"Ya que están bien ahora, no los molestaré".
Arha ya había sentido la mirada de muerte de la señorita Yao. Si no actuaba con tacto y se iba ahora, temía que la señorita no pudiera contenerse y la atacara, no le tenía miedo pero esta mujer no soportaría ni un solo golpe de ella,.lo más probable es que callera muerta.
Sin embargo, justo cuando estaba a punto de retirarse, una mano suave y ancha la agarró.
Arha se quedó atónita por un momento y se dio la vuelta con incredulidad. El rostro hechizante de Leo le sonreía como si estuviera sosteniendo un cachorro.
Sin embargo, Lucía casi gritó cuando vio esta escena.
¡Leo tomó la iniciativa de sostener la mano de la sirvienta!.
¿Cómo fue esto posible?
Leo era conocido por su actitud fría. A pesar de que solía estar rodeado de hermosas mujeres, nunca las había mirado, menos tomado la iniciativa de tomar la mano de otra persona.
¡¿Cómo era la relación entre ellos dos?!
Lucía apretó los dedos con fuerza, su corazón estaba a punto de estallar de celos.
¡Ella automáticamente pensó que Arha debe haber tomado la iniciativa para seducir a Leo! Esta Arha quería ocupar su puesto como Señora de la Familia Chen, por lo que debe haber usado algún tipo de método despreciable.
Arha volvió en sí y su rostro se sonrojó ligeramente.
¡Leo en realidad estaba haciendo tal cosa frente a tanta gente! Ella no entendía cómo funcionaba su cerebro.
Intentó retirar suavemente la mano, pero la fuerza de Leo era demasiado grande y no podía retirar la mano en absoluto.
Sus dedos huesudos a veces le frotaban el dorso de la mano, ya veces le frotaban suavemente la palma, sin mostrar intención de soltarla.
"¿Qué estás haciendo? Suéltame rápido…” Arha instó a Leo en voz baja con la cara roja.
Después de todo, ella ya había visto los ojos de fuego de Lucia. Si esto continuara, Lucía podría malinterpretarlo aún más y habría demasiados problemas en el futuro.
“¿Por qué debería dejarte ir?” Leo curvó los labios, giró el cuerpo y dijo con una voz que solo ellos dos podían escuchar: "Ruégame, ruégame que te suelte".
Arha frunció los labios y resopló de mala gana.
No importaba lo estúpida que fuera, sabía que rogarle solo lo excitaría más.
“Leo, no es bueno que seas así. Creo que esta chica tampoco se ve muy feliz…”
La cara de Lucia estaba casi verde, pero aún forzó una sonrisa y fingió ser considerada.
"¿Oh? ¿En realidad?" Leo abrió ligeramente sus delgados labios y había un toque de pereza en su fría voz.
Levantó los ojos y miró significativamente su pequeña mano que ya estaba un poco roja por el roce.
Luego, retorció su agarre y entrelazó sus dedos con los de ella.
Esta vez, el corazón de Lucía se hundió y no podía esperar para saltar y alejar las manos fuertemente entrelazadas.
Leo curvó los labios. Cuando levantó la cabeza, vio la cara de Arha que estaba tan sorprendida como un conejo.
Era como un frágil tesoro. Era delicado y lamentable, pero también muy tentador.
Se decidió y dijo en voz baja: “Haz que El mayordomo te prepare café. Arha no lo hará por ti".
A lo largo de toda la conversación, la mirada de Leo se había fijado en Arha. Ni siquiera podía soportar apartar la vista.
Lucia estaba atónita. Sabía que Leo estaba hablando con ella hace un momento.
No pudo evitar mirar a Arha unas cuantas veces más. Esta mujer estaba vestida con sencillez, no había nada espectacular con los rasgos faciales. ¿Qué atrajo exactamente a Leo?
Sin embargo, Leo ya había hablado. Si todavía quisiera dar órdenes a Arha, estaría buscando problemas. No importa cuán poco dispuesta estuviera, solo podía soportarlo.
"Mayordomo Zhang, sírveme un café con leche".
Arha frunció el ceño. Ahora podía ver que Lucia le estaba dificultando deliberadamente las cosas. De lo contrario, ¿por qué cambiaría repentinamente su elección de Panama Red Label Aquamarine a latte?
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