VIAJE A LA MONTAÑA EL OLIMPO

LUNA FLORES

Abrí la puerta. Lo que vi hizo que mi corazón se angustiara, grité tan fuerte. Mi abuela tenia las manos y pies amarrados sujetadas a una viga del techo. Sus alas estaban destrozadas y su piel parecía un papel de blanco. Tenía mordeduras en sus brazos, cuellos y piernas.

— Luna, creo que es hora de irnos. Hay un fuerte olor a vampiro. Anduvieron aquí.— Adrian me tomó la mano y sacó a jalones, mientras yo no paraba de llorar.

Subimos al auto y salimos de ahí. Recordé las palabras de mi abuela el día que falleció mi madre.

— Fueron los Vampiros— les dije a Adrián entre lágrimas.

— Creo que sí, se podía sentir su olor en el aire. Las hadas son presas de los vampiros. Ellos han exterminado a toda tu especie. Seguramente están detrás tuyo.

— Eso me dijo mi abuela. Mi madre sirvió de banquete a esos malditos y mamá humana, fue muerta por ellos y ahora mi abuela.

Miles de pensamientos cruzaban por mi mente mientras veía todo aquel verde de la naturaleza que recubria el suelo.

— Ayúdame Adrián, quiero vengar la muerte de mis madres, de mi abuela y de toda mi especie. Ayúdame por favor.

— No tienes que pedírmelo. Ellos también mataron a mis padres. Su final esta cerca. Solo te voy a decir algo, tú no eres una pobre hada sola y débil, tú eres la mujer del alfa de la manada silvermoon, y serás un hada fuerte, toda hada domina un elemento de la naturaleza. Así mañana partimos a Grecia y empezaremos tu entrenamiento. Si vamos a vengarnos de ellos, tenemos que estar preparados.

— Esta bien.

Me resonó en mi cabeza las palabras de Adrián "Toda hada domina un elemento" ¿Cuál será mi elemento? ¿Agua? ¿aire? ¿fuego? ¿Tierra? Que complicado es todo esto.

— Antes de ir a Grecia. Por favor llévame a mi casa, quiero recoger mis cosas y decirle a la señora que dejaré el cuarto libre.

— Okey. Hoy soy tu chófer, obedezco sus ordenes.

Llegamos a casa. Hablé con la señora de la casa. Recogí mis cosas.

— Yo estoy recogiendo mis cosas y tu no me has pedido que vivamos juntos. Perdón no tomé eso en cuenta.

— Eres mi mujer. Mi casa es tu casa, solo que no vivo solo, vivo con Albert.

— ¿Él escuchó todo lo de anoche?— miré a Adrián.

— No te preocupes, le di el dia libre. Tus gemidos fueron escuchados solo por mi.

Me sentía con todos los colores en la cara. Pero me gustaba esa forma de Adrián.

Llegamos a la casa de Adrián y Albert estaba sentado en la sala. En cuantos nos vio, hizo una reverencia.

ADRIÁN SANTANDER

— Señores. Bienvenidos.

— Albert, voy a adelantar él viaje a Grecia, necesito que te quedes y el tiempo que este afuera tomes mi lugar en la empresa. ¿Crees que puedas?

— Sí mi señor. ¿Presentara a nuestra luna a la manada?

— Sí, pero esta señorita va a empezar su entrenamiento.

— Será demasiado para ella.

— Necesito estar a la altura de Adrián para poder ser de ayuda y no una carga. — Le dijo Luna a Albert.

— Esa es la actitud mi amor.

Le tomé la mano a Luna y la llevé al cuarto.

— Luna el entrenamiento es para volverte fuerte tanto mental como físicamente, también para saber que elemento dominas. En la montañas del Olimpo está mi manada, para ellos serás una líder, ser la mujer del alfa es ser reconocida por ellos como su diosa Luna. Bueno, tu nombre clara bien para tu puesto.

— Solo te pido no me dejes sola.

Abracé a Luna.

— Es hora de irnos a la cama. Hagamos el amor un par de veces— le susurré al oído.

Ella se puso toda colorada, sonrió y me abrazó.

Hicimos el amor varias veces hasta caer agotados. Era como si en la casa solo estuviéramos los dos solo.

— Recuerdame que debo poner aislante en este cuarto.

—¿Aislante?

— Sí. aislante del ruido. Seguramente Albert escucho tus gritos— Ella metió su cara en la almohada— No te preocupes, seguramente al escucharnos salió a dar una vuelta.

— ¿Grité fuerte? Que vergüenza.

— He notado que cuando empiezas a excitarte, tu cuerpo emana un aura roja y tus alas salen unos segundos y luego regresas a la normalidad de ser humano. Estoy creyendo que eres una hada del fuego.

— ¿Fuego? Yo pensé que podría ser una hada de la tierra porque al poner mis pies a la tierra siento es paz.

— Ven aquí, mi hada pervertida. Te amo.

Al día siguiente, nos levantamos. Albert nos tenía listo el desayuno. Él estaba preparado para ir a la empresa y nosotros listos para viajar a Grecia.

— Crees que necesites de Lorem para enviarlo.

— Sí lo voy a necesitar.

— Está bien.

Terminamos de desayunar y nos dirigimos al aeropuerto con destino a Grecia.

Ana se nos presentó antes de subir al avión.

— Así que al final está era tu mate. ¿Valió la pena que tus padres murieran por ella?

— Pensé que tenias dignidad. ¿Me sigues? No creo en las coincidencias.

— Tú querida mate, es muy especial. Pero aunque es especial, realmente esto pura coincidencia.

— Vete.

— Nos volveremos a ver Luna— Ana sonrió.

Le tomé la mano a Luna porque su aura empezaba a salir.

— Cálmate Luna. Recuerda que nos ven.

— Quiero destruirla. La odio. Odio su maldita raza.

La abracé.

— Cálmate. No te vayas a transformar aquí. Somos amigables con los humanos. Eso no se te olvide. Y aquí hay muchos niños que no merecen sufrir por una mala decisión.

Luna se calmó, me abrazó con tanta fuerza que juro me sentía que me podria quebrar las costillas.

Subimos al avión.

— Tu tienes una fuerza increíble, sabias eso.

— No.

— Pronto llegamos.

Ella puso su cabeza en mi hombro. Yo acariciaba su cabello.

Llegamos a Grecia.

Lorem fue a recogernos. Llegamos a las montañas El olimpo.

— Lorem necesito que vayas con Albert. estaré aquí un tiempo. Prepara un fiesta para todos, hoy presento a mi bella luna.

— Esta bien. Preparo la presentación y luego viajo donde Albert.

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