Gritos Ahogados.

La oscuridad de la noche continuaba envolviendo la casa, y Rig se encontraba atrapado en un mar de inquietud y desasosiego. El encuentro con el gato negro en la ventana había dejado una huella profunda en su mente. El maullido melancólico del felino parecía resonar en sus oídos, y la imagen de sus ojos brillantes persistía en su mente, como un recordatorio constante de la ansiedad que no lograba controlar.

Rig intentó convencerse de que el gato había sido una ilusión, una proyección de su estado mental perturbado. Sin embargo, cada intento de razonar con sus miedos parecía ser en vano. La sensación de estar atrapado en una pesadilla interminable persistía, y la opresión en su pecho no hacía más que aumentar. La tranquilidad de la noche se había convertido en una burla cruel frente a su angustia interna.

En un momento de desesperación, Rig decidió levantarse de la cama y caminar por la casa. Esperaba que el movimiento y el cambio de entorno le proporcionaran algún tipo de alivio, aunque sabía que esto probablemente era una ilusión. A medida que recorría los pasillos en la oscuridad, el silencio de la casa parecía ser casi ensordecedor. Cada sonido, por pequeño que fuera, se amplificaba en el silencio abrumador, y Rig se sentía cada vez más aislado.

Mientras caminaba, Rig escuchó un sonido extraño proveniente del fondo de la casa. Era un sonido bajo y ahogado, como si alguien estuviera intentando hablar a través de una pared. El sonido le resultó perturbador, y una oleada de miedo lo envolvió. Se detuvo en seco, intentando identificar la fuente del ruido. El eco del sonido parecía estar en todas partes y en ninguna, creando una sensación de desorientación y paranoia.

Rig se acercó a la fuente del sonido, sus pasos resonando en el suelo vacío. El corazón le latía con fuerza, y la sensación de estar siendo observado se hacía cada vez más intensa. A medida que se acercaba, el sonido se volvía más claro, pero seguía siendo ininteligible. Era como si alguien estuviera tratando de comunicarse, pero las palabras se perdieran en la oscuridad y el silencio.

Al llegar a una habitación cercana, Rig se dio cuenta de que el sonido parecía provenir de detrás de una puerta cerrada. Se quedó frente a la puerta, con la mano temblando mientras intentaba decidir si debía abrirla o no. El sonido ahogado continuaba, y la sensación de miedo se hacía más intensa. Con un esfuerzo considerable, Rig reunió el valor para abrir la puerta lentamente.

La habitación estaba vacía, excepto por una ventana rota que dejaba entrar un poco de luz de la luna. El sonido que había escuchado había cesado de repente, y el silencio que siguió fue aún más inquietante. Rig se acercó a la ventana rota, mirando hacia el exterior en busca de alguna explicación. La noche estaba tranquila, pero la sensación de que algo oscuro y siniestro estaba acechando en las sombras persistía.

El vacío de la habitación parecía amplificar la angustia que Rig sentía. El sonido ahogado había dejado una marca en su mente, y la sensación de desesperación no hacía más que intensificarse. Rig trató de calmarse y de racionalizar la situación, pero el miedo persistía, como una sombra que no podía sacudirse.

Con un sentimiento de derrota, Rig se alejó de la ventana rota y regresó a su habitación. La noche seguía extendiéndose, y la sensación de que estaba atrapado en una pesadilla interminable no se desvanecía. Cada rincón de la casa parecía estar cargado de misterio y terror, y Rig se preguntaba si alguna vez podría encontrar una forma de escapar de su angustia.

Mientras trataba de encontrar un lugar en la cama, Rig sabía que debía enfrentar sus miedos y encontrar una forma de liberarse de la pesadilla que lo acosaba. La sensación de desesperanza se mantenía constante, y Rig se preparaba para enfrentar otra noche en su interminable batalla contra el miedo y la oscuridad.