Despertar en la Oscuridad.

La luz del amanecer se filtraba débilmente a través de las cortinas de la habitación de Rig, pero la sensación de alivio que normalmente traería el nuevo día no se hacía presente. A pesar de la luz, la oscuridad de la noche anterior parecía haberse aferrado a él, como una sombra persistente que no podía sacudirse. Rig se sentía agotado, tanto física como emocionalmente, como si hubiera pasado la noche luchando contra algo intangible y aterrador.

Se levantó de la cama con esfuerzo, sintiendo el peso de la fatiga en cada movimiento. A pesar de que el sol ya había salido, la atmósfera en su habitación seguía cargada de una opresión que no podía explicar. Las sombras de la noche anterior aún parecían tener vida propia, y la sensación de que algo siniestro estaba al acecho no se desvanecía.

Rig se dirigió al baño, tratando de comenzar su día con una rutina normal. La luz del baño era más fuerte, pero no lograba disipar por completo la sensación de inquietud. Mientras se lavaba la cara, se miró en el espejo y notó las ojeras profundas bajo sus ojos. La falta de sueño y el terror constante habían dejado una marca visible en su apariencia. La imagen reflejada parecía un recordatorio constante de la batalla interna que enfrentaba.

Decidió prepararse un desayuno ligero, con la esperanza de que la comida pudiera proporcionarle un mínimo de confort. Sin embargo, cada sonido en la casa parecía amplificado, y el crujido de los platos o el murmullo de los electrodomésticos le resultaban inquietantes. La sensación de que estaba siendo observado persistía, y Rig no podía escapar de la paranoia que lo acosaba.

Mientras comía, Rig intentó concentrarse en algo que pudiera distraerlo de sus pensamientos oscuros. Encendió la radio, esperando que la música pudiera ofrecerle un respiro de la pesadilla que había vivido. Sin embargo, la música parecía mezclarse con el eco de la risa inquietante que había escuchado la noche anterior, creando una disonancia que solo aumentaba su malestar.

El día transcurrió con una lentitud agonizante. En la escuela, Rig luchó por mantener la concentración en sus clases. Los profesores y compañeros parecían distantes, y él se sentía como si estuviera en una burbuja de aislamiento, separado del mundo que lo rodeaba. Los intentos de interactuar con los demás se volvían cada vez más difíciles, y Rig se preguntaba si alguna vez podría recuperar un sentido de normalidad.

A lo largo del día, Rig trató de mantenerse ocupado con tareas y actividades, pero la sensación de desesperanza seguía acechando.

Cada vez que intentaba relajarse, las imágenes de la pesadilla regresaban, y el terror que sentía parecía incesante. La puerta sellada en su habitación se mantenía en su mente como un recordatorio constante de su incapacidad para enfrentar sus miedos.

La tarde se convirtió en noche, y Rig regresó a casa con una sensación de anticipación temerosa. La idea de enfrentar otra noche en la oscuridad lo llenaba de ansiedad, y la esperanza de que el día le proporcionara una solución a sus problemas parecía lejana. A medida que el sol se ponía, la oscuridad regresaba, y Rig se sentía como si estuviera atrapado en un ciclo interminable de terror y desesperación.

Se preparó para la noche, tratando de encontrar algún tipo de consuelo en la rutina. Se arropó en la cama y encendió una lámpara de noche, esperando que la luz tenue pudiera ofrecerle algo de alivio. Sin embargo, a medida que cerraba los ojos, la sensación de estar atrapado en una pesadilla sin fin regresaba con fuerza. Rig sabía que debía enfrentar sus miedos, pero la lucha contra sus propios demonios parecía más difícil que nunca.

La noche se extendió, y Rig se preparó para enfrentar otro capítulo en su batalla contra el terror. Cada sombra en su habitación, cada sonido en la casa, parecía ser un recordatorio constante de la oscuridad que lo rodeaba. La esperanza de encontrar un respiro de su tormento parecía lejana, y Rig se preguntaba si alguna vez lograría escapar de la pesadilla que lo acosaba.