Capitulo 14. Está bien.

Arha lo ayudó a llegar al baño con una mano temblorosa. Luego, se dio la vuelta para irse.

Esa débil voz sonó detrás de su oído, “¿Por qué tienes tanta prisa? Después de que vaya al baño, todavía tienes que ayudarme”.

Arha sintió que su rostro ardía terriblemente. De hecho, tenía que acompañarlo en un asunto tan privado.

Aunque fueron solo unos breves segundos, sintió como si el tiempo pasara muy lentamente. Finalmente, después de una serie de sonidos de salpicaduras, escuchó el sonido del cinturón de un hombre chocando.

"Está bien, ayúdame a volver a acostarme".

Manteniendo su postura fuerte, Arha lo ayudó a llegar al lado de la cama. Cuando miró la hora, de hecho era hora de descansar.

Sin embargo, el problema que hizo que su cuero cabelludo hormigueara aún venía.

¡Solo había una cama en la habitación!

Aunque ahora eran marido y mujer de nombre, Arha todavía no podía aceptar el hecho de que estaban durmiendo juntos.

Además, si fueran a hacer 'esa' cosa...

Sintió que su corazón latía más rápido. Se sentía como si su corazón fuera a estrellarse.

Leo obviamente no notó su mirada avergonzada. Se tumbó en la cama y agitó la mano. “¿Por qué estás parado ahí aturdida otra vez? Sube."

Arha sacudió la cabeza como un tambor. Su mano estaba colocada frente a su pecho y parecía que estaba a punto de morir.

Leo se rió. “No te preocupes, no estoy interesado en un cuerpo plano como el tuyo. Eres mi esposa ahora. Si no dormimos en la misma cama, los demás pensarán que no eres valorado en la familia Chen. ¿Eso no arruinaría la reputación de la familia Chen?”.

Al escuchar sus palabras, Arha bajó lentamente las manos.

Pensándolo bien, tenía sentido. Leo había visto todo tipo de mujeres. Aunque no creía que su figura fuera plana, no creía que hubiera nada que atrajera a Leo.

Con este consuelo, se relajó y se acostó al otro lado de la cama.

Todo lo que había sucedido hoy era demasiado agotador para ella. Sintió la suave manta y el fresco aroma y se quedó dormida muy rápidamente.

Leo quería decir algo más, pero cuando se dio la vuelta, vio el rostro dormido de Arha.

Las comisuras de su boca se curvaron en una sonrisa. No podía soportar tocarla de nuevo.

Por la mañana, un rayo de sol se filtró por la ventana y brilló sobre la manta blanca.

Arha se frotó los ojos perezosamente, pero sintió como si algo suave le presionara en la parte posterior de la cabeza.

La respiración uniforme del hombre estaba dispersa detrás de sus orejas. Volvió la cabeza ligeramente, ese hermoso rostro estaba a centímetros de ella.

Se sonrojó y quiso salir corriendo. No esperaba sentir un objeto duro presionando contra su cuerpo.

¡La cara de Arha se puso roja al instante!.

Aunque había estado soltera durante muchas vidas y nunca antes había tenido relaciones sexuales, lo sabía todo.

Cerró los ojos con fuerza, rogándole al hombre que no se despertara en este momento. De lo contrario, sería demasiado incómodo.

Sin embargo, al segundo siguiente, un golpe en la puerta rompió su fantasía.

"El joven maestro, el doctor Liang y la señorita Lucía Yao están aquí". El mayordomo llamó a la puerta cortésmente y le recordó desde afuera.

"Lo tengo. Diles que esperen”, dijo Leo con voz perezosa. Acababa de despertar.

Como hombre, Leo ya estaba acostumbrado a despertarse asi por la mañana. Sin embargo, al mirar a la mujer en sus brazos, era tan tímida que sus orejas estaban rojas.

No pudo evitar acercarse a ella y bromear: "¿Quieres conocer a mi amigo?".

La atmósfera ambigua la sobresaltó e inmediatamente salió de debajo de la manta.

El complot de Leo tuvo éxito. Sonrió muy orgulloso, “Quiero ir al baño. Ayudame."

Arha se preparó y lo ayudó a levantarse como anoche. La diferencia era que esta mañana, su parte íntima estaba de pie...

Ella volvió la cabeza, temerosa de mirarlo.

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