Sombras que se Mueven.

Rig despertó abruptamente, su corazón latiendo frenéticamente. La oscuridad de su habitación parecía aún más implacable después de la pesadilla que acababa de experimentar. La sensación de terror persistía, como si las sombras que había visto en su sueño se hubieran filtrado en el mundo real. Se sentó en la cama, tratando de recuperar el aliento y calmar su ritmo cardíaco, pero la inquietud no se desvanecía.

Las sombras en su habitación se movían de manera extraña, como si estuvieran vivas y se deslizaran por las paredes. Cada rincón de la habitación parecía cobrar vida propia, y Rig no podía evitar la sensación de que algo siniestro estaba presente. Miró alrededor, tratando de discernir entre las sombras y la realidad, pero la línea entre los dos parecía difusa. Las formas oscuras proyectadas en las paredes se transformaban en figuras distorsionadas, amplificando su ansiedad.

Rig intentó encender la luz, pero la lámpara parpadeó y luego se apagó, sumiendo la habitación en una oscuridad aún más profunda. El silencio era abrumador, interrumpido solo por el leve zumbido de la electricidad en el fondo. Cada sonido parecía amplificado, y Rig sintió que cada pequeño crujido o susurro en la casa era una amenaza inminente. La sensación de estar atrapado en una pesadilla que no tenía fin se hacía cada vez más intensa.

A medida que el tiempo avanzaba, Rig trató de convencerse de que todo era una ilusión creada por el estrés y la falta de sueño. Sin embargo, la percepción de las sombras y el terror que sentía eran demasiado reales para ignorarlas. Se levantó de la cama, decidido a enfrentar sus miedos y encontrar una explicación racional para lo que estaba experimentando. Cada paso que daba parecía resonar en el vacío, y la sensación de que estaba siendo observado nunca lo abandonaba.

Caminó por la casa, revisando cada habitación con la esperanza de encontrar una fuente lógica para las sombras que lo atormentaban. La casa estaba en silencio absoluto, y todo parecía estar en su lugar. Sin embargo, la sensación de que algo estaba mal persistía, y Rig no podía sacudirse la sensación de estar en peligro. Las sombras en las paredes de su habitación se habían convertido en una especie de reflejo de su propia angustia interna.

Cuando Rig volvió a su habitación, las sombras parecían haber regresado a su estado normal, como si nunca se hubieran movido. Sin embargo, el miedo persistía, y Rig se preguntaba si había algo en su mente que estaba proyectando sus temores en el mundo real. La lucha por discernir entre la realidad y la ilusión se volvía cada vez más difícil, y Rig sentía que estaba perdiendo el control de su propia percepción.

La noche continuaba su curso, y Rig trató de encontrar consuelo en la rutina. Se arropó de nuevo en la cama, tratando de relajarse, pero la sensación de terror seguía presente. Cada vez que cerraba los ojos, las imágenes de la pesadilla regresaban, y el sueño se convertía en un campo de batalla donde la realidad y la fantasía se mezclaban de manera inquietante. La idea de enfrentar otra noche de terror se volvía casi insoportable.

Rig trató de distraerse, enfocándose en pensamientos positivos y en las cosas que solían alegrarlo. Pensó en sus amigos, en sus pasatiempos y en las cosas que solían hacerlo sentir bien. Sin embargo, el terror de la pesadilla seguía presente, como una sombra que no podía evitar. La noche se prolongaba, y Rig deseaba desesperadamente que el amanecer llegara para traer consigo una sensación de alivio y claridad.