"INION AN DORCHAIS"

**Abrí los ojos asustada gritando con todas mis fuerzas, Gregory se acercó a mí.

-¡ALICE KYTELER!

- ¿Qué dices?- Pregunto

-¿Quién es Alice Kyteler? Su mirada cambio al instante -¿Te suena conocido el nombre?- pregunte.

- No es el momento que lo sepas, no ahora, no es seguro.

- ¿y de qué se supone que me debes proteger? ¿Híbridos como tú? ¿Vampiros? ¿Brujas? Espera… ¿Hay algo peor? no sé… tal vez ¿Un duende asesino quizá?- Gregory sonrió sutilmente, se acercó a mí y acaricio mi cabello.

-No- dijo finalmente

- ¿No? – pregunte extrañada

- No hay nada que temer, mientras estas aquí estas a salvo, sé que tuviste que pasar por mucho, pero dame tiempo, yo mismo vendré hablar contigo para contarte todo, pero ahora, solo recupérate.

-¿Quieres decir que pase de un encierro para estar en otro?

-Elizabeth…

- Déjame sola por favor.

- Pero…-lo mire y en mi cara reflejaba lo mucho que quería estar sola- Está bien, no hay problema.

¿Quién era esa mujer? Me quede analizando por un momento Ian, Gregory, Alice, Abaddón hasta el día de ayer no conocía ninguno de esos nombres pero ahora rondaban en mi mente y no salían de allí ¿Por qué había cambiado todo en tan solo un día? ¿Híbridos? ¿Vampiros? ¿Brujas? Sin mencionar el extraño parecido que esa mujer tenía conmigo.

- Elizabeth ¿Estás despierta? - Emilie hablaba desde el otro lado de la puerta.

- ¿Emilie eres tú?- pregunte ansiosa.

-Sí, Soy yo. ¿Puedo entrar?- su voz era suave y a decir verdad me alegraba escuchar un tono de voz conocido.

-Sí, pasa.-Emilie entró seguida por Jossete.

- ¿Cómo estás?- me preguntó Emilie

- No estoy segura- respondí confusa

-¿Qué pasa?- preguntó Jossete.

- Pues no sé qué está pasando, al parecer soy la protagonista de una especie de versión de Drácula, sin mencionar que hasta el día de ayer mis papás estaban regañándome, haciéndome rabietas, hoy me han abandonado y no tengo ni la menor idea de dónde están, al parecer tampoco me quieren decir-me sentí desfallecer sobre los brazos de Jossete quien con ternura acariciaba mi cabello mientras me consolaba - Ustedes dos son lo único que me queda en la vida, estoy tan confundida y asustada.

- Elizabeth…

- No Emilie, no lo digas, no digas lo mismo que él, que todo estará bien, que no puedo saber demasiado porque no lo entenderé- Mis amigas me miraron extrañadas y entonces supuse que muy seguramente ellas estarían aún más perdidas que yo.

- Nosotras no sabemos nada de lo que está pasando. Anoche, cuando tú desapareciste.

Tus papas despidieron a toda la servidumbre de la mansión, nos ordenaron que empacáramos nuestras cosas y las tuyas y que nos escondiéramos en el sótano, finalmente vinieron a nosotras, se despidieron como si nunca más los fuésemos a ver, nos dijeron que permaneciéramos ocultas hasta que alguien llegara por nosotras, unas horas después alguien entro en la casa era una mujer, su cabello era rojo fue lo único que pude ver, su presencia era sobrehumana algo atemorizante, recorrió toda la casa, menos el sótano donde estábamos escondidas, al verla tuve miedo de muerte. A la madrugada llego Federico y su hermano Carlos nos trajeron aquí sin entender nada de lo que estaba pasando, cuando llegamos, tú estabas inconsciente, yo cambie tu ropa ensangrentada y limpie tu herida de la pierna. Gregory no quiso mencionar una palabra de lo que te había sucedido, solo se defendió diciendo que él estaba a cargo ahora y que por tu seguridad no podíamos salir de esta casa, hasta que supiéramos que era seguro ¿Qué te ocurrió a noche?- Era obvio que si yo no sabía mucho menos ellas, supuse que la mujer que había entrado en la casa era la misma que me había atacado, pero ¿Por qué? ¿Qué estaba buscando?

- Anoche… quisieron asesinarme- dije

- ¿Qué dices?- preguntó atónita Jossete

Comencé a relatar parte por parte todo lo que me había sucedido. Les hable de Ian, De la extraña visita que había tenido cuando al parecer él había entrado en mi cuarto para dejar una carta donde me rogaba que fuera verlo la noche anterior y sin embargo había faltado a su cita dejándome a la deriva y poniendo mi vida en riesgo. Les hable acerca del sueño que había tenido de Alice Kyteler y el comportamiento extraño de Gregory al haber mencionado su nombre.

-¿Estas segura? No lo sé, Quizá por el terror del momento pudiste ver mal- Preguntó Jossete incrédula.

- Sé que es una locura, créanme si alguien hace dos días me hubiera contado una historia semejante no la hubiera creído, ustedes me conocen y saben lo escéptica que soy. Tú misma dijiste que al ver a ese mujer tuviste un miedo de muerte, no era una mujer cualquiera esa mujer era un monstro con colmillos, un vampiro- Ambas se quedaron en silencio por un momento.

- Yo te creo- dijo Emilie finalmente

-¿En serio?-pregunté

-¿En serio?-pregunto Jossete sarcástica.

- ¿Por qué otra razón los padres de Elizabeth saldrían de una manera tan apresurada? Sabemos de ante mano que el padre de Elizabeth nunca tuvo problemas con nadie, además ellos nos cuidaban tanto que no nos hubieran dejado solas y a la deriva si no fuera por algo realmente peligroso, Jossete, si la vida de Elizabeth no corriera peligro de verdad no estaríamos en esta casa encerradas. No digo que sea tan sencillo de creer que monstros que solo aparecen en las películas estén vagando por ahí y quieran matar a Elizabeth, pero es la única explicación que tenemos desde que llegamos aquí. Y voy ayudarle a averiguar todo lo que necesite y tú deberías hacer lo mismo.

-No es que no te crea, realmente quiero hacerlo pero si alguien quisiera matarte y si tuvieran una fuerza sobre humana como la que cuentas les bastaría solo con derrumbar la puerta y matarnos a todos incluyéndote- expuso Jossete, no podía negar que tenía razón y es que existían un montón de razones para negar todo lo que yo afirmaba, era una locura, pero era cierto y estaba segura de ello.

- Sé que es difícil pedir que creas algo así, pero te hablo en serio cuando te digo que anoche estuve a punto de morir, tú misma lo viste, viste la herida de mi pierna.

- Esta bien- respondió dudosa- Te ayudaré- dijo Jossete finalmente, era lo que necesitaba por ahora su apoyo.

-Yo no puedo salir de este cuarto, pero necesito que busquen pistas aquí en esta casa, libros, fotos, cartas, diarios algo que tenga que ver con Alice Kyteler, Abbadón, Ian Rowling o los tres hermanos con los que estamos aquí encerradas, investiguen sobre los vampiros y los híbridos también.

- Lo haremos, nos veremos esta noche y charlaremos de lo que encontremos- dijo Emilie

Gregory entro a mi habitación con su mirada tranquila y pasiva, permaneció allí un rato nadie dijo una palabra.

-Elizabeth necesita descansar, podrán visitarla más tarde.

-No- Me opuse rotundamente.

-Elizabeth quizás es lo mejor, te visitaremos en la noche- Dijo Jossete para no causar molestias y ambas salieron de la habitación, quedamos solos los dos.

-¿Dónde me puedo bañar?-Pregunté al fin.

-¿Ves esa puerta?- dijo señalándome un extremo de la habitación- Ahí puedes bañarte. En este cuarto esta tú ropa y todas las cosas que necesitas.

-Gracias, ahora si no te importa voy a tomar un baño.

- Sí claro- sin decir nada más volvió a salir, abrí el ropero y me percaté de que mi ropa estaba perfectamente organizada, escogí la sudadera más cómoda y caliente que tenía. Y me dirigí al baño para asearme. Tomando el tiempo de lavar las heridas que tenía por todo mi cuerpo teniendo la esperanza que el dolor disminuyera, me quede observándome en el espejo nuevamente en comparación al día anterior además de los hematomas en las rodillas ahora tenía las marcas de las uñas por todo mi torso y un corte profundo en mi pierna derecha, mi cuerpo era la prueba de que todo lo que había pasado era real.

Al terminar me vestí sin prisa y salí del baño. Cepillando mí cabello con extrema suavidad. Una nota descansaba sobre la cama. Y debajo de ella un libro, Ahí estaba ese olor musk de nuevo.

Perdóneme. Se lo explicaré todo.

Suyo

I.R

¿I.R? ¿Ian Rowling? ¿Había estado aquí mientras me aseaba? ¿Cómo sabía dónde estaba? ¿Cómo había entrado sin qué Gregory se percatara de su presencia? Mi mente quedo en blanco y me senté en la cama mientras admiraba la nota y escondía el libro que venía con ella, la rompí en pedazos para quemarla.

-¿Dónde está ese infeliz?- Gregory entro a la habitación con un golpe en su mandíbula, era la primera vez que se mostraba tan enojado.

- ¿Quién?- Pregunté aun sabiendo a quien se refería ¿Por qué Gregory le tendría tanto desprecio a Ian?

- Ian.

- Estas sangrando, ¿Qué ha pasado?- pregunte sin notar la leve preocupación que había aparecido en mi voz de repente.

- El infeliz me ataco, vino mientras estaba con la guardia baja, pero no volverá a suceder ¿Tu estas bien? ¿Te ha hecho algo?- La herida empezó a sangrar más, corrí por un pañuelo y lo sumergí en agua para ponerlo en la herida y así calmar un poco la sangre- Elizabeth debes saber que no quiero que nada te pase, Jamás me perdonaría algo así, es mi deber con tus padres, debo protegerte- Continúe en silencio mirándolo fijamente y tratando de curar su molestia, me detuvo- ¿Estas escuchándome?

-Sí- dije finalmente- Todo esto es una locura Gregory y la verdad no sé qué esperas de mí, pero si me lo dices te haré caso solo si me prometes que así yo podré ver a mi padres de nuevo- Su mirada era fría y penetrante, como si quisiera decir tantas cosas pero no pudiera hallar las palabras exactas.

-No espero nada más que confianza de parte de ti- dijo finalmente.

- Quiero confiar en ti pero… ¿Cómo confiar en alguien que no me cuenta la verdad?

- Tus papas confían en mí, ¿Eso no te basta?- diciendo esto salió de la habitación. Dejándome en completa soledad una vez más. Saque el libro de su escondite “iníon an dorchadais.” busque por internet su significado, estaba escrito en irlandes “hija de las tinieblas” por Arthur fing. Tenía en mis manos lo que podría ser la revelación de ese secreto en el que estaba metida sin voluntad.

Kilkenny – Irlanda.

Este diario es propiedad de Arthur Fing. Aquí son relatadas todas las vivencias que tuve que experimentar mientras la hija de las tinieblas acabo con mi vida, si el libro está en tus manos asume la responsabilidad y sufre conmigo hasta el final, dedicado a mis más Grandes tesoros F Y C, aquí podrán saber porque nunca tuve el valor de volver a ustedes, espero que algún día puedan perdonarme, Los amo hoy y siempre**.

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