Capítulo 14. Solos

Por suerte Leonardo y compañía no habían tenido ningún contratiempo y llegaron al campamento principal, donde descansaran un día y luego partirían hacia el palacio para llevar a los prisioneros. 

Todos estaban cansados por el viaje, unos optaron por dormir, mientras que Jade solo quería darse un baño. Cerca del campamento se encontraba un lago, ninguno de los hombres de Leonardo iba a ese lugar debido a que era peligroso acercarse, como era la única fuente de agua más cercana, los animales salvajes estaban cerca de ella, aun así Jade quería ir.

A lo lejos Leonardo vio como la chica se adentraba en el bosque, la sigue pues esa es su oportunidad de hablar con ella, no demora en darle alcance.

─Señorita Hilton, ¿Me permite un momento?

La chica lo observa un poco asombrada, no había notado su acercamiento, aun así no detiene su andar.

─Usted dirá… estaba por ir al lago que está por esta zona ─dice seria.

─Ese lugar es un poco peligroso ─Leonardo estaba preocupado, pero Jade lo fulmina con la mirada ─Como sea… Lo que quiero decir, es que vengo a ofrecer mi ayuda… para que pueda culminar su venganza contra el príncipe.

Jade se sorprende al escucharlo, pero algo le hace desconfiar del chico.

─Es su hermano, ¿Por qué quiere ayudarme?

─Bueno… ─el chico se muestra nervioso ─Digamos que entiendo un poco su situación, creo que es de familia… ─suspira con pesar y Jade no entiende nada, pero de pronto Leonardo se detiene, sujeta a Jade, para luego esconderse ─Espera… observa adelante.

Ambos fijaron su mira más adelante, donde se encontraban tres hombres con ropa negra, parecían estarse dirigiendo a algún sitio en específico.

─¿Deberíamos seguirlos? ─preguntó Jade ─Es bastante extraño que las personas entren al bosque.

Leonardo asiente, el pueblo estaba algo lejos del bosque y los pobladores rara vez se adentran en él, pues la mayoría se dedicaba a la agricultura, así que era bastante extraño ver a personas en ese lugar. Ambos los siguieron con sigilo, los tres hombres siguieron caminando hasta llegar donde estaban esperando otros dos hombres, quienes empezaron a hablar entre ellos, todos llevaban espadas en sus cinturas.

─Es imposible… ─dijo Leonardo en voz baja ─Ese es sir Romer, el guardia personal de la emperatriz, ¿Qué estará haciendo aquí?

Jade observó a los cinco hombres, uno de ellos tenía una apariencia diferente, mientras que los otros parecían más como bandidos.

─¿La emperatriz? ¿Su madre…? ¿Acaso será por usted? Tal vez lo quiera ver ─divago un poco la chica.

─Lo dudo… Además, la emperatriz no es mi madre ─Jade quedó atónita, pues no recuerda que la historia mencionara eso ─Aunque eso nadie lo sabe ─le mira con una sonrisa.

La chica no entendía, cómo es que ese chico no era hijo de la emperatriz, además el emperador no tenía concubinas o amantes, así que ¿quién era la madre de Leonardo? Aunque eso explica, porque Alejandro y él eran tan diferentes.

─¿Entonces qué hace aquí? ─se preguntó ella ─Esos hombres no se ven, precisamente como caballeros.

─Será mejor volver…

Antes de poder terminar de hablar, la punta de una espada se encontraba apuntando a su cuello, un hombre los veía de mala gana y hace un gesto para que salgan de su escondite. Ambos levantan las manos y avanzan.

─Jefe ─gritó el hombre ─Aquí hay dos ratas espiando.

Romer ve en su dirección, sorprendiéndose cuando fija su mirada en Leonardo y luego ve a Jade con mucha atención.

─Dejalos ─el hombre lo obedece y este se acerca a la pareja ─Una disculpa Alteza ─dice haciendo una reverencia.

─Sir Romer, ¿Qué hace aquí?

─Su Alteza, el segundo príncipe me hizo una encomienda ─el hombre parecía serio ─Lamento no poder decirle más.

─Entiendo. Solo tengan cuidado, el bosque es peligroso, por eso los seguimos.

─Gracias Alteza, lo tendremos.

Leonardo se gira y tomando de la cintura a Jade, van de regreso, mientras que Romer ve a la chica, suspira pesado, ¿quién diría que ahora tendrían ese tipo de misiones? Una simple chica y lo mandan a él, pues no había mentido en lo de la misión, Alejandro lo había enviado para que capturara a una chica de cabello rosado y ojos rojos, pero le parecía absurdo, más cuando es tan pequeña.

A lo lejos Jade y Leonardo iban de regreso.

─¿Cree en sus palabras? ─le pregunto Jade.

─Creo que dice la verdad, pero no completamente ─responde muy seguro ─Es seguro que esconde algo, lo más probable es que está relacionado contigo.

Jade también pensó lo mismo, podía sentir la mirada del hombre a sus espaldas, era una sensación incómoda, pero algo se le cruzó por la cabeza a la chica, así que le vio con curiosidad.

─¿Puedo preguntar, quien es su madre? ─dijo. Al escucharlo, su ánimo decae un poco y la chica lo nota ─No es necesario que responda, era solo curiosidad.

Leonardo le sonríe, había algo en Jade que le daba paz a su corazón, cuando de pronto, recordó la carta de su madre.

─Lo haré, si usted me contesta algo… ─Jade asiente decidida ─¿Había lobos en la mansión Simón?

La chica se quedó muda, no entendía como el chico sabía de los lobos, pero tampoco era algo tan interesante como saber sobre la madre de Leonardo.

─¿Cómo lo descubrió?

Leonardo le sonríe y a lo lejos puede ver el lago.

─Su olor estaba impregnado en usted. 

Jade se empieza a molestar, porque el chico siempre habla de una forma que ella no entiende, era como esos libros escritos en versos, que tenías que interpretarlos.

─Oiga, ¿Podría una vez, hablar sin enredarme?

Leonardo se ríe alto, era divertido hacer enojar a Jade. El chico se sienta cuando llegan cerca del lago y le extiende la mano a la chica para que también se siente, junto a él. Jade lo hace, no muy convencida.

─Tengo un buen olfato ─le dice una vez, ambos sentados ─Herencia de mi madre, además de mis ojos… ─sonríe un poco incómodo ─Su nombre es Kanao, no es del imperio Kevel.

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