitud, eres una Winston para esto se te educo — regaño sutilmente.

— Sería más sencillo si no fuera parte de esta familia, podría ignorar la responsabilidad de casarme para retribuirles toda la ayuda que me dieron — Bernadette alzó un poco la voz, llamando la atención de algunos sirvientes.

— Me duele que te sientas de ese modo, te crie como mi hija, te ame desde el primer momento, lo único que quiero es que seas feliz — Alysse se acercó a ella limpiando las lágrimas que salían por sus ojos.

— Entonces ayúdame a escapar, sálvame de este matrimonio — la miro con desesperación.

— No puedo hacer eso, sería la ruina para ti, para la familia y para tu hermana, apenas sobrevivimos al escándalo de tu madre, lo lamento mucho — sonrió con tristeza antes de irse al salón del té dónde revisaría algunos últimos detalles para el compromiso.

— Entonces lo haré yo misma — Bernadette, susurro para sí misma limpiándose los ojos.

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Cómo aún faltaban un par de días para que el compromiso fuera oficial, la joven comenzó a preparar todo para escapar de su familia, en una bolsa de cuero, empaco pan, queso y algunas frutas, junto con un cántaro de agua.

Al solo contar con un caballo, sin baúles o cofres, a lo mucho solo podría llevar un par de prendas de ropa, por lo cual optó por las más cómodas y las que mejor se adaptaban en la naturaleza, su plan era simple, escapar desde el bosque hasta una pequeña ciudad cerca del reino vecino, donde con suerte conseguiría un empleo que le permitiera vivir bien y de manera simple, le habría gustado tener algo de dinero ahorrado, pero como según su padre y abuelo ella era solo una mujer y no podría hacerse cargo de sus propias finanzas, ellos siempre le proporcionaban lo que necesitaba.

Aunque jamás había escapado, sabía que necesitaba dinero para poder quedarse en algunas posadas o incluso poder rentar una casa a su llegada al pueblo, tomo todas las joyas que el archiduque le envío, con mucho cuidado cosió cada joya por dentro del traje que usaría el día en el que se escaparía de esta manera las joyas estarían seguras en sus ropas y no habría riesgo alguno de perderlas.

— Se lo que estás haciendo — la puerta se abrió rápidamente y de ella su tio Gerard hizo presencia.

— ¿Que haces en mi habitación? — pregunto Bernadette.

— Sobrina, ¿Planeas escapar? — cuestionó Gerard, mirando la bolsa de cuero sobre la cama de la joven.

— Que tonterías dices — contesto ella molesta.

— Te ayudaré — la miro a los ojos.

— ¿Porque? — pregunto.

— Porque yo mismo quise escapar, pero no tuve el valor, que al menos un Winston lo logré — sonrió con tristeza.

— ¿Porque harías algo por mi? — Bernadette quién no era tonta lo miro interrogante, desde que tenía memoria su tío jamás le había dirigido la palabra al menos no por decisión propia.

— Porque quiero que el duque se sienta humillado en su grandiosa fiesta de compromiso, te imaginas la vergüenza — río burlonamente.

— ¿Así que planeas usarme? — Bernadette lo miro ofendida.

— ¿Aceptas o no? — Gerard contesto con otra pregunta, pues mantener una plática con su sobrina no le interesaba en absoluto.

Con los años le había guardado mucho rencor a su padre y ahora que esté, estaba a punto de emparentar con la familia real gracias a Bernadette, supo que era el mejor momento para atacarlo dónde más le dolía, en su orgullo y reputación, además de que está sería una de las mejores venganzas que se le ocurria, después de años de maltratos y humillaciones por parte de Edmundo, quitarle este logro, esto que tanto ansiaba y que no había podido conseguir hasta ahora, le era tan placentero que estaba más que dispuesto a ayudar a su sobrina.