EL DESPERTAR DE AIDEN

ADRIÁN SANTANDER

Después de la muerte de mis padres y vivir en carne propia la pérdida de ellos, mi corazón se llenó de odio hacia todo aquello que no pertenencia a mi manada.

Ha pasado un tiempo, y hoy es la tercera Luna llena, hoy será el día que cumplo mis 18 años y, por lo tanto, el despertar de mi lobo, según decían mis padres.

— Adrian, prepárate para la fiesta de presentación. Tal vez entre los invitados encuentras a tu Luna— decía el beta de mi padre.

—¿Luna? ¿Mi Luna? Mi destinada quedó atrás cuando vine aquí con ustedes, por ella mis padres están muertos. Por querer estar con ella. Esa Luna no me importa.

Me preparé para la fiesta. Vestí un traje negro.

A la luz de la luna de las 12 de la noche, mi lobo despertó, la transformación de mi cuerpo humano a un cuerpo de lobo, duró alrededor de 4 horas. Me sentía agotado. Finalmente despertó Aiden, mi lobo, un lobo de pelaje plateado muy brillante, el color de mis ojos gris azules combinaban perfectamente con mi pelaje.

— Finalmente lo lograste. Eres un digno hijo de tu padre. Tienes que escoger a tu beta y a tu delta, ya nosotros somos viejos y aunque somos fuertes, tu necesitas a unos lobos jóvenes.

— Eso quiere decir que me dejaran solo.

— No. Siempre seremos parte de la manada. Pero cada alfa tiene su propio vínculo con su beta y delta.

— ¿Cómo sabré quienes son?

— Ya lo sabrás. Ahora necesitas descansar y empezamos el entrenamiento a partir de mañana. Ya sabes que este mundo es del más fuerte.

Subí a mi habitación a descansar.

Han pasado 4 años de duro entrenamiento. Tengo a mi beta, Albert, y a mí delta Lorem.

— Hasta aquí terminamos toda la misión encomendado por tu padre antes de morir. Nosotros nos quedamos con la manada como unos ciudadanos más. Ya es hora de regresar y tomar posesión de todo lo que es tuyo. Ya no eres un frágil lobo. Me atrevo a decir que eres el más fuerte— Hablaba el delta de mi papá.

— Lorem tu te quedaras, y estaremos en comunicación. Vendré 1 vez al mes por un semana.

Viajé a mi antiguo hogar con Albert.

Tomaré posesión de la empresa de mi padre como el CEO, es una empresa donde se mueve el poder y quien la posee es el rey de ambos mundos.

— Puedes quedarte en ese cuarto, Albert.

— Esta bien. Muchas gracias.

— No me des las gracias. Tu eres mi amigo y mi mano derecha. Mañana vamos a la empresa. Asi que prepárate.

Llegó el día. Llegamos a la empresa. Tomé posesión de la presidencia. Yo sabía que tarde o temprano los Archer se darían cuenta de mi regreso, sabía que vendrían por mi, pero lo que no sabía es que yo voy por sus cabezas.

Albert es mi asistente personal. Lo primero que hice fue despedir a los que creía que eran espías de los Archer.

— Nos quedamos sin secretaria y sin contador. Además de toda una área completa de la empresa— dijo Albert.

— Contrata gente, tantos que quieren trabajar.

— Está bien.

— Ahí me encontré estos currículos, no lo vi todos, pero puedes llamar y contactarlos a todos. Si vinieron a pedir trabajo me imagino que sienten calificados para trabajar aquí.

Albert empezó a contar los currículos.

— Son 22 currículos. ¿Los contrato a todos?

— Sí y los distribuyes en donde haga falta. Y los mantienes vigilados, si es espía, lo despide inmediatamente.

— Esta bien señor Santander.

— Solo Adrián.

En cuanto salió Albert, empecé a revisar todo los documentos que habían en esa oficina. Mi papá era excepcional, como podía cuidar a su manada y tener una gran empresa, además de su familia.

Albert entró.

— Mañana a las 9 de la mañana se presentan todos los nuevos empleados para firmar en Recursos Humanos.

— Bien. Voy a salir un momento. Puedes regresar a casa si deseas o dar una vuelta por la ciudad.

Salí de la oficina. Conduje mi Ferrari hasta la universidad donde conocí a Luna. Cada vez que pensaba en ella, mi corazón se llenaba de sentimientos buenos y malos. La amaba por ser mi mate pero la odiaba por que la culpaba por la muerte de mis padres, si tan solo ella no hubiese sido la elegida de la diosa, mis padres estarían vivos.

Me voy a volver loco.

Regresé a la casa. Albert estaba cocinando. Cenamos y nos fuimos a descansar.

Al día siguiente, nos levantamos y nos fuimos a la empresa muy de mañana.

A esos de las 9 de las mañana estaba a punto de regresar a la casa, se me había quedado unos documentos. Cuando sentí un aroma que me era muy familiar, inundó todos mis sentidos.

Me detuve a observar a mi alrededor. Ese olor a vainilla, era el olor de Luna. Sin duda alguna, Luna estaba cerca. Ese maldito instinto de querer marcarla surgieron.

Vi a Luna. Sentía que mi mundo se había detenido. Verla de nuevo agitó todos mis sentimientos.

Ella fue a recepción.

Llamé inmediatamente a Albert.

— Dentro de las personas que van a contratar, ¿esta Luna Flores?

– Si.

—¿A que área va?

— Finanzas.

— No la envíes a finanzas, la quiero como mi secretaria.

— Está bien señor.

Fui a casa, tomé los documentos y regresé a la empresa. Tomé el elevador y llegué a mi oficina. Aún el escritorio estaba vacío. Llamé a Albert.

— ¿Dónde estás?

— Estoy en recursos humanos. Estoy con la señorita Luna.